domingo, 19 de agosto de 2012

SERGIO SÁEZ - ENTRETELONES DE LA NEGOCIACIÓN DE PDVSA CON ANCAP



Gracias al Ministerio de Economía y Finanzas de la República Oriental del Uruguay, los venezolanos podemos enterarnos hoy de los particulares de la negociación de PDVSA con la empresa pública uruguaya Administración de Combustibles, Alcohol y Portland (ANCAP), al disponer de la versión taquigráfica, que colgó en su hoja web[1] de la intervención que hiciera el pasado 09 de Agosto de 20102, en la Comisión de Hacienda del Senado, su ministro Fernando Lorenzo, a los efectos de presentar junto al ministro de Industria, Energía y Minas, Roberto Kreimerman, y el presidente de ANCAP, Raúl Sendic, el proyecto de ley que autoriza al Poder Ejecutivo a celebrar un contrato de préstamo con ANCAP a los efectos de la “cancelación anticipada” de la deuda con PDVSA.

Es bastante probable que la gran mayoría de los miembros de la Asamblea Nacional de Venezuela, desconozcan el infame acuerdo hechos por PDVSA con la empresa ANCAP.

De la lectura del documento se desprende una serie de interrogantes que, en razón de su afectación al patrimonio de PDVSA (la empresa que es de todos los venezolanos), debieran ser aclaradas por el ministro del poder popular para el Petróleo y Energía, Rafael Ramírez, a sus legítimos dueños y de manera directa. Toda vez que la bancada del partido de gobierno y sus “aliados”, no están cumpliendo con su obligación de representar a sus electores y bloquean todo intento de interpelación a los miembros del gabinete.

Conviene puntualizar que la empresa ANCAP venía incumpliendo con sus obligaciones de pago del 75% de la factura petrolera (a 90 días fecha de la factura), y de parte de la deuda a largo plazo por los pagarés vencidos del 25% de la factura petrolera (a 25 años, con dos años de gracia, y 2% de interés), lo cual montaba a marzo de 2012 a US$ 680.000.000, como lo ha reconocido el ministro Ramírez.

Argumenta en su exposición el ministro uruguayo, Fernando Lorenzo, que desde que se inició el convenio energético entre PDVSA y ANCAP, en agosto 2005, se realizaron cuarenta y ocho embarques, y el monto total de los mismos, considerando los volúmenes y precios correspondientes, alcanza a la cifra global de US$ 3.163.297.381 hasta febrero de 2012. Esto implica una acumulación de “financiamiento” (25% de las facturas petroleras) de un monto de US$ 790.824.345. De esa cifra amortizó US$ 79.556.766, una vez vencido el plazo de gracia de los correspondientes pagarés, lo cual deja el principal de la deuda “financiada” mantenida por con ANCAP con PDVSA en US$ 711.267.578. De donde se deduce que la diferencia con los US$ 860.000.000, es decir US$  158.732.421, corresponderían a la deuda a corto pazo del 75% de las últimas facturas y del pago de algunos pagarés vencidos y sus intereses.

Afirma el ministro en su alocución: “Como resultado del proceso de negociación con el acreedor, y con el propósito de realizar una ganancia financiera producto de la “cancelación anticipada” de esta deuda, ANCAP consigue las condiciones para cancelar la deuda con PDVSA –ahora sí, incluyendo los intereses devengados hasta la fecha de pago de cancelación de la obligación por US$ 718:000.000– “por un pago concreto”, que figura en el proyecto de ley, del orden de los US$ 517.300.000. Insisto que esto incluye los intereses acumulados desde el último pago de la deuda, que ocurre el 23 de marzo del año 2012. La autorización que solicita el Poder Ejecutivo al Parlamento es para poder realizar una operación de préstamo por US$ 517.300.000 para el repago anticipado de esta deuda.
No escapa a los señores Senadores que la propia situación de comodidad en materia de liquidez que tiene el Gobierno y las tasas a las cuales puede endeudarse hacen que esta operación sea especialmente atractiva para la República en su conjunto, para el patrimonio de ANCAP y para establecer un margen de negociación amplio a fin de que el acreedor acceda a la operación de repago anticipado.”

Es obvio, que PDVSA aceptó, por una parte, zanjar el monto de la deuda hasta la fecha en que se produzca el pago por parte de ANCAP en US$ 718.000.000; y por la otra, aceptar un pago único de US$ 517.300.00. Lo que en términos criollos significa “una bajá e’ pantalones” de US$ 343.700.000, o una “quita” como dicen los uruguayos, pero claro está, “e’ calzón”.


