miércoles, 22 de enero de 2014

RAMÓN SANTAELLA - LA TERTULIA EN EL PARQUE



PALABRAS DE LA CIRCUNSTANCIA


LA TERTULIA EN EL PARQUE


Hoy, 22/01/2014, realizaba la caminata acostumbrada de las mañanas, delante de mis pasos, otros más ligeros acompañados de una tertulia interesante, siempre con el mismo motivo, la política; lo bueno y lo malo de la actuación del Gobierno y la actitud crítica, casi demoledora en relación a la acción de las oposiciones y el deber ser de las mismas, según las tres hermosas damas ataviadas con bellos monos multicolores y especialmente maquilladas para el comienzo de la faena diaria.

EN BUSCA DEL ALIMENTO AGOTADO

         El inicio del vals “La danza de las horas”, pone de manifiesto una llamada al celular de una de las caminantes, tal vez, la de más edad, Mercedes, quien, con la rapidez de un súper pluma baja el cierre de uno de los bolsillos del mono, extrae su blackberry de color verde perico  y contesta: ¡Aló!, ¡Sí!, ¡Sí, soy yo!, ¿Qué pasa?, ¿Por qué tanto misterio?, ¡Ah, sí!, ¡No puede ser!, espera un momento, ¡Rebeca!, disculpa, tienes un trozo de papel y bolígrafo que debo anotar una dirección, ¡Gracias!, se lleva de nuevo el blackberry a una de las orejas y expresa: ¡Aló!, ¡Sí, dime!, (escribe algo en el papel que le ha pasado Rebeca), ¡Gracias!, te lo agradezco mucho porque los niños ya no tenían y traté de engañarlos con la de soya, pero no pude lograrlo, la rechazaron por el sabor tan desagradable que tiene.

¡LLEGÓ LECHE AL ABASTO!

         ¡Muchachas!, llama emocionada a sus dos compañeras que se han alejado un poco, les tengo una noticia cheverísima; al momento de alcanzarlas para informarles que ha llegado leche al pequeño abasto de la urbanización cuyo nombre logró inscribir en dicho papel, suenan los celulares de Rebeca y Flor, ambas toman sus celulares y al unísono responden: ¡Aló!, ¡Sí!.

Te lo agradezco un mundo mi amor, responde Flor a quien la llama, no sabes cuanta alegría, ya me voy a la casa, me cambio el mono y salgo para allá.

        
ESTÁN VENDIENDO 4 LITROS DE
ACEITE POR PERSONA

A Flor la ha llamado una comadre para notificarle que llegaron unas cajas de aceite de comer al súper-mercado “La Auyama”, a base de girasol y están vendiendo 4 litros por persona; mientras tanto, a Rebeca la han llamado para informarle que en “El Central Manténgase de pie”, ha llegado harina “La Arepa” y venden hasta siete kilos por persona.

         Las tres señoras no caben de contentas y como los tres mosqueteros, sin D’ Artagnán, celebran las informaciones recibidas y según expresan, no les importará hacer la cola del tamaño que sea, siempre y cuando haya compensación con los alimentos requeridos.

         Al instante, Carmen, una de sus vecinas, pasa por el lugar y expresa: ¡Niñas!, ¿qué celebran y no invitan a los demás?

         Casi a coro, las tres amigas responden: ¡Sí lo deseas!, te invitamos, así somos cuatro y luego nos repartimos los productos. ¡Sabes!, responde Mercedes: nos han llamado para informarnos que llegó aceite, harina y leche, de manera que si nos ponemos las pilas, adquirimos esos productos y los compartimos, según carga familiar, ¿Qué les parece?, todas, menos Carmen, responden estar de acuerdo.

