jueves, 18 de noviembre de 2010

EDGAR JAIMES - LA ENERGÍA NUCLEAR EN EL MUNDO, AMÉRICA LATINA Y VENEZUELA


En el artículo previo (La energía nuclear y el desarrollo sostenible) quedó claro que el interés por la producción y uso de la Energía Nuclear (EN) en función del desarrollo sostenible radica en seis factores: 1) El aumento de la demanda de electricidad a escala mundial; 2) La percepción de que la EN retrasa el calentamiento global; 3) Los elevados precios de los combustibles fósiles; 4) El menor impacto del combustible nuclear en el precio final de la electricidad; 5) La seguridad de su suministro y 6) El mejoramiento de la aceptación social de la EN después de décadas de rechazo mundial. Ahora bien, ¿De qué manera es visible la influencia de estos factores en la instalación de reactores nucleares en América Latina y, en particular, en Venezuela?

Para responder esta interrogante me apoyaré en el ensayo publicado por Irma Argüello en agosto de 2009: “El Futuro de la Energía Nuclear en América Latina” (http://npsglobal.org/esp/component/content/article/151-analisis/760-enenucamlat.html)
Según esta experta en la actualidad existen 439 plantas de EN que operan en 31 países, 6 de ellas en América Latina: Laguna Verde I y II, en México; Angra I y II, en Brasil y Atucha I y Embalse, en Argentina. Además, hay 44 plantas en construcción en 13 países, pero sólo 2 de ellos se encuentran en América Latina: Atucha II en Argentina, cuya conclusión está prevista para el 2010 y la recientemente reactivada Angra III en Brasil, que podría entrar en funcionamiento en el 2014. Hasta 2008, alrededor de 28 estados han evaluado, aunque en forma preliminar, la alternativa nuclear, entre ellos tres de América Latina: Chile, Venezuela y Uruguay.

La atención que ponen los gobiernos de la región en la EN está relacionada con la búsqueda de las fuentes de energía con la finalidad de acabar con la dependencia de los combustibles fósiles y la energía hidroeléctrica, afectados por factores naturales, políticos o económicos entre los que destacan la escasez, las interrupciones de suministro, los precios altos y las sequías.


En Venezuela, el gobierno nacional ha intentado obtener tecnología nuclear de países como Argentina, Brasil, Irán, Francia y Rusia con el fin de construir una planta de EN que podría equilibrar severos cortes de electricidad. No obstante, fue solo en octubre de 2010 que se dio inicio a un proceso de negociación con Rusia para el diseño, instalación y puesta en marcha de plantas nucleares para tales fines. Antes, en noviembre de 2008, un amplio acuerdo marco nuclear civil fue suscrito durante la visita del presidente ruso Medvédev a Venezuela. Previamente, a finales de la década de los 80, Petróleos de Venezuela (PDVSA) manifestó interés en la adquisición de reactores nucleares CAREM de Argentina para producir vapor de alta temperatura con el fin de inyectarlo en los pozos para licuar el petróleo pesado. 

A largo plazo existen planes para aumentar la capacidad en países como China con 103 reactores entre planificados y propuestos, otros 25 en la India, 31 por parte de los Estados Unidos, 36 de Rusia, 22 de Ucrania y 14 en Japón (World Nuclear Association, April 2009)

En América Latina, Brasil proyecta cuatro plantas nucleares de alrededor de 1.000 Megavatios (MW) cada una. No obstante, dentro del Plan Energético 2030 dicho país tendrá la capacidad para instalar más de 60,000 MW de energía nuclear en los próximos 50 años, lo que implicaría construir una planta nuclear por año.

Argentina debe aún desarrollar un plan integrado de energía, confiable y a largo plazo para poder definir el rol de la energía nuclear, el número de reactores y también la tecnología y requerimientos de combustible. En agosto de 2006, el gobierno anunció un plan estratégico de 3500 millones de dólares para completar la central Atucha II y extender el ciclo de vida de Atucha I y Embalse. 

Aun considerando el escenario más optimista, el consumo latinoamericano de energía nuclear sería del 5.6% del total de electricidad generada, significativamente menor al 14.4% del promedio mundial proyectado para el año 2030 (World Nuclear Association, April 2009)

Edgar Jaimes 

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