viernes, 19 de mayo de 2017
LLEGÓ LA HORA DE NEGOCIAR TU SALIDA
LLEGÓ LA HORA DE NEGOCIAR TU SALIDA
Humberto García Larralde
Nicolás Maduro, debes
saber que esto se acabó. La “revolución bolivariana”, si alguna vez existió,
murió. Ese menjurje que ustedes llamaron “Socialismo del Siglo XXI” no tiene
viabilidad económica, política ni social. Dependía de la renta petrolera que hoy
se ha encogido irreversiblemente y no volverá a los niveles astronómicos de
antes. Con las nuevas tecnologías de producción (fracking), no es
previsible que el barril de crudo supere los $60. Y, con la destrucción del
tejido económico de la nación, no hay cómo suplir las demandas de la población
ni generar empleo bien remunerado.
Pero sobre todo, tu
permanencia en la Presidencia de la República ha demostrado ser incompatible:
1) Con
el bienestar de los venezolanos porque tus políticas lo que producen es miseria
y hambre, y te niegas a rectificarlas a pesar de los reiterados señalamientos
de valiosos economistas y de otros profesionales sobre las medidas que deberían
implementarse;
2) Con
la soberanía popular, consagrada en el artículo 5° de la Constitución, pues
cerraste la vía electoral para que ella se expresase, cancelando el referendo
revocatorio (art. 72) y las elecciones regionales que debieron haberse
realizado en diciembre del año pasado;
3) Con
la democracia, porque has violentado sistemáticamente los derechos civiles y
políticos que la sustentan, además de abolir las elecciones;
4) Con
la República, pues tu mandato se ampara en la destrucción de la autonomía y el
equilibrio de poderes, base del ordenamiento republicano;
5) Con
la soberanía nacional, porque entregaste a los déspotas cubanos
responsabilidades sensibles a la seguridad del país, y hipotecaste recursos de
la nación a China y a otros intereses foráneos;
6) Con
la decencia y probidad en la conducción de los asuntos públicos, pues has
amparado las corruptelas más grandes que recuerda la historia del país y
deliberadamente proteges a quienes han sido señalados de narcotráfico por la
DEA;
7) Con
la dignidad que debe tener el ejercicio de tan alta magistratura, por tu
ignorancia, tus improvisaciones y tus disparates, minando irremediablemente el
respeto que deberían tener los venezolanos por quien ocupe esa investidura, así
como tu ascendencia ante los tuyos;
8) Con
la venezolanidad, porque has pisoteado sus valores más sentidos: el amor por la
vida, la libertad y la justicia, su convicción democrática y de respeto por los
demás, y su vocación humanitaria;
9) Con
la paz, porque le has declarado la guerra al país, desatando la violencia
militar y paramilitar contra la inmensa mayoría de venezolanos, quienes salen a
protestar porque están hartos de ti;
10) Con
la vida y con los derechos inalienables del ser humano, aupando el asesinato de
decenas de manifestantes desarmados, metiendo presos a opositores con
expedientes falsificados, permitiendo la tortura a muchos detenidos,
violentando los derechos de su defensa y condenando al grueso de la población a
la indefensión ante el hampa, el hambre y el deterioro de los servicios
públicos;
11) Con
el futuro, porque tu proyecto es reaccionario, primitivo y retrógrado. Le
robaste toda esperanza a las nuevas generaciones, razón por la cual la juventud
en pleno se ha alzado en tu contra.
Nicolás Maduro, hoy
representas muerte y desolación. Llegó la hora de que negocies tu salida.
Infelizmente, lo anterior constituye tu mejor carta, pues Venezuela está
demasiado apesadumbrada con tanta matanza de inocentes y con tanta miseria por
tu causa, y está dispuesta a encontrar vías expeditas para que te vayas de
inmediato. ¡Ni un muerto más! Esto no significa impunidad. Lamentablemente, los
juicios en tu contra por crímenes de lesa humanidad tomarán tiempo activarlos.
