jueves, 24 de marzo de 2016

LO URGENTE Y LO IMPORTANTE




LO URGENTE Y LO IMPORTANTE
Miguel Aponte
De la dura experiencia venezolana algunas cosas quedan claras: la izquierda no tenía, no tuvo ni tiene proyecto; y la derecha, hasta hoy, tampoco. Pero, aunque más iguales que diferentes en más aspectos de los que creen y aunque para ambos la tarea pendiente -aunque cueste reconocerlo- fue, es y seguirá siendo “la transformación social en libertad”, no estamos tampoco sugiriendo que la situación de los supuestos marxistas y los supuestos liberales venezolanos sea equivalente; no es así.

Para la izquierda lo “peor” es que -dada su actual indigencia teórica, flojera intelectual, corrupción y falta de introspección crítica- la “experiencia chavista” parece no estar dejándole aprendizaje alguno pues todavía no desciende del engañoso Olimpo del poder para tocar tierra y, por tanto, se condena a sí misma a repetirse para siempre. Esperamos que la oposición democrática, habiendo probado el sabor de la derrota y la desaparición política, sí procese la experiencia y no vuelva a repetirse, que ya en el siglo XX lo hizo hasta la catástrofe. Una cosa es señalar los errores de otros y otra muy distinta saber qué hacer para transformar la realidad constructivamente y hacerlo: este sigue siendo el desafío para todos.

Pero la  izquierda debe responder, primero, cómo y por qué, al mejor estilo de un Cantinflas macabro, lo que hizo apuntó exactamente a empeorar todo lo mismo que tanto criticó cuando “creía” que hacía lo contrario. El marxismo terminó, si es que aún alguien allí lo usa, no sirviendo para nada o en manos de una gente que no sabe pensar y ni siquiera acierta a distinguir entre la sensatez y el ridículo: ¿escuchó Ud. a Aristóbulo ante la Asamblea esta semana?; y que, no por casualidad, se dejó seducir y corromper por las “ventajas” que supone el poder.

Detrás de esta aparentemente banal seducción está la vergonzosa debilidad moral de unos pobres sujetos ignorantes y ansiosos de poder y dinero, pero también una carencia nuclear y fundamental del aparato ideológico; luego de condenar a los bandidos, es esto último lo que debería preocuparles si alguien allí conservara algún principio, visión de futuro y superara sus propios complejos. Retos que observando la fauna “izquierdista” que predomina en Venezuela, tendrá que esperar, al menos, otra generación pues la que anda por ahí ni siquiera supera la fascinación del “comandante eterno”, la “guerra económica” y otras -¿cómo llamarlas a estas alturas del juego?- imbecilidades.
El desafío presente está en advertir que las preguntas más urgentes no son siempre las más importantes y que corresponde a la clase política democrática trabajar ambas: superar el nefasto chavismo mientras a la vez presenta una visión y un proyecto integral y verdaderamente democrático de país para ser discutido abiertamente.

Domingo, 20 de marzo del 2016.


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