miércoles, 4 de mayo de 2016
FANTASÍA
FANTASÍA
Humberto García Larralde
El discurso de Maduro, en su mitin del 1° de mayo, manifiesto el uso que
hace el totalitarismo de la ideología para encubrir realidades e intentar
tranquilizar (¿?) a los suyos. En un delirio que sólo es explicable por su
enajenación a la retórica comunistoide, llegó a “ordenar” una “huelga general
indefinida” si algún día la “oligarquía” lograse sacarlo de Palacio (¡!). O
sea, el Presidente que ha arruinado a la clase obrera, condenándola a un
proceso acelerado de empobrecimiento por la inflación que sus políticas han
desatado; destruido fuentes de empleo; reprimido y desarticulado el movimiento
sindical; pospuesto indefinidamente la contratación colectiva en muchos entes
públicos; y sometido a empleados y obreros a dictámenes políticos ajenos a sus
intereses, ¡le ordena ahora a la clase obrera a alzarse en su defensa!
Maduro -¡al fin!- ha acusado el golpe del repudio popular. Recoger 2
millones y medio de firmas para iniciar el proceso revocatorio en apenas dos
días, cuando solo se requerían 196.000, lo tiene desesperado. De ahí sus
intemperancias e intimidaciones ante a los seguidores que aún le quedan. “Para
variar”, invocó una vez más las amenazas de magnicidio, ahora de
francotiradores que estarían apostados en las azoteas aledañas a la Plaza
Oleary, razón por la cual la marcha no culminara en ese espacio (¡!). Y no dejó
de referirse, sin pena alguna, a la “guerra económica” como razón de sus
embestidas. Y así, sintiéndose Bolívar liberando a la América, profirió:
“Pongo como condición que cese la guerra económica o, si no, el pueblo,
con Maduro, haremos una rebelión para llevar la revolución a América Latina y
Venezuela”.
Los intentos de Maduro de galvanizar a los suyos cuando siente que el
mundo se le desmorona, con falsificaciones, inventos, proyecciones de batallas
épicas y llamados a cerrar filas en torno a sí, corresponden al más clásico
talante fascista. Sin duda es tentador caerse a embustes cuando uno está en
aprietos, pero ello es a riesgo de que la realidad atropelle trágicamente a
quien así busca evadirse. Tal conducta atemoriza, además, por su similitud con
un grave trastorno siquiátrico, cuyas características extraigo de la siguiente
cita de Wikipedia:
“La
esquizofrenia …. es un diagnóstico psiquiátrico que se utiliza para personas
con un grupo de trastornos mentales crónicos y graves, caracterizado a menudo por conductas que resultan
anómalas para la comunidad, falta de percepción de la realidad, alteraciones en
la percepción o en la expresión de la alteración de la realidad.1 La esquizofrenia causa además un cambio mantenido en varios
aspectos del funcionamiento psíquico del individuo, principalmente de la conciencia de realidad, y una desorganización neuropsicológica más o menos
compleja, en especial de las funciones ejecutivas, que lleva a una dificultad para mantener conductas motivadas y
dirigidas a metas, y una significativa disfunción social. Entre los síntomas
frecuentes están las creencias falsas, un pensamiento poco definido o confuso,
alucinaciones auditivas (¿el pajarito
eterno? –HGL), reducción de las actividades de relación y de la expresión de
emociones, e inactividad.”
No se trata de estigmatizar a quien padezca este trastorno, pero sí de
alertar el peligro que representa que una persona que lo sufra pueda ocupar la
Presidencia de la República, con responsabilidad máxima sobre una Fuerza Armada
al frente de la cual se han colocado, deliberadamente, los gorilas de siempre,
pero ahora absueltos por revestirse de “revolucionarios”, gracias a la retórica
chavista.
Humberto García Larralde
economista, profesor de la UCV
02 de mayo 2016
Etiquetas:
- Fantasía,
Humberto García Larralde,
Nicolás Maduro,
Revocatorio,
Venezuela 2016
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario