lunes, 21 de septiembre de 2015

INDEX SOCIALISTA



INDEX SOCIALISTA
Luis Marín


Juan Carlos Sosa Azpúrua asumió el reto clásico de fiat veritas et pereat mundus, que conlleva al ostracismo garantizado por la hostilidad combinada del gobierno cubano y sus colaboradores criollos y la única ventaja de que cada vez son más los que advierten que el ámbito público se ha convertido en un teatro, por cierto, de muy mala factura.

El guión es archiconocido y mil veces repetido, lo que más que escepticismo lo que produce es aborrecimiento en el público; los actores son mediocres y su terca insistencia en acaparar  la escena, a pesar de los abucheos, comienza a generar la sospecha de que la ganancia no viene de la menguada taquilla sino de otras fuentes menos confesables.

La verdad es la primera víctima en la guerra y el gobierno guerrerista de Cubazuela la proscribió como el primero y quizás más grave delito político, precisamente porque su propósito esencial es edificar un mundo de mentiras, que se derrumba con sólo decir lo que es cierto; de allí que esté explícitamente prohibido tocar ciertos temas y mencionar a ciertas personas que van conformando un index prohibitorum socialista.

Derribado el muro de Berlín se conocieron listas de autores, comentaristas, creadores de opinión que tenían prohibido aparecer en cualquier canal de televisión, radio o medio impreso, que a la sazón eran todos del Estado, censurados por la Stasi y controlados por el Partido Socialista Unificado (la semejanza de nombres no es casualidad).

Ahora bien, a diario se repite que el socialismo fracasó, no obstante esos controles y quizás precisamente por ellos el imperio soviético fue desmantelado; pero entonces la pregunta que se impone es ¿cómo es posible que haya tanta gente empeñada en poner en  práctica algo que se sabe que no funciona? Este es el punto a dilucidar, porque tal vez  se está ignorando la masa del Iceberg.

Es una tontería sino un error deliberado pensar que millones de personas estrictamente disciplinadas y adoctrinadas en una ideología impermeable iban a abandonar el  comunismo y dedicarse a actividades liberales solamente porque el comunismo soviético hubiera colapsado.

Cuando la realidad demuestra lo contrario: la URSS desapareció, pero no Rusia, que emerge otra vez con el afán de reconstruir su imperio sin las cargas que le dificultaban la marcha en el pasado. Vladimir Putin, antiguo jefe del KGB puso a otros kagitas en la gobernación de los estados de la Gran Federación Rusa y creo nuevos satélites con la Confederación de Estados Independientes.

Otro ejemplo ilustrativo es el Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, evento típicamente soviético auspiciado por la así llamada Federación Mundial de la Juventud Democrática, reconocida incluso por la ONU. El último festival antes del colapso del imperio soviético se realizó en Corea del Norte en 1989 y luego entró en crisis, con la salida de su columna vertebral, la organización juvenil comunista, Komsomol, disuelta en 1991 junto con el aparato de estado soviético del que formaba parte.

No puede ser casual que fuera relanzado en Cuba en 1997, en período especial y le siguiera otro en Venezuela en 2005, al que Chávez dirigió dos larguísimos discursos de apertura y despedida. El orador de orden, Heinz Dieterich. La más reciente edición fue el 2013 en Ecuador.

Los grandes partidos comunistas europeos como el francés y el italiano se disolvieron y mutaron en irreconocibles movimientos antimundialistas y ecologistas, furiosos, que protestan desde la corrupción, el desempleo, hasta la falta de viviendas, sin olvidar algunas facciones extremistas armadas enrevesadas con el radicalismo islámico.

El comunismo retrocedió sólo para coger impulso.

DESDE CHILE, CON AMOR

Es absolutamente imposible hacer comprender la situación de Cubazuela en el exterior primero porque las agencias noticiosas transmiten la información reproduciendo textualmente los infundios del régimen y usando términos que tienen un sentido en Europa y EEUU del que carecen por completo en este expaís.

¿Cómo hacer entender que no existe un poder judicial independiente, ni jueces, porque ni siquiera tienen nombramiento; ni sentencias, sino órdenes ejecutivas; ni condenas, porque suponen un delito previo; ni el menor atisbo de algo que pueda llamarse justicia?