PARA CARMEN ESE REPARTO FOMENTA EL
DESABASTECIMIENNTO

         Flor llama la atención de Carmen y pregunta por qué no está de acuerdo y ella responde: No es que no esté de acuerdo, es que me parece que mientras vendan 7 kilos de harina por persona, habrá razón para el desabastecimiento y luego, quieren resolver la situación, criticando al Gobierno como si fuese culpable de todo cuanto ocurre en este país.

¿TE MANDARON O VINISTE POR TU CUENTA?
¡
         Oído lo expresado por Carmen, interviene Rebeca y expone: ¡Amiga!, no sé si te mandaron o viniste por tu cuenta pero, te voy a decir algo: la gente compra por 7 kilos de harina, por dos razones, primera, porque son ofrecidos por los encargados de distribuir la venta, porque si ofrecieran un kilo, tendríamos que hacer el mismo o tal vez, mayor esfuerzo y las colas serían de días, si quisiéramos tratar de resolver las penalidades de la familia; además, yo supongo que a dichos propietarios no les gusta ver esas inmensas colas que se forman en sus locales, prefiriendo salir rápido del producto, supuestamente y que regulado, porque eso no les produce la ganancia requerida.

EN QUÉ SE HA CONVERTIDO LO QUE NOS
QUEDA DE PAÍS

Segunda razón, para que te duela más: Tenemos que saltar de auto-mercado en auto-mercado para adquirir productos de primera necesidad porque entre otras cosas, poseemos familia y por ella estamos obligadas a realizar esas inmensas colas y permanecer calladas para no tener problemas con los vigilantes y los que hacen cola por disfrutar de este “mar de felicidad” en que han convertido a lo que nos queda de país. En conclusión: hay desabastecimiento. ¡Entiendes!, hay desabastecimiento.

¿Quieres conocer otra razón?, porque nos han estado elevando a la categoría de pueblo masoquista, al punto que si la venta de un determinado producto, no incentiva la formación de una larga cola, no lo adquirimos. Como verás, eso no lo soportamos.

Carmen que había permanecido callada, oyendo a Rebeca, expresa, ¡Caramba!, amiga, no es para tanto, además, me parece que estás exagerando con eso de que nos están haciendo masoquistas; está bien lo otro pero, no esto.

AHORA A LA GENTE LE GUSTA HACER LAS COLAS

¡Mire!, amiga, le voy a decir algo, hace dos días estuve en el súper-mercado y me llamó la atención que dentro del mismo se estaba formando una inmensa cola para adquirir tres paquetes de pasta regulada de una marca poco conocida, por supuesto, atendida eficazmente por tres empleados del mencionado súper-mercado, pero, aproximadamente a 20 metros de donde se despachaba dicha pasta, había una cantidad estimada de paquetes de otra pasta, igualmente regulada, de una marca más conocida por su calidad y no vi a persona alguna, interesada en ellos. ¿Qué pudiera significar eso?, que solo adquirimos productos de primera necesidad, si nos permiten hacer grandes colas.

La amiga Carmen replica: Sí pero, no olvides Rebequita que ya no vivimos en un país capitalista, sino socialista y al Gobierno le interesa que se hagan esas colas, no porque no haya abastecimiento, sino para que la gente socialice, nos conozcamos unos y otros, y logremos entender mejor el socialismo.

¡SÍ, LUIS!

¡Sí Luis!, responde Mercedes, ponte a creer, porque eso no lo entiende nadie; además, fíjate que desde que el Presidente creó la misión “perro callejero”, lo único que encontramos en los anaqueles, donde se exponían los paquetes de harina “la Arepa”, aceite comestible, leche, papel toalé y otros, ahora son para exhibir comida para perros que dicho sea de paso, ha subido de precio como pocos productos de la dieta diaria.

Por favor, interviene Flor, dejémonos de tanta habladuría que cuando lleguemos a los benditos súper-mercados, no encontraremos nada y ¿Quien aguanta a esos muchachos queriendo comer a diario?                 


RAMÓN SANTAELLA YEGRE
22 de enero del 2014

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