Fabio Fuenmayor
Hoy he sido informado que BADAN, prácticamente la única institución que expende analgésicos de manera masiva para los tratamientos que yo prescribo, está en la lona. Me imagino que empezarán a ocupar los anaqueles de sus centros de atención al público con estatuillas de José Gregorio y otras imágenes fabricadas diestramente en china, las cuales costarán una fortuna a más de un millar de bolívares por dólar, a menos que a un bolichico le entreguen divisas a 10 y las revenda a 200 para importar: imágenes santorales de primera necesidad. A esos desgraciados enchufados, les sugiero que importen Biblias y ediciones de El Corán, porque no solo a los católicos y a los santeros les da cáncer.
No gozo del cinismo de Héctor Rodríguez, ni de la desvergüenza de Pedro Carreño y mucho menos del espíritu demoníaco de Diosdado Cabello, para decirle a mis pacientes, mirándolos a los ojos, que no solamente se van a morir de cáncer, sino que además lo harán en medio del sufrimiento de terribles dolores, que si bien en condiciones normales son difíciles de tratar, hoy en día por culpa del delincuente de la república, Nicolás Maduro, ni siquiera van a poder ser tratados.
Es muy difícil compartir día a día el deterioro, el sufrimiento y las complicaciones clínicas de un enfermo crónico; pero eso lo escogí yo, para eso llevo más de 30 años formándome y lo sigo haciendo. Lo que resulta inaceptable es presenciar ese mismo deterioro con las manos amarradas por un gobierno que les quitó a los enfermos desde la aspirina y los pañales hasta la morfina y las bombas de infusión. Cuando el delincuente trastabilliario de Chávez, llegó al poder, una ampolla de morfina costaba BsF: 0,0005, hoy: no existe, y si le decían a uno que algún día no tendría papel de baño se respondía “¡No vale! Yo no creo”.
Pero todo se acabó. Ya no hay nada que enviar a Fórmulas Magistrales, ya no quedan blísters vencidos en las gavetas, y ya es un crimen y una desvergüenza poner a los familiares a, literalmente, recorrer el país en busca de las sobras que se hallan colocadas a buen resguardo para no ser consumidas por el dolor de una enfermedad a la cual tampoco se le da cura.
La única esperanza que queda es que en medio de esta mortandad, en donde la mala muerte de cada venezolano está la muerte de un pedazo del país, llegue el ímpetu y la conciencia de la realidad de que es necesario no solamente salir de estas lacras que son Nicolás y sus compinches, sino de entender que quienes siguieron a la maldición que representó Chávez fueron los culpables y que ellos mismos están llamados a hacer renacer de sus cenizas esta nación mientras de manera individual cada uno muere con un pedazo de país. 20 julio 2018
Dr. Fabio Fuenmayor Valladares
Médico especialista
No hay comentarios:
Publicar un comentario