miércoles, 22 de agosto de 2012

SERGIO SÁEZ - TRECE AÑOS DE SOLEDAD



 César Rengifo
 
TRECE AÑOS DE SOLEDAD.
EL REALISMO MÁGICO DE MELQUIADES
EL VENDEDOR DE ILUSIONES
   
Yo solo sé, que sé mucho
Melquiades-El-Saliente
 
Encaramado en su pintoresca carroza, rodeado de incondicionales odaliscas, su tribu y su guardia pretoriana, al final de una tarde tormentosa, apareció Melquiades en San Félix. Justo a la hora que suele lidiar el matador estrella al toro más bravío, y en cadena nacional para aprovechar la máxima audiencia.

Venía cargado de promesas insostenibles, paridas en plena madrugada. Para dibujar con ellas el futuro promisorio del próximo septenio para la región de Guayana y del norte del portentosos río Orinoco, de producirse la magia de la reelección.

Allí le esperaban sus súbditos, venidos desde tempranas horas del día de todos los rincones del centro y sur de sus dominios, asoleados y emparamados por la inclemencia del tiempo, portando los estandartes rojos y entonando cánticos y consignas, en señal de sumisión al “Gran Mago”. Los improvisados paraguas y pendones hacían las veces de palmas agitadas en señal de alegría por la señorial entrada sobre su adornada carroza. Solo Jesús, el de Nazareth, humilde y sencillo, montado en un borrico, había sido objeto de semejante recibimiento en su entrada final a Jerusalén.

Descendió ágilmente de su carroza y trepó al estrado. Para ser recibido con los cantos de los juglares populares, brindándose como primera voz a “Los Cadilacs”, que deslumbraron su grandiosa carroza haciéndola  parecer una humilde “calesita”.

Regresaba, una vez más, a Guayana a pasar revista del logro de su revolución socialista y regocijarse del engrandecimiento de su amada San Félix y de sus ciudadanos.

A lo lejos se divisaba el pujante progreso de las empresas básicas. Las chimeneas lanzando humo a los cuatro vientos en señal de la ferviente producción. Miles de toneladas de acero para fabricar los millones de kilómetros de tubos para extraer y transportar la riqueza petrolera de la Faja y láminas de diferentes calibres para fabricar perfiles para las inmensas estructuras que deberán montar las empresas petroleras venidas de todo el mundo. Millones de toneladas de alúmina para alimentar las fábricas de aluminio.
Orgullo todo, gracias a la acción desplegada por sus tribunos, políticos y guerreros, escogidos dentro de los más graneado de sus incondicionales, para gobernar y manejar el emporio industrial del Estado en Guayana y sus vecindades.

Hizo gala de su profundo conocimiento, comparable a los pensadores más inteligentes de la historia mundial, míticos y vivientes, incluyendo al propio Jesús, a quien figurativamente vislumbró como militante de su partido.

Habló de lo humano y lo divino. De sus correrías de toda la vida, por millones de pueblos ciudades y rancherías, sudándolos, llorándolos y amándolos, llevándoles su verbo esperanzador, como aventajado pastor, baquiano y veguero de la inmensa topografía nacional. Si hubiera nacido dos siglos antes, sin duda que hubiese acompañado al barón Humboldt y Bomplant, y le hubiese aportado su conocimiento natural de la naturaleza y topografía del país.

Conversó sobre uno de los “descomunales proyectos” que su imaginación fantasiosa le prodiga y que asumiría a partir del 2013 y hasta 2019:
 “Construir al sur del Orinoco un gran eje minero, agrícola e industrial”….. “Vamos a unir el gran proyecto de la Faja Petrolífera del Orinoco con el Gran Proyecto de la Faja Minero Industrial de Guayana, en un solamente gran proyecto de progreso” … “Vamos a unir la cuenca del Orinoco con la cuenca del Amazonas, y más allá, con la cuenca del río de la Plata”.

Un andino, de los tantos que pululan por todos los rincones del país, exclamó: ¡Carájo. Que agual. Que aguachental!.

Prometió trasladar al propio San Félix la empresa mixta “Petropiar”, rebautizándola como “Petro San Félix” (Bush mediante), y quizás dentro de su fantasía, la ve manando crudo pesado de la Faja Petrolífera del Orinoco, gracias a la perforación horizontal desde San Felix. No es difícil para Melquiades convencer a los Buendía de Guayana de sus descabelladas fantasías, como buenos cuentos chinos a los que nos tiene acostumbrados.

Recoge un medio de comunicación oficialista un hermoso pasaje del momento para la historia patria y para la biografía del monarca:
“En humano gesto hacia un bolivarense discapacitado que lo aupaba bajo la pertinaz lluvia, exclamó: ¡Por favor, atiéndanlo de un lado de la carpa, y me pasan un informe. No se puede estar mojando. Hay que atenderlo!. El público en reconocimiento a su sensibilidad, respondió con esplendorosos aplausos”.

¡Vivir, viviendo, y haciendo historia viva!,  plasmarían los escribanos de la columna “Un grano de maíz”.

Hizo gala de su lenguaje florido y de altura y con frases elogiosas sobre su único fuerte contendor y sus seguidores: “la burguesía venezolana y su candidato ‘majúnche’ representan la extrema derecha y son unos fascistas”… “El es un burgués, que su familia es burguesa, es burguesa”… “Son unos fascistas”… ¡Agárrete majúnche que lo que viene es burundanga (con rinquincalla)”… “Es una mente como delirante”. Los súbditos aplaudían a rabiar y vociferaban a coro ¡Uh. Ah, Chávez no se vá!.

Con gozo afirmaba Melquiades: ¡Vean como sigue bajando la inflación y ahora crece de nuevo el PIB!. Confundiendo éste último, con el PBI (Producto de lo Bruto a lo Interno del régimen), que tampoco se podría confundir con el PIC(Producto Interno de la Conciencia, como lo señala “Un grano de maíz”. De la cual carece este régimen).

Al recibir aviso de que no debe forzarse y debe descansar, exclamó: “Yo ya cante y me voy…. Está lloviendo mucho agua…. Me voy con la tarde linda. Y un jodedor , de los que no faltan, exclamaba a viva voz exclamaba: ¡y una tronco e’ garrapata de  las …… se me guinda!.

Salió entre vítores. Atrás quedó San Félix, con sus penurias. Cuando los súbditos de todo lo ancho y largo del país tomaron los autobuses, pagados con el erario público, para retornar a sus hogares y llegar bien entrada la noche, en la madrugada o en la aurora, dependiendo de la lejanía de la que fueron movilizados, pero gozosos de disfrutar, al menos, de un día libre en compensación.

Solo César Rengifo es capaz de plasmar en un cuadro la pobreza y tristeza que embarga al pueblo al que no le ha llegado nada de la inmensa riqueza petrolera, de millones de millones de dólares, dilapidada por este Rey Mago, Vaagastar.

Allí está el gran Gabriel García Márquez “Gabo”, meditando si este Melquiades es también producto de su creación. Lo sabremos cuando el próximo 7 de Octubre, el pueblo ya desilusionado de tantas falsas promesas de este vulgar vendedor de ilusiones, de por descifrados los pergaminos dejados por Melquiades, como en “Cien Años de Soledad” y decida  terminar la Gran Farsa.

Por lo pronto, las cabras mostraron que se pueden salir del corral, como quedo plasmado en Caruachi y en cadena nacional, sobre el telón de fondo del inmenso salto de la masa de agua desperdiciada por las inservibles turbinas.


Sergio Sáez
Agosto 21, 2012

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