Es oportuno significar la manera como el ministro Lorenzo plantea la negociación a los senadores, a saber: no plantea, para nada, que el monto total de la deuda a marzo de 2012 alcanza la cifra de US$ 860.000, limitándose solamente referirse al monto de la deuda financiada; a la amortización de la misma; y, al acuerdo sobre el monto final a pagar. Por lo que su argumento se centra en la “cancelación por anticipado” de esta deuda (la del financiamiento).

Para que los senadores aprecien las bondades de la negociación, argumenta: “En relación a la reducción de la deuda bruta en US$ 718:000.000, estamos solicitando al Parlamento la autorización para utilizar liquidez del Gobierno equivalente a US$ 517:000.000, lo que implica que reducimos pasivos por US$ 718.000.000 y activos por US$ 517.000.000; esto disminuye la deuda neta de la República en US$ 201.000.000, que equivalen aproximadamente a 0,4% del PIB de este año. Obviamente, esta es una buena noticia en materia de resultado fiscal, circunstancial y específico para este año y lo internaliza completamente la situación financiera de ANCAP. El Gobierno Central, la Administración, no recibe ninguna mejora de su resultado financiero, sino que la ganancia queda internalizada en el patrimonio de ANCAP.
Con toda sinceridad debo decir que es muy difícil imaginar una operación financiera de cancelación anticipada más positiva de las que la República hace regularmente, porque recompramos deudas con frecuencia. Una de las dificultades que a veces tenemos es que no hay suficiente oferta en el mercado de quien quiera desprenderse de títulos uruguayos; en otras oportunidades cancelamos deudas anticipadamente con los multilaterales, pero en ningún caso hemos accedido a una operación que implique un uso tan eficiente y tan conveniente para la República en cuanto a la liquidez. Quisiéramos señalar esto especialmente porque, dadas las características que he descrito, implica para la República una operación de recompra de deuda por debajo de la curva de rendimiento de nuestro endeudamiento. En última instancia, ahí está el fundamento de la conveniencia de esta operación en términos de interés general.”… “A lo largo del proceso de diseño de lo que finalmente fue la operación se estudiaron múltiples mecanismos, algunos financieramente más sofisticados que otros. En la operación que efectivamente se concretó no es de nuestra responsabilidad –repito: no es nuestra responsabilidad– participar en otra cosa que no sea el intercambio de liquidez por pagarés. Por lo tanto, si esa liquidez va a ser utilizada por PDVSA para recomprar deuda o para financiarse es algo que está fuera de nuestro alcance de lo que hemos tratado. Es cierto que cuando se nos trajo al Gobierno las primeras ideas sobre hacer una operación de este tipo –y es muy importante que esto lo sepan los señores Senadores–, ya estando nosotros en el Ministerio –y estoy seguro que a la Administración de ANCAP también le sucedió–, se trataba de operaciones que involucraban efectivamente comprar en el mercado títulos de PDVSA y hacer un canje directo por la deuda. Eran negocios absolutamente privados y no eran bilaterales con la empresa. En buena medida nuestra preocupación ante un mecanismo de este tipo es que mientras hacíamos la operación de compra estábamos expuestos a variaciones de cotización de los títulos, lo que hacía que la República tomara un riesgo que implicaba que no pudiéramos presentar, como lo hacemos hoy de manera tan nítida y tan clara, las características del acuerdo. Por lo tanto, obviamente quien recibe la liquidez y entrega los pagarés utilizará esa liquidez como crea que tiene que hacerlo: comprando títulos propios en el mercado o utilizando esa liquidez con los fines que considere necesario.
Lo que sí es cierto, señor Senador Couriel, es que la racionalidad de nuestra contraparte es que termina financiándose a un tasa que está por debajo de la tasa de financiamiento contemplada en el valor de los títulos de mercado. Eso es así. Pero en esta operación tal cual está diseñada, ANCAP tiene una relación muy simple: paga liquidez, recibe pagarés y no es responsable de ninguna operación ulterior aunque figure en lo que PDVSA hará o no en sus planes. Para nosotros, insisto, esta operación es muy simple, muy clara, muy transparente –tremendamente transparente– y sin riesgo de cotizaciones de mercado.
Acerca de la conveniencia de mantener el acuerdo con Petróleos de Venezuela SA.- Considero que varios de los aspectos que mencionó el señor Senador Amorín debe responderlos el Presidente del Directorio de ANCAP, pero quiero realizar”…. “La segunda cuestión respecto de la que quisiera hacer un comentario es sobre por qué no salimos al mercado a comprar títulos de PDVSA e ir directamente con ellos a solicitar el intercambio de títulos de dicha empresa por los pagarés de ANCAP. Existen dos razones. La primera es que estamos corriendo un riesgo de precio entre el momento en que se realiza la compra –partiendo de la base de que ella se pudiera efectivizar– y el momento en que ocurre la cancelación o el intercambio de los pagarés; estaría transcurriendo un tiempo en el cual las variaciones de precios podrían implicar ganancias o pérdidas patrimoniales difíciles de cuantificar. Esa sería una respuesta genérica. Si hubiéramos elegido un camino de ese tipo no podríamos presentar números precisos porque en el momento en que se consolide la operación final tendríamos que ver cuál es el resultado. Además, considero –y arriesgo a decir algo que hemos conversado muchas veces– que si se hubiera elegido un procedimiento de ese tipo sería muy difícil defenderlo aquí. El problema es que no creo que exista un mercado suficientemente líquido y profundo donde se pueda realizar esta transacción. No creo que podamos salir a comprar U$S 500:000.000 de títulos de PDVSA con una duración adecuada de los plazos de vencimiento que calcen perfectamente con esta deuda financiera. Reitero que había que hacerlos calzar perfectamente, pues es una operación complejísima y no estoy seguro de que esos títulos estén disponibles en el mercado en tiempo, forma y precio. En cualquier caso, se trataría de una operación muy riesgosa que nos hubiera llevado a ser mucho más renuentes ante un riesgo no cuantificable. Quisimos –y creo que ese es el buen trabajo que se hizo en la negociación de ANCAP– llegar a una cifra cierta.
Nosotros no entramos al fideicomiso, sino que le entregamos una cifra precisa a quien será el administrador fiduciario que tiene que hacer esa operación y retiramos unos pagarés por unos montos ciertos. Quiere decir que no intervenimos en lo que ocurre a partir de ese momento. Por eso respondí al señor Senador Couriel hace un momento que lo que finalmente haga con esos recursos el fideicomiso es algo en lo que no somos mandantes; en realidad, ANCAP ni la República son mandantes de ese fideicomiso. Esto hace –y es el tercer comentario que voy a realizar– que la República no asuma ninguna obligación futura, porque la operación es tan simple que se paga una liquidez y se recuperan unos pagarés que dejan de ser pasivos. Lo que genera ANCAP es una deuda cierta con la Tesorería y no hay nada que tenga que dirimirse en algún ámbito que no esté regido por las condiciones establecidas y tampoco veo qué discusión puede haber una vez que se realice el intercambio de los pagarés contra el pago líquido de esos recursos.”


