domingo, 21 de enero de 2018
¿Y AHORA QUÉ?
Del POR AHORA... al
¿Y AHORA
QUÉ?
William Cárdenas Rubio
Óscar Pérez lo logró! Los derrotó muriendo
con valor y dignidad! Tuvo la entereza que no tuvo ni el mismo Hugo Chávez
cuando, rendido el 4 de febrero de 1992, aprovechó su intervención de un minuto
en la televisión para causar un auténtico terremoto, al pronunciar aquel famoso
“POR AHORA”, nacer a la vida
política de Venezuela y provocar la mayor tragedia que jamás ha vivido nuestra
sociedad.
Gozaron los insurgentes de entonces,
incluido un acobardado Diosdado Cabello, de todo el respeto a sus derechos ciudadanos,
sin reparar en que habían cometido un acto de traición, al utilizar las armas
que la patria les había confiado, para insurgir en contra de sus instituciones
democráticas.
También el 11 de abril del 2002, cuando
Hugo Chávez provocó la Masacre de El Silencio, sus derechos fueron
resguardados, se le ofrecieron todas las garantías, se respetó su vida y hasta
se le brindó el auxilio espiritual, que requirió entre lágrimas y sollozos.
Con Óscar Pérez sucedió todo lo contrario.
Hasta 600 hombres de los diferentes organismos de inteligencia, seguridad del
estado, de las Fuerzas Armadas y grupos terroristas paramilitares, que actúan a
las órdenes del alto gobierno, fueron movilizados para reducir de manera
artera, cruel y despiadada, a un grupo de 8 personas, entre ellas una mujer y
un niño, que habían manifestado su disposición de rendirse y entregarse a las
autoridades.
Más de 150 vehículos transportaron aquel
extenso y macabro pelotón de verdugos, que han protagonizado una de las páginas
más tristes y vergonzantes de la historia de nuestras Fuerzas Armadas, pues
valiéndose de la superioridad numérica, haciendo uso de fusiles automáticos de
asalto, carros blindados, tanques, lanza misiles y granadas, con un escandaloso
poder de fuego, procedieron a ejecutar extrajudicialmente a Óscar Pérez y las
personas que le acompañaban, incluyendo en la operación los correspondientes
tiros de gracia.
Lo que nunca pudieron imaginar era que
aquellos 8 hombres ya heridos, mantuvieran su firmeza y dignidad, como nunca
ellos lo habrían hecho, para con una valentía poco común, grabar en vídeos su
sacrificio, permitiendo que todo el mundo se enterara, en tiempo real, de lo
que estaba ocurriendo aquella mañana del 15 de enero pasado, y especialmente,
que esa Comunidad Internacional, que no termina de reaccionar, evidenciara
finalmente el carácter de un régimen violador de los derechos humanos, que ha
cometido uno de los crímenes más odiosos que hayamos conocido jamás.
Las imágenes demoledoras de La Masacre del
Junquito remueven la conciencia de todos, para llevarnos a la conclusión de que
esto no puede continuar, que hay que ponerle fin a nuestra tragedia, para
honrar el sacrificio de Óscar Pérez y los suyos, de los 140 jóvenes inmolados
el año pasado, de los asesinados anteriormente, de los miles de heridos y
detenidos ilegalmente, de los torturados, de los perseguidos y de todos
aquellos que han sufrido en sus carnes la acción de unos criminales desalmados.
Nicolás Maduro, Diosdado Cabello, Néstor
Reverol, Freddy Bernal, Tarek El Aissami, y tantos otros que tendrán que
responder ante la justicia como autores mediatos de este crimen de lesa
humanidad, perdieron su última batalla. Pensaron que pasando por encima de la
vida de estos mártires con toda la fuerza arrolladora de sus ejércitos y armas,
iban a lograr una gran victoria, pero resulta que el valor de Óscar Pérez y sus
compañeros, armados tan sólo con un teléfono celular, los ha derrotado.
Nunca antes un aparato tecnológico tan
aparentemente inofensivo como un teléfono celular, ha evidenciado ser un arma
con tanto poder de destrucción.
William Cárdenas
Rubio
Madrid, 20 enero 2018
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