martes, 1 de febrero de 2011

MANUEL RODRÍGUEZ MENA - LA TRAMPA CONTRA VENEZUELA CON MERCOSUR

ALERTA A LOS DIPUTADOS VENEZOLANOS DE OPOSICIÓN
Y A LOS SENADORES PARAGUAYOS DE OPOSICIÓN

Hugo Chávez ha venido insistiendo en la incorporación “de Venezuela” al MERCOSUR.


Para lograr tal cosa ha echado mano al cuantioso acervo de miles de millones de dólares de los venezolanos y a su diversificado arsenal de ardides, reforzado con el pesado paquete de argucias aportado por su sostén castrista.

La situación actual es la de que la mayoría democrática del Senado paraguayo mantiene cerrada oposición al ingreso al Mercosur, no de Venezuela –que según veremos después padece de una economía tan deteriorada que en realidad no podría incorporarse efectivamente a ningún acuerdo de integración--, sino de la Revolución Castrochavista, engendro de subversión contrademocrática y militarismo totalitario dirigida por los hermanos Castro con la subdirección ejecutiva de Hugo Chávez. 


Uno de los socios políticos y de negocios de Hugo Chávez  (Fernando Lugo, en estos momentos presidente de Paraguay) y un simpatizante castrochavista (el gobernador paraguayo Carlos Amarilla), idearon una maniobra  que éste último anunció en los siguientes términos: “Voy a proponer a mi partido         (el gobernante partido Liberal) pedir un pronunciamiento al nuevo Congreso venezolano sobre la solicitud de adhesión plena de Venezuela al MERCOSUR, pendiente de ratificación únicamente en el Legislativo de Paraguay, para que la decisión que vaya a tomar el Paraguay esté respaldada por la mayoría absoluta de los representantes genuinos del pueblo de ese país”.

Por su parte Fernando Lugo está moviendo sus propias piezas por otro recodo, según el diario paraguayo ABC, que en su editorial del  miércoles 19.01.2011, advirtió de una supuesta negociación entre sectores de oposición y del gobierno de Fernando Lugo, que permitiría el ingreso de Venezuela al Mercosur.

 Con el título "¿Qué precio tiene el ingreso de Chávez al Mercosur?", el diario señala que "tal es la insistencia y la presión a los miembros del Congreso sobre el ya muy cansador tema de accederle el ingreso de Hugo Chávez al Mercosur, que hay que inferir que los precios que se ofrecen de soborno, así como los costos que el pueblo paraguayo va a tener que pagar si ese plan se lleva adelante, van a ser muy altos".

Explica el editorial que uno de los integrantes de la terna elevada al Poder Ejecutivo para cubrir la vacante en el Ministerio Público, Germán Torres, sería nombrado por Lugo a cambio de que los parlamentarios colorados (oposición) voten "por la admisión de Hugo Chávez".

 Sostiene que "el origen de la tramposa terna es una maniobra del senador Juan Carlos Galaverna, que tuvo por objetivo imponer que las tres opciones fueran personas del Partido Colorado".

 "Si ocurriera que el Primer Mandatario cometiera una vergonzosa renuncia a sus fueros y dignidad, admitiera la terna fraudulenta y designara a uno de sus miembros, la ciudadanía ya podría ir calculando cuál sería el precio que se pagaría por eso. Por ejemplo, Hugo Chávez en el Mercosur, decidiendo, con voz y voto, el futuro de nuestro país en la región y en el mundo", dijo el editorial.


En Venezuela, como es de suponer, se ha desatado sobre los diputados de la oposición, por parte de las focanallas (focas canallas) castrochavistas,  la más impúdica metralla de hipocresía con carantoñas exhortándolos a votar a favor del ingreso a Mercosur, es decir, ser leales “al pueblo y a la patria”, pues, de no ser así, quedarían marcados como “traidores al pueblo y a la patria” y como negándoles a los venezolanos todos los beneficios que les traería la integración en Mercosur.

Afirmamos aquí que lo cierto es todo lo contrario. Que los traidores al pueblo y a la patria han sido reiteradamente los capitostes de la Revolución Castrochavista  desde que tomaron el poder, y que su empeño en ingresar al Mercosur no tiene otro objetivo que el de lavarse la culpa de todos los daños y perjuicios que han causado y para consolidar  su estrategia subversiva contrademocrática y su proyecto militarista totalitario tanto en Venezuela como en el continente.

