domingo, 25 de enero de 2015

SIN DIGNIDAD SERIA IMPOSIBLE DEBATIR, Y EN VENECUBA NO EXISTE



SIN DIGNIDAD SERIA IMPOSIBLE DEBATIR,
Y EN VENECUBA NO EXISTE
Rómulo Lares Sánchez

La MUD existe. Este es un hecho público, notorio y comunicacional, así como la responsabilidad directa e intelectual de todos sus miembros en la tragedia de magnitud de holocausto del siglo XXI, definida como tal a partir del balance de los crímenes contra la humanidad y de lesa patria por los que deben responder quienes adoptaron la participación y promoción de un engaño, una traición total a los valores fundamentales de la nacionalidad venezolana y de la denominada humanidad en la cultura occidental judeo-cristiana, negociando la ocupación extranjera, tomando de manera arbitraria y vil la vía del reconocimiento de un régimen, el colaboracionismo que destruyó Venezuela usurpando la representación y administración de un nuevo Estado: VENECUBA.

Delincuentes pervertidos de tal calaña nunca podrían ser reconocidos ni legitimados como interlocutores válidos para negociar el restablecimiento de la República de Venezuela, en razón de su incapacidad innata y manifiesta para debatir y adicionalmente, por su condición de traidores, colaboracionistas y actores principales en la pantomima de “Estado”, sin embargo, esto sería lo que harían quienes los promueven, como el caso reciente del Profesor Agustín Blanco Muñoz, Coordinador de la Cátedra Pio Tamayo, cuando “responde” al sucesor del ex presidente del baseball profesional venezolano en una tónica celebratoria. Ver: http://historiactual.blogspot.com/2015/01/respuesta-chuo-torrealba.html
Pero adicionalmente, tal respuesta confundiría a Don Antero, a Sancho y al colectivo que busca en estos personajes tradicionales explicaciones a los sinsentidos que habrían caracterizado la denominada historia de la política nacional, aunque a partir de 1999 no podríamos hablar sino del crimen organizado transnacional.

Pero, ¿acaso el problema es del socialismo, o del modelo económico productivo?

Repetimos: no se puede académicamente ni de forma práctica asimilar y promover el crimen organizado como ideología política nacional o de Estado. Esto no es académico ni mucho menos serio cuando se dispone de toda la evidencia que lo confirma.

El problema no es generado por un régimen policial-militar-civil que mantendría un estado todopoderoso alejado del derecho, sino por la evidencia de las consecuencias del colaboracionismo en la usurpación de las instituciones que determina un estado terrorista asociado violador sistemático de la larga lista de los Derechos Humanos, promotor directo de otros estados forajidos, de la subversión y de la industria del narcotráfico a escala planetaria que promueve de manera directa su legitimación, responsable del asesinato de más de 250 mil personas a partir de 1999, 46 mil durante los años 2013 y 2014, mostrando una impunidad superior al 95%.

Las evidencias del engaño, del  fraude institucional que transformó Venezuela en otro estado que la Cátedra Pío Tamayo bautizo acertadamente VENECUBA, habría determinado que un eminente cardenal venezolano a cargo de la Secretaria del Estado Vaticano, difunto, Rosalio Castillo Lara, al retornar a su patria jubilado, hubiese calificado esta opereta como “pantomima”.

La estrategia central de la “pantomima” estaría en el Poder Electoral, para generar y sostener argumentos tales como la ilusión de la “compra de mayorías”, la que sostenida como tesis determinaría al final la legitimación del voto, cuando la realidad demostrada e incontrovertible seria: que el voto no refleja siquiera aproximadamente la voluntad de los sufragantes, “comprada” o auténtica.