Cabe aquí destacar lo que afirma el ministro Lorenzo, que la idea de que la deuda “disminuida” la pagase ANCAP con bonos de la deuda de PDVSA recomprados en el mercado internacional, surgió de PDVSA.

ANCAP logró cambiar la idea por un pago único en pesos uruguayos, en un fideicomiso. Que hoy sabemos abrió, o abrirá, la oficina local de BANDES en URUGUAY, quien en calidad de fiduciario hará la operación de compra de bonos de la deuda (¿de PDVSA?). Por su parte, deberá cambiar los pesos uruguayos a dólares, a la tasa prevaleciente en el mercado uruguayo, recomprar los bonos y dejar un saldo de dólares en caja para las operaciones de compra de productos a Uruguay como acordarán los presidentes Chávez y Mujica. En contrapartida entregará a ANCAP todos los pagarés aceptados, por cuenta de PDVSA.

Cabe preguntarse ¿Por qué PDVSA no solicitó el pago en efectivo, e insistió en que fuera mediante el canje por bonos de la deuda de PDVSA?. Hilando fino, no convenía que el dinero entrase a la Tesorería de PDVSA, que tanta falte le hace para cubrir su déficit crónico. En cambio, esos bonos pueden ser entregados al SITME para mantener artificialmente el cambio paralelo, sin que tenga PDVSA que deducirlos de su pasivo, como lo ha hecho en anteriores ocasiones, permaneciendo por tanto la deuda. Otro aspecto que llama la atención es que ANCAP sabiamente no aceptó ser la compradora de los bonos en el mercado internacional, por tratarse de una operación muy riesgosa que la hubiera llevado a ser mucho más renuentes ante un riesgo no cuantificable¨. Ya estará el mercado alerta sobre la compra de bonos de PDVSA, y muy seguro que los “boliburgeses” que medran en el entorno financiero del estado, deben haber cuadrado las operaciones y “el cuanto hay pa’ eso”.


