domingo, 11 de septiembre de 2016

LA TOMA DE CARACAS



LA TOMA DE CARACAS
Miguel Aponte


Prohibieron vuelos privados y comerciales, prohibieron los drones, impidieron la visita de periodistas internacionales, apresaron dirigentes políticos, trasladaron aquellos que ya tenían ilegalmente casa por cárcel, bloquearon las entradas a Caracas, allanaron hogares, acusaron de golpe a otros gobiernos.

Hicieron lo único que saben hacer bien, el mal; en todas sus formas: prohibir, impedir, apresar, bloquear, allanar, acusar, amenazar, aterrorizar, reprimir, mentir.

Conductas aburridamente predecibles, criminales y antidemocráticas, inútiles e incluso estúpidas, que no hacen sino empeorar su propia situación.

Todo para evitar lo inevitable: su propia caída. Tienen ante sí una olla hirviendo y pretenden controlarla ¡tapándola! ¿Cómo tanta torpeza? Hasta aquí los trajo su “revolución bonita.” La tragedia del régimen chavista es que todo les sale mal; y es que incluso el mal que hacen tan bien no puede sino salir mal. ¿O no? Se trata de la desgracia que pisa los talones de quienes ya no pueden dar un sólo movimiento en positivo. No tienen otro “proyecto” que no sea justificarse.

Desde Chávez se especializaron, recordemos, en inventar enemigos para justificar sus propios errores y esta actitud selló desde el principio el fracaso que ahora los aplasta.

La paradoja del embustero es complicada, porque creyéndose sus propios “fantasmas”, a la vez éstos devienen “más reales que lo real” y a la postre determinan sus acciones sin que ni por un segundo pueda evitarlo. Tampoco en su fracaso es original el chavismo.

Están así atrapados, sometidos, psicotizados, alienados, esclavos de sus propios engaños que, a su vez, son consecuencia directa de la peor herencia filosófica y política de Occidente: la creencia en sistemas positivistas, reductivos, que prometen algo que nada ni nadie puede ni podrá hacer por usted o por mí: garantizar la felicidad y el desarrollo de una vida que tenga sentido de ser vivida y que solo es posible aspirar en libertad. Pero no tiene caso: estos no aprenderán.

04 septiembre 2016

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