De ser cierta la malignidad,
habría que reescribir la oncología…
Cualquiera que sea
el cáncer que el Presidente dice tener, es uno excéntrico, vale decir, una
neoplasia salida de tono. ¿Por arte de qué ha estado Fidel en el poder por más
de cincuenta años? Pues bien, gracias a la zancadilla, el miriñaque y el
embuste. ¿Será que todo es una pantomima fraguada en la sala situacional que le
ha encontrado mil patologías al anciano y una peculiar al Presidente, nunca
conocidas? De ser cierta la malignidad, habría que reescribir la oncología y el
comportamiento de los sarcomas; hago pues, un ejercicio de incredulidad.
Me
enseñaron que en vida propia y medicina hay que desconfiar de todo y todos.
¡Hasta de las propias trampas! Se rapó la cabeza sin dar tiempo a la
quimioterapia. Esteroides adrede para hincharlo. ¿Cómo entender un sarcoma con
metástasis ósea, hepáticas y en otros sitios sea indulgente con el paciente a
pesar de seguidos y reiterados errores terapéuticos? Y qué tal que bajo la
cayapa impuesta por el Santo Cristo de la Grita, José Gregorio, ánimas de la
sabana y embrujo de babalaos ocurra el... ¡milagro! No saldría hasta el 2040...
No se le nota…
Algunos ocupan precioso tiempo discutiendo boberías. ¿Cuántas veces operado,
transfundido, ofendido con quimio y radioterapia, morfina y fentanil y no se le
nota ni en la voz ni en el talante? Pero seguimos cantando victoria mientras él
se esconde para renacer de sus cenizas. ¡Harto dinero para comprar conciencias!
En años de ejercicio lidiando con enfermos de toda laya nunca vimos arrastrarse
así una neoplasia, tan atípica, alimentada por el G2 cubano y por la mente
desesperada de opositores cegados por la rabia y la impotencia.
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