Votar a favor del ingreso al Mercosur favorece a la Revolución Castrochavistam pero nunca a Venezuela. Como parte de la estrategia destructiva de la democracia representativa y del sistema capitalista de libre empresa y propiedad privada de los medios de producción, en doce años  la Revolución Castrochavista ha destruido más de cinco mil empresas de industria manufacturera (aproximadamente la mitad del plantel industrial que existía en 1999);ha asaltado con invasores y hombres armados tres millones de hectáreas de tierras en gran parte productivas, despojando de sus fundos agropecuarios a miles y miles de hacendados y sus trabajadores;  según el Colegio de Ingenieros de Venezuela, la red vial del país está deteriorada  entre un 60% y un 70%, etc.   Como consecuencia, la producción nacional es deficitaria en numerosos rubros.  De nada le serviría a la economía venezolana no petrolera integrarse al Mercosur, pues no está en condiciones de ofrecer nada a ese mercado.
    
Pero sí le conviene a la Revolución Castrochavista, pues puede actuar como compradora por varias decenas de miles de millones de dólares, y comprar todas las complicidades políticas y hacer negocios  con gobiernos y particulares a su conveniencia.

La decisión aprobatoria que se le pide tanto a los diputados venezolanos como a los senadores paraguayos es grosera y descaradamente cínica e irrespetuosa, y canallescamente tramposa, pues se les está requiriendo  una resolución que implícitamente significa una rectificación. Una rectificación injusta e improcedente.

En el caso de los diputados venezolanos, equivaldría a reconocer que fue improcedente la oposición que se hizo durante doce años a un ejercicio del poder fundado en  incurrir en vicios y defectos y en cometer delitos y crímenes, violando Constitución y leyes diariamente, destruyendo la democracia representativa y su concomitante el sistema capitalista de libre empresa y propiedad privada  de los medios de producción.

En el caso de los senadores paraguayos, al decidir la aprobación estarían negándose a sí mismos, pues estarían rectificando la digna, gallarda y muy valiente posición de lealtad democrática que han tenido hasta ahora, pues su actitud equivaldría a reconocer que no era cierto el fundamento de su posición de oponerse al ingreso de la Revolución Castrochavista  ----que no de Venezuela--  al Mercosur.  En concreto, nos estarían diciendo a los americanos y al mundo que no es cierto que la Revolución Castrochavista ha violado en su totalidad la Carta Democrática Interamericana, que no es cierto que ha ejercido el poder violando diariamente la Constitución y las leyes, que no es cierto que ha hecho polvo la separación de poderes, que no es cierto que ha violado de todas las maneras posibles los derechos humanos, en fin, que no es cierto que ha hecho sufrir a los venezolanos el mayor martirologio de su historia.

Por si fuera poco, al decidir la aprobación, los senadores paraguayos estarán echando abajo el más digno, valiente y elevado bastión democrático de nuestra  América en estos comienzos del Siglo XXI. haciendo, por cierto, lo que no se ha atrevido a hacer la OEA, que existe precisamente para eso.  Y lo que es peor, derrotados por las sucias artimañas de los tres peores gorilas del continente y sus secuaces incondicionales.
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Por las informaciones que llegan de Paraguay, los senadores paraguayos lucen dispuestos a mantener su posición de dignidad política y de militancia democrática.

De los diputados venezolanos sólo se sabe que están reuniéndose con focanallas castrochavistas,  en un ambiente de cordialidad y entendimiento.

Este artículo tiene el propósito de darles a conocer que  los venezolanos  sabemos cómo son en realidad las cosas. Y se las estamos diciendo públicamente, por si llegaran a adoptar una decisión aprobatoria y después vengan a decirnos que no  sabían lo que hacían.

Si eso llegara a ocurrir, lo mejor que podrían hacer es retirarse de la Asamblea para siempre, porque nada van a hacer con regresar. Lo que les saldría es callar para siempre, como en los actos de matrimonio.  Es ahora o nunca

Manuel Rodríguez Mena
 TWITTER   @mrodriguezmena    

 




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