jueves, 29 de enero de 2009
EDGAR JAIMES - EL DRAMA DE GAZA
Desde que comenzó el bombardeo y posterior invasión de la Franja de Gaza, he leído y visto noticias en la prensa nacional e internacional que dan cuenta de la crisis humana que allí sufre una parte del pueblo palestino. También he conocido de algunos reportajes y opiniones que acusan a Israel por el uso desproporcionado de su poder de fuego en contra de la milicia de Hamas. Como ciudadano venezolano, socialista (no del PSUV) y revolucionario (no de pacotilla como miles del PSUV) me sumo a la protesta mundial contra Israel por el genocidio que ocasiona al pueblo palestino asentado en Gaza.
Muchos son los culpables, directos e indirectos, y uno sólo el perdedor: los palestinos de Gaza que, como de costumbre, son los que han puesto los miles de muertos y heridos, además de los centenares de miles de personas psíquicamente traumatizadas y viviendo en condiciones infrahumanas a consecuencia de la destrucción de sus viviendas y del escaso suministro de agua potable y de otros servicios básicos, por la devastación causada por el bombardeo israelí.
Sobre el principal responsable de esta masacre (Israel) no ahondaré en detalles. Sólo basta ver los reportajes realizados por las agencias internacionales para darse cuenta de la crueldad de un ejército que poco le importa el daño que ocasiona a la población civil. Todo el sufrimiento causado por esta y otras agresiones por parte del sionismo e indirectamente por sus aliados de EEUU, la Unión Europea y varias naciones árabes, son razones humanas, morales, éticas y políticas suficientes para que el pueblo palestino, asentado en Cisjordania y la Franja de Gaza, como una sola voz inicien acciones diplomáticas y agoten los mecanismos jurídico-legales para exigir, ante la Corte Penal Internacional (TPI), no sólo la apertura de un juicio por los crímenes de guerra cometido contra civiles palestinos (niños, mujeres y ancianos), por parte del alto mando “Cívico-Militar”, a cargo de Ehud Barack y Ehud Olmert, Ministro de la Defensa y Jefe del Gobierno, entre otros altos funcionarios del régimen israelí, sino también para resarcir los daños materiales originados por estas acciones, de tal forma que Israel y sus aliados están en la obligación de asumir la totalidad de los costos requeridos para la reconstrucción de Gaza.
Son culpables indirectos de este genocidio la caterva de gobiernos corruptos y corruptores del mundo árabe entre los que destacan Egipto, Arabia Saudí, Emiratos Árabes, Qatar, Kuwai y Omán que, junto a Irán, Siria y el Líbano, han sido incapaces para definir un bloque estratégico de naciones en solidaridad con el pueblo palestino, hacinado y bloqueado desde hace sesenta años.
En efecto, si tan sólo Irán y Arabia Saudita se unieran en una declaratoria de boicot petrolero contra Norteamérica y Europa, eso sería suficiente para que en 24 horas los halcones israelíes capitularan, bajo la presión que ejercerían EEUU, Francia, Alemania y el Reino Unido. Pero un boicot de esta magnitud, asumido por estas naciones, sólo sería posible si en ellas gobernaran al menos clases nacionalistas, por no decir revolucionarias, no por camarillas conservadoras, demagogas, oportunistas y corruptas como hoy. Por el momento, los palestinos deberán luchar solos, sin hacerse ilusiones de una solidaridad árabe en bloque, al menos en el corto plazo.
También es culpable el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (CSNU) por ser poco efectivo, eficaz y eficiente a la hora de hacer cumplir una resolución de cese al fuego, sin que al gobierno israelí le importe un bledo tal decisión. ¿Por qué ese CSNU, como misión de alto nivel diplomático y de buena voluntad, no sesionó y menos verificó el cese al fuego en la propia Franja de Gaza? ¿Hubiese continuado el ejército israelí el bombardeo e invasión de Gaza, con la presencia del CSNU en dicho territorio? Sin lugar a dudas, ese CSNU debería ser re-estructurado o transformado en un verdadero Consejo de Seguridad.
No quiero terminar este análisis sin hacer una reflexión crítica hacia la milicia del Hamas, específicamente en lo relativo a los errores tácticos cometidos antes y durante estos enfrentamientos, más allá del drama humano que a ellos les toca vivir en carne propia. Ciertamente, en estos cruentos episodios quedaron en evidencia varias cuestiones, a saber:
1º) Nunca se debe combatir con un enemigo que tiene un alto poder de fuego, mayor capacidad bélica, amplio dominio territorial y apoyo logístico local, nacional e internacional, sin antes evaluar los propios recursos y el nivel de resistencia que se tienen para contrarrestar debidamente las ventajas comparativas del enemigo.
2º) Los combatientes de Hamas no debieron concentrarse en sectores que eran bien conocidos por el enemigo, por el contrario, lo que se imponía era una rápida dispersión dada la alta vulnerabilidad de un territorio que no les permitía ninguna posibilidad de contrarrestar la ventaja tecnológica y el poder de fuego del enemigo israelí.
3º) Si Hamas utilizó a la población civil como escudo humano fue un error de incalculables consecuencias en lo político-social porque siendo la máxima autoridad militar en Gaza debió tener preparado planes de seguridad, defensa, correaje, despeje y movilización que asegurara, lo más posible, la integridad y la vida de los civiles, además de un mejor accionar de los combatientes palestinos. Si no fue así, entonces Hamas, con el apoyo del pueblo de Gaza, debe dar su parte de guerra, despejando todas las dudas al respecto.
4º) Hamas debe en lo inmediato unir esfuerzos con la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) para activar una red internacional de apoyo y solidaridad a los fines de iniciar los trámites ante la Organización de Naciones Unidas dirigidos a la creación del Estado-Nación de Palestina. jaimes@ula.ve
Dr. Edgar Jaimes, Prof. Titular Jubilado del NURR-ULA
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