No ayuda que la destrucción de esta ex república sea consecuencia de una conspiración internacional, originada en el Foro de Sao Paulo pero que aprovechan redes del crimen organizado, del narcotráfico y otros tráficos, el terrorismo islámico y otros terrorismos, donde sobresale la intervención de la Internacional Socialista y la Socialcristiana, muy anteriores a la revolución.

Un ejemplo ilustrativo podría ser el de una juez accidental que ocupa el cargo de la todavía titular María Lourdes Afiuni, cuyo nombre no importa porque sólo lo presta para firmar una orden ejecutiva, que acapara titulares de la prensa mundial y es objeto de toda clase de diatribas e improperios como aquellos proverbiales chivos expiatorios que luego son echados del pueblo cargando con todas las culpas.

Sería más fácil convencer a unos cuervos de que el espantapájaros no es el granjero que a cierto público de que estos muñecos de paja, siempre mujeres civiles, no tienen nada que ver con los crímenes que se les imputan para desviar la atención de los verdaderos perpetradores, siempre hombres militares, a veces cubanos.

El interés en este caso no es por lo que oculta sino por lo que revela. Parte del escándalo es que enviarían a la “juez” a vivir su exilio dorado en Chile, lo que da protagonismo a la presidente Michelle Bachelet, a quien no le exoneran la deuda que tendrían los demócratas chilenos con sus pares venezolanos que los auxiliaron en los tiempos sombríos de la dictadura militar.

Pero ¿por qué no habría de servir Chile como refugio a alguien con estas características si ha sido el asilo de los dolientes del muro de Berlín? Comenzando por el dictador comunista Erich Honecker, la que ahora es su viuda, Margot y su hija Sonja, casada con un ciudadano chileno.

Una justa retribución al hecho de que la presidente Bachelet y su madre, Angela Jeria, estuvieron exiliadas en la RDA entre 1974 y 1979, antes de volver a Chile en medio de lo que ellas califican como una dictadura implacable, en cambio, en la RDA nunca advirtieron el menor rastro de represión.

La madre de Michelle Bachelet dice que “no puedo condenar lo que no vi, ni conocí gente allí que hubiera sido arrestada, torturada, detenida, desaparecida, que estuviera presa. Vi gente que le gustaría haber salido, gente que no podía salir y que le gustaría”.

Margot Honecker, que todavía vive en Santiago, escandaliza de vez en cuando a la opinión alemana como cuando le preguntan por los casi doscientos asesinados tratando de huir de la RDA: “No necesitaban saltar el muro y pagar con sus vidas esa estupidez”.

Ministra de Educación Popular desde 1963 hasta 1998, con el mismo fanatismo del primer día, no se arrepiente de nada, son los demás los que tienen que pedir perdón, dice desafiante: “La semilla que sembramos allí, fructificará”. Presumiblemente en Chile.

La presidente Bachelet a veces incurre en infidencias como en su reciente visita a El Salvador en que recordó: “mi primer hijo nació estando yo en el exilio, en la RDA, y por tanto tuve ahí todas las condiciones tanto de salud, de nutrición, de apoyo, que me permitieron estudiar y tener un hijo en Sala Cuna” (Sebastián Dávalos, mismo que está siendo procesado por corrupción inmobiliaria, lo que da fe de su sólida formación).

El anfitrión, presidente Salvador Sánchez, fundador del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional y de su ala militar, el Frente Popular de Liberación, alias comandante Leonel, siendo Vicepresidente asumió ad honorem el Ministerio de Educación del gobierno de Mauricio Funes, el hombre de la transición, porque no era miembro del FMLN-FPL, sino una suerte de agente encubierto.

Un inconveniente de evocar los Kinderkrippe es que recuerdan las adopciones forzadas en casos de mujeres  arrestadas, procesadas y despojadas de la patria potestad de sus menores hijos, luego entregados a familias leales al régimen, sólo por incurrir en la estupidez de intentar cruzar el muro, casos por los que Margot Honecker fue acusada aunque nunca condenada por los tribunales alemanes. También recuerdan los centros de reclusión de menores, antros de adoctrinamiento y lavado de cerebros.

Margot Honecker promueve como líder del futuro a Camila Vallejo, una comunista de cuna a la que el capitalismo le sienta muy bien, porque más que una aguerrida líder estudiantil parece una modelo, personificación del socialismo con rostro humano.

