Jonatan Alzuru Aponte
Discutir la asistencia o no a las votaciones de las gobernaciones, me parece que es un sinsentido puesto que se acordó por mayoría asistir. Estamos en ese momento. Obviamente, quienes nos oponíamos a dar ese paso, creo que no deberíamos abstenernos, porque sería contraproducente dentro de ese esquema de juego para la oposición.
Para generar las condiciones que se posibilite un nuevo gobierno, tendría que existir una tensión donde el gobierno pierda capacidad de maniobra y se vea obligado a negociar. Esa es una posibilidad que dependerá de los errores del gobierno en su estrategia que deberá ser aprovechado por nuestros dirigentes. Quienes nos oponíamos a ir a las elecciones después del 16 y 30 de julio, –valga una brevísima digresión, sobre el pasado que no es lo vital en este momento- era porque considerábamos que era un momento culmen, para tensionar la cuerda. La asunción de la desobediencia civil implica que se desconoce a quien ejecuta las leyes, a ellas y las formas de implementarlas.
Ahora bien, nuestros dirigentes plantearon un nuevo escenario. El padre Ugalde ha construido una salida intermedia entre la desobediencia civil con la finalidad de la toma del poder y la participación electoral. Los que opinamos en las redes y no tenemos cargos, ni participamos en partidos políticos, como es el caso de Ugalde y quien escribe, a lo sumo podemos hacer análisis y realizar alguna propuesta, no somos decisores.
El gran problema de la alternativa del Padre Ugalde, está en nuestra dirigencia. Por ejemplo, Freddy Guevara en el foro de la UCAB, afirmó que se debía desconocer a la Asamblea Dictatorial Constituida y eso en términos prácticos significaba no atender a sus llamados, no asistira la Comisión de la Verdad y al día siguiente, Ramos Allup afirmó que quien asuma esa postura implicaba inmovilizarse y eso solo era de torpes y ambos asumiendo un mismo camino, las elecciones, ojalá acuerden entre ellos.
Imaginemos que son dos casos de dos radicales fuera de orden y concierto, divisionistas. ¿Qué diremos de la diputada Gaby Arellano? La mencionada dirigente de Voluntad Popular, el 18 de agosto, en el programa “La hora de la verdad” en una radio colombiana afirmó, que hay dirigentes de la oposición que ayuda al gobierno y que lo ha denunciado dentro de su partido y en el parlamento, a propósito de la estrategia asumida por la MUD de ir a las elecciones y distender el conflicto político que podía incrementarse en grados superlativos después del 30 de julio, con el apoyo internacional.
La estrategia del padre Ugalde, será exitosa si los decisores trabajan unidos; no de palabras sino en acciones. Asumiendo las toma de decisiones buenas o malas con responsabilidad. El silencio y la falta de acción para respaldar a los magistrados nombrados por la Asamblea Nacional es un ejemplo de ello que estamos a tiempo de subsanar. El pecado por omisión en política desfonda la confianza que es un sentimiento indispensable para una confrontación radical. Lo radical no implica, la negación de un acuerdo para un gobierno de unidad, amplio y diverso; lo radical a punta al cambio de raíz de la lógica dictatorial que nos gobierna y no un paso a paso….
La falta de unidad y la concentración en la diatriba interna por las gobernaciones, son ingredientes para minimizar una estrategia radical, por una construcción lenta de confrontación. Sin embargo, los errores del régimen y su ataque desmedido, deberían aprovecharse en este momento para cambiar la lógica del juego.
PROFESOR UNIVERSITARIO
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