Es muy importante saber como piensan y anima, a los socios de los acuerdos energéticos. Lo que si sabemos es de lo que tanto se vanagloria el ministro Ramírez[2], cuando el periodista de El Correo del Orinoco le preguntó: “¿De dónde cree que sale el argumento de que no se cumple con la factura petrolera?
-Creo que la extrema derecha maneja y trata de explotar elementos que tenemos en la sociedad que hay que superar. Ellos se manejan con base en el egoísmo. Tratan de confundir, engañar y echar mano del egoísmo. Ellos no entienden, ni les pasa por la mente que nosotros manejemos criterios como el de la solidaridad, la complementariedad, la cooperación mutua”.

Muy por el contrario piensan las autoridades uruguayas, como beneficiarios del acuerdo energético, cuando el ministro Lorenzo, fue enfático al afirmar ante los senadores que :Ahora, cuando se propone una operación de uso de la liquidez para cancelar deuda y todavía con conveniencia en términos de valor presente, ¿resulta que estamos ante una operación que está mostrando insolvencia de una empresa que está endeudada –fíjense los señores Senadores– con este proveedor en una cifra superior a US$ 700:000.000?. La va a cambiar por una deuda que le mejora patrimonialmente –con una cuenta muy limpia– en U$S 200:000.000 sus obligaciones financieras. Y eso, ¿es una muestra de insolvencia? No; eso es una muestra de algo que le pasa a todas las empresas cuando son solventes y tienen que resolver un tema financiero, es decir, que tienen que solucionar que el Tesoro de la República acceda –dadas las características de la operación a realizar– a aportar para que la liquidez se dé en las mejores condiciones y la ganancia sea máxima para el país y para la empresa. Se hace justamente para obtener una ganancia máxima.” Criterio este muy diferente, quizás más bien “divergente”, a lo que pretende implantar el Socialismo del Siglo XXI.

Queda pendiente la aprobación de los diputados del Parlamento de Uruguay, programada para el próximo jueves 23 de Agosto, a las 10:00 am. hora de Uruguay. No se vislumbra problema alguna.
¡Consumatum Est!

Resumiendo, el ministro Ramírez, en visita relámpago que hiciera, el 4 de Agosto de 2012, a ANCAP en Uruguay, aceptó rebajar la deuda vigente de US$ 860.000.000, a US$ 517.300.000 hasta la fecha para la cual se haga efectivo único, en pesos uruguayos equivalentes a la tasa del día del pago. Dicha cantidad será enterada en un fideicomiso en BANDES Uruguay a nombre de PDVSA, y entregará a ANCAP todos los pagarés firmados por y pendientes de pago, y PDVSA dará por saldada la deuda pendiente a esa fecha. A partir de esa fecha queda vigente el acuerrdo energético en las mismas condiciones, como si se arrancara de nuevo.

Tal decisión tomada por PDVSA, con el aval del tte. cnel. (r), constituye una pérdida de no solo del “regalo”  de US$ 343.700.000, sino que no percibirá un céntimo de la deuda total de US$ 860.000.000, para las menguadas finanzas de PDVSA, como tampoco podrá cubrir los costos de producción correspondientes a los barriles de petróleo equivalente. También repercutirá en los ingresos del Fisco Nacional, al no percibir los montos correspondientes a regalía e impuestos de explotación, sobre la renta, e ingresos adicionales por precios extraordinarios y exorbitantes,. Por otra parte, el monto efectivo a permanecerá en el fideicomiso en BANDES Uruguay no ingresarán a la Tesorería de PDVSA y se utilizará para las operaciones de compra de bienes a Uruguay. Los bonos se entregarán al SITME para ser vendidos a los importadores nacionales.

Pero, no todo está perdido, PDVSA se beneficiará indirectamente por su participación accionaria del 10% en ANCAP, vía los extraordinarios beneficios que reportará la operación tan eficiente ANCAP, que amerita que PDVSA incremente su participación accionaria hasta el 25%.


¡Cosas veredes Sancho que farán falar las piedras!

Sergio Sáez
Agosto 18, 2012



[2] Pdvsa vende a precios internacionales el petróleo incluido en los convenios
http://www.correodelorinoco.gob.ve/nacionales/pdvsa-vende-a-precios-internacionales-petroleo-incluido-convenios/

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