domingo, 11 de junio de 2017
LA INEFICACIA DEL ANTICOMUNISMO EN LA REBELIÓN
Rene Magritte
El falso espejo
LA
INEFICACIA DEL ANTICOMUNISMO
EN LA
REBELIÓN
Carlos
Hermoso
La circunstancia venezolana resume esa combinación propia
del teatro griego, tragedia y heroicidad. Lo que da para muchas cosas. De eso
se vale el gobierno para mentir de la manera más descarada, en medio de un
cerco mediático muy propio de las dictaduras. Es que día a día se presentan
episodios difíciles de ser soslayados. Bien porque se trata de eventos
inéditos. Bien porque la lucha da pie para que aparezca uno que otro acto de
valentía inédita en su forma individual o colectiva. Sin embargo, en medio del
barullo armado por la rebelión democrática, se afianza la disposición de la
gente de salir del régimen. Ambiente que permite elevar la conciencia, sobre
todo para dibujar un mundo mejor. Sin embargo, no faltan los vacilantes y
quienes aprovechan para tergiversar muchas cosas del presente para cuidarse su
futuro.
No puede, por tanto, faltar el anticomunismo. De manera
exprofeso, uno que otro intelectual burgués aprovecha la circunstancia para
meter la cuña anticomunista. Al punto de que tiende a ser virulenta la cosa.
Eso preocupa, aunque es natural. Preocupa ya que siembra temor entre quienes se
identifican con esa perspectiva. Le resta fuerza al movimiento. Confunde. Tumba
puentes en vez de construirlos hacia aquellos sectores descontentos del
chavismo que creyeron en algo la fraseología de marras. Identifican la
alternativa frente al revisionismo chavista con posiciones fascistas.
Sectarias. Anticomunistas pues. Luego, se aleja.
Parecen conjugarse ignorancia en relación con el concepto
del socialismo y el comunismo, con la clara supina intención de atacar el
comunismo. Dando como resultado las más absurdas ideas acerca de su
"realización" en Venezuela.
De allí que terminan por favorecer al régimen. Saben que nada
tiene de socialista el chavismo. Menos de comunista. Que siempre han estado
interesados en que sean así tildados. Ubiquemos que el revisionismo es apenas
de palabra socialista. De hecho es capitalista. Pero, habida cuenta de que la
palabra socialismo supone una idea de justicia e igualdad, lo que es una
aspiración natural de la gente, saben de su eficacia política.
Mientras, realizaron la política que demanda el capital
financiero, al punto de darle rango constitucional a aspiraciones como el igual
trato a los capitales establecido en el artículo 301 de la bolivariana. Qué
decir de los artículos que fuerzan al equilibrio fiscal mediante deuda pública.
Así, todo el capítulo II de la constitución forma parte de tales demandas de la
oligarquía. Más nítido todavía resultan los acuerdos de doble tributación que
eliminan el principio de territorialidad para el pago de impuestos, dizque para
estimular la inversión extranjera.
La política económica es clarísimamente liberal como para
llamarlo comunista. Eso de los controles y las expropiaciones no son contrarias
a los principios liberales. En el primer caso, apenas son medidas que
garantizan la demanda para el producto importado y derruyen el aparato
productivo interno para dar cabida al importado. Igual sucede con las
expropiaciones sólo que se agrega que termina siendo un mecanismo de chantaje a
los productores. Pero nada de eso es comunismo ni socialismo.
Suponemos que la eficacia política puede ser
cuantificada. Se habrán percatado que el anticomunismo no rinde lo que esperan.
Sin embargo, parece realizarse el cuento acerca de la naturaleza del alacrán. A
lo cual debemos sumar que para la reacción nunca es malo el combate al
comunismo, sobre todo en situaciones de crisis revolucionaria como la que
vivimos.
Vale recordar, en medio de esta atención dos episodios
históricos de magnitud mundial. En la guerra civil española ─que representa a
nuestro juicio un hecho histórico cuyo desborde de pasiones es expresión de ese
espíritu español que tanto incidió en el nuestro, el latinoamericano─ se resume
una expresión de lo que queremos evidenciar.
Para aprovechar darle por mampuesto al comunismo,
ingleses, franceses, entre otros, se hacen la vista gorda ante el golpe de
estado franquista. Igual hicieron en el más grande episodio del siglo XX, la
segunda gran guerra. Esperaron hasta el último momento a que los nazis llegaran
a Moscú. Luego, ante la contraofensiva soviética se apresuran a llegar a
Berlín. El reparto del mundo era un tanto más primitivo. Menos sofisticado. A fin
de cuentas, preferían que los nazis destruyeran el régimen soviético para ellos
sacarlos luego. Por eso tantas vidas les costó a la Urss esta guerra a la
espera del segundo frente.
Por supuesto, hacen gala los anticomunistas de todo el
andamiaje axiomático del pensamiento económico más reaccionario, mismo que ya
comienza a girar en la búsqueda de nuevos relatos habida cuenta del camino que
comienza a transitar buena parte del mundo capitalista. Ahora es China el
principal defensor del libre mercado. Mientras, Trump reivindica la protección.
Circunstancia que conduce a que deban de hacer esfuerzos
en aras de nuevos discursos apologéticos en favor del capital y el proceso de
acumulación. Se hace creativo el pensamiento económico en favor del capital
estadounidense. Los nuestros deberán esperar el mensaje desde los centros del
poder mundial a ver cómo se acoplan.
En buena medida eso explica que quienes hacen más gala de
anticomunismo, por cierto, son muchos de quienes transitaron algo de ese
camino. Transfugas les dicen. O renegados. Van juntos. Son los primeros en
asimilar los nuevos discursos. Se convierten en los más furibundos defensores
de las nuevas ideas, siempre dentro del anticomunismo.
Son tiempos de unidad para dirigir nuestros más caros
esfuerzos para alcanzar la meta de salir del chavismo. El dilema está en que,
en medio de la demanda unitaria, no podemos dejar pasar un aspecto de la
política que frena su construcción. Que por el contrario, la mina. La unidad y
la firmeza en los principios son la garantía para alcanzar el objetivo de la
rebelión democrática.
Asimismo, pintar un futuro mejor supone develar a quienes
buscan llevarnos por el camino de los griegos y sus tragedias y no precisamente
las de Esquilo. Esos que se esconden tras el anticomunismo para presentar la
dogmática liberal como alternativa.
Millones de venezolanos nos hemos sumado a la rebelión.
Millones nos hemos sumado también en la lucha por un mundo mejor. Con más
democracia y amplitud, donde sean respetados los derechos humanos y el
desarrollo nacional. Por estar el anticomunismo detrás de las políticas
antinacionales, poca cabida tienen en la rebelión.
Carlos Hermoso
5 de junio de 2017
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