Con suerte, podrás disfrutar de la fortuna que habrás amasado a expensas
nuestras en Cuba o Zimbabue -mientras sigan vivos los ancianos déspotas que ahí
controlan el poder- o cobijarte bajo el ala de regímenes corruptos como el de
Bielorrusia o el de Putin.
No tienes salida. El
85% o más de la población venezolana te repudia y no descansará hasta verte ir.
Nadie cree ya en tus discursos y tus promesas. Sabes que tu proyecto
“socialista” no obedece a ningún fin redentor -con lo que tanto te gustaba
llenar la boca-, pero se sirve de tal impostura para esquilmar al país. El
problema para ti y tus cómplices, es que también el pueblo se ha dado cuenta de
ello. Y se convenció de que no habrá paz, seguridad, alegría y amor hasta tanto
te vayas, porque es imposible convivir con quien ha demostrado, en el ejercicio
de tan importante magistratura, que no le interesa ni sus vidas ni su
bienestar, y que no está dispuesto a concertar con otras fuerzas las soluciones
para superar los graves problemas en que los has metido. No hay vuelta atrás.
Tienes al país paralizado.
No sigas engañándote
huyendo hacia adelante. Es de necios pensar que una minoría que no pasa del 10%
le impondrá reglas al resto del país a través de tu asamblea constituyente
fascista. No nos lo calaremos. Prorrogar tu decreto írrito de Emergencia
tampoco te ayuda, pues profundiza los mismos errores que llevaron a esta
tragedia. Si quieres salir de un hueco, ¡no sigas cavando!
Sabes, de primera
mano, del descontento de los militares. ¿Hasta cuándo crees que podrás contar
con su anuencia o pasividad sembrando complicidades entre la alta oficialidad?
¿Hasta dónde confiar en que el G2 los tendrá controlados? ¿Hasta cuándo
tolerarán los desmanes de tus colectivos fascistas? Tienen familia y amigos y
no pueden ser indiferentes a lo que está pasando. Y saben que los crímenes de
lesa humanidad no prescriben. Los países del hemisferio te condenan y ni
siquiera tus antiguos compinches de Nicaragua, Bolivia, Ecuador y Cuba se les
oye salir en tu defensa. Has convertido a Venezuela en un país cercado internacionalmente.
Esto representa un problema de seguridad nacional, pues agrava su
vulnerabilidad externa, tema al que no son ajenos los militares.
¿Hasta cuándo crees
que podrás aplacar a tus facciosos comprando voluntades? Nadie te ofrecerá
financiamiento externo mientras no conciertes con la Asamblea Nacional la
autorización para ello y generes las condiciones y garantías económicas que lo
hagan factible. Desgraciadamente, ni la inflación, ni el desabastecimiento, ni
el empobrecimiento de la población, tendrán pausa mientras continúen tus
políticas. Los CLAPs, tampoco alcanzarán. Por demás, son insostenibles si la
renta no crece. Pero la producción petrolera está diezmada y sus precios no
volverán a subir. Más allá de los estamentos corruptos de la fuerza armada y
los malandros que has armado para matar estudiantes, no tienes apoyo.
Nicolás, se te está
cerrando la ventana para tu salida. Tu apoyo se resquebraja. La jauría de
mafiosos con quienes compartes el poder sólo te requieren como pararrayos, pero
ahora que los reales no alcanzan, cada quien buscará salvar su pellejo. ¿Cuánto
más crees que podrás mantenerte? ¿En qué condiciones? ¿Cuántas muertes más
cobrarás en ese intento? ¿No te das cuenta que no puedes triunfar en tu guerra
contra un país entero, que tientas un final como el de Mussolini y Clara
Petacci, o Kadaffi?
Es tiempo que abras
negociaciones con la directiva de la Asamblea Nacional.
Humberto García
Larralde
economista, profesor
de la UCV
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