Esta joven lideró la rebelión estudiantil en Chile en 2011 en demanda de una reforma educativa a la que con la otra mano accedió gustosamente la Bachelet. Hoy, convertida en flamante diputado, por esos vicios de la democracia burguesa, es Presidente de la Comisión de Educación del Congreso.

No se necesita ser ningún conspirativista para adivinar que una asesora  experimentada de la tal reforma educativa es la eterna ministra de educación popular Margot Honecker.

La educación es la clave del futuro comunista, hasta en eso son jesuitas conversos.

LAS FRONTERAS DEL MAL

Es inevitable hacer un paralelismo entre la crisis de la frontera colombo-cubazolana y la de refugiados en Europa por coincidencia no solo temporal sino política y militar, pues evidentemente han sido provocadas por conflictos internos que gravitan en los vecinos.

Ni siquiera Juan Manuel Santos ni el Departamento de Estado serían capaces de ignorar que aquí la crisis es un mecanismo de presión sobre Colombia para conseguir mayores concesiones a favor de las FARC, rompiendo el estancamiento de las “negociaciones de paz” en La Habana.

De inmediato se advierte que la crisis en Europa también ha sido provocada, esta vez por el terrorismo desenfrenado de ISIS, la respuesta no menos desaforada de Bashar al Assad, en un ámbito de vacío generado por el retiro de las fuerzas aliadas de Irak.

Si la corrección de una política se mide por sus resultados ya podrían evaluarse los de la Administración Obama en Medioriente, en particular sus pactos para la destrucción de las armas químicas “declaradas” del régimen sirio y el del programa nuclear iraní, mucho más inquietante en vista de las consecuencias del primero.

En relación a Cubazuela los resultados no pueden ser más desalentadores, considerando que el plan de normalización de las relaciones con Castro continúa a contrapelo de toda evidencia de que la corriente va en dirección contraria, como en la frontera.

La doctrina de “la guerra de todo el pueblo” iniciada por Mao y llevada a sus últimas consecuencias por Vo Nguyen Giap en Vietnam, es la que se enseña en las academias militares de Cuba, especialmente en las de “solidaridad con los pueblos” donde se entrenan guerrilleros de la Tricontinental, esto es, Asia, África y Américalatina.

La primera frontera que se rompe en este nuevo tipo de confrontación política de masas contra los ejércitos tecnológicamente insuperables del “imperialismo” es el tradicional límite de separación entre combatientes y no-combatientes.

La población civil que para la doctrina militar clásica estaba fuera del campo de batalla, ahora está en el mero centro, mejor dicho, es el campo de batalla.

Probablemente la incorporación del pueblo al esfuerzo bélico comenzó en la Segunda Guerra Mundial, no sólo por el énfasis en la construcción (y destrucción) del complejo industrial militar, los medios de transporte como el ferrocarril, etcétera; sino por la instrumentalización de la población civil misma.

Una anécdota atribuida a Winston Churchill lo presenta recibiendo un informe según el cual miles de refugiados por los bombardeos de ciudades alemanas estaban atestando las carreteras, quizás para llamar su atención sobre una posible crisis humanitaria (si eso hubiera sido importante entonces). La sorprendente respuesta de Churchill habría sido: “¡Estupendo! Esa gente dificultará el desplazamiento de las tropas de Hitler”.

Al margen del cinismo que proverbialmente se le atribuye a Churchill, una frase como esta abre una nueva época en la concepción de la guerra y del papel de la población civil en ella, no solo como afectada pasiva, sino como instrumento agresivo.

Los aviones cargados de pasajeros estrellados por los extremistas islámicos contra las torres gemelas de Nueva York apuntan hacia esa absoluta indiferencia por la suerte de personas inocentes en esta contienda global, más bien a su negación, que rezaría así: “Nadie es inocente. El pueblo es un arma y la vamos a utilizar, sin miramientos”.

La nueva alianza de comunistas, nazis y fundamentalistas islámicos no tiene límites en su política de poder. Los nuevos califas no son menos crueles que los antiguos y su objetivo final sigue siendo el mismo, la supremacía mundial.

El mal absoluto no conoce fronteras.


 

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