Y es que la data publica de Venezuela, de la nacionalidad, social, laboral, del sistema de salud, de la identificación, de los registros y notarias, financiera, gremial, sindical, de la producción, del consumo, del comercio nacional e internacional, etc. ha sido sistemáticamente modificada para construir sobre ella las “pantomimas” institucionales de VENECUBA, como la referida del Sistema Electoral voto-CNE, sus registros de electores y de organizaciones políticas así como los resultados de las diversas consultas electorales, a partir de las cuales resultaría ingenuo, para no calificar de estúpida la ignorancia manifiesta con la que se expresan las más diversas opiniones “autorizadas” diseñadas y planificadas por el régimen, que serian las únicas recogidas y difundidas por los medios de comunicación e instituciones.

Entre las estrategias estaría la eternamente comprobada efectividad de la “polarización”, que los burócratas importados por la Habana también administran exitosamente ayudados por la ignorancia de nuestros académicos y la perversidad de nuestra inteligencia. La polarización fabricada por los medios y las instituciones nacionales sólo pretendería esconder la existencia de minorías que conforman una muy amplia mayoría democrática subyacente, asfixiada por el terror y enterrada por la censura y la autocensura generalizadas y distinta por completo de las “oposiciones” y del “oficialismo”.

Ese terror sembrado por las estadísticas referidas cuya responsabilidad es principalmente del Estado, se extiende a la exclusividad cuando es terrorista como en el caso de VENECUBA, pero pretende disimularse con la magnificación de las consecuencias de las tensiones sociales y la marginalidad, ambas administradas a su vez por el propio régimen.

El diseño de la institución electoral ha permitido a partir de 1999, como ha sido ampliamente demostrado una y otra vez, que las “oposiciones” puedan ganar elecciones al “régimen” porque representan ambas el régimen, porque son el régimen, como las dos caras de la misma moneda y según su conveniencia.

Bien lejos estarían las vejaciones que aceptamos dócilmente los venecubanos; entre ellas la referidas colas para “beneficiarse” de los diversos programas “sociales”, al compararlas con la tragedia de rango de Holocausto del siglo XXI en desarrollo a partir de 1999.

Una emigración jamás conocida, disfrazando a la población desplazada que, entre 2005 y 2013, exhibiría alrededor de 1 millón de profesionales universitarios, 50% con maestrías y doctorados. Aparte de las escandalosas condiciones de los “negocios” de corporaciones multinacionales y del Estado, que no pueden sino denominarse saqueos, cuyas naciones de origen ignoran la tragedia referida pero sin embargo, promueven la inmigración expedita a sus territorios de estos calificados profesionales.

Esta sería la historia actual: el holocausto en tierras de América en el siglo XXI que tiene por anfitriona a las del Libertador Bolívar.

Ese colectivo-pueblo no puede sino estar cada vez más confundido. En adición a la política del terror que ha sido instalada en el alma de los venecubanos, pretenderían los intelectuales ofrecer luces que más bien enceguecen, neutralizan y anulan la capacidad de organización colectiva, así como cualquier reacción.

La vía para establecer el Estado de Derecho y restablecer Venezuela exige seriedad porque es indispensable primero, adoptar la dignidad. El desprecio por los traidores colaboracionistas. El desconocimiento de todas las instituciones usurpadas, tanto por el régimen como por sus “oposiciones”. Si no ignorándolas, comprendiendo y explicando su naturaleza; tratándolas como tales.

Sólo después sería posible atraer la atención del colectivo y a su vez la de la comunidad internacional. La primera sumergida en la política del terror referida y distraída en la solución de los problemas cotidianos inventados por el régimen, mientras que la segunda, preocupada por su futuro, luce capaz tan sólo de mirarse sus propios ombligos.

Baste la observación de la reacción colectiva francesa luego de las recientes acciones terroristas en Paris, que habrían permitido a los medios pasar de manera automática a la posición de protagonistas, presentándolas como novedad frente a las circunstancias locales y globales en ebullición más o menos “olvidadas”. Mientras que esos mismos medios que en Paris cerraron sus puertas al público toda la semana como medida de protesta-solidaridad, callan sistemáticamente las atrocidades en desarrollo en otros continentes, como el referido escándalo del holocausto en marcha en VENECUBA.


Paris, 17ENERO2015











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