miércoles, 5 de abril de 2017
MILITARES EN EL BANQUILLO
MILITARES EN EL BANQUILLO
Luis Marin
La Cátedra Pío Tamayo de la Universidad
Central de Venezuela planteó un Foro para discutir el papel real de las FFAA en
la Venezuela actual para el que invitó al comandante Jesús Urdaneta Hernández,
al capitán Otto Gebauer y al profesor, también militar, Rafael Tosta Ríos, en
el contexto de inestabilidad del lunes 3 de abril de 2017.
Lo primero que salta a la vista es el
estado de conmoción nacional cuyos síntomas se observan en los pronunciamientos
espasmódicos y contradictorios del llamado TSJ en Sala Constitucional; pero no
es cierto que “los magistrados dieron el golpe de estado” o que haya una
“tiranía judicial” ni una “dictadura de los jueces”, o la peregrina teoría de
que “los golpes de Estado no los dan los militares sino los jueces”. Eso es
diversionismo ideológico o, como diría el camarada Fidel, “fuegos de
artificio”.
La cuestión es que si Venezuela se
encuentra bajo una dictadura militar comunista, inspirada por la Cuba de
Castro, cuyo eje gira en torno a un Partido Militar, ¿quiénes son los que
realmente tiran los hilos de esta conspiración? ¿Quiénes son los miembros del
Politburó? O mejor, ¿quién es el jefe, líder o caudillo, para seguir la
tradición que rige desde la Independencia?
El comandante Jesús Urdaneta Hernández
no cree que haya tal partido militar. La verdad, dice, es que el director de la
orquesta, que era Chávez, que medio armonizaba a militares y civiles
conjurados, se murió (o lo mataron, como dirían a su vez Maduro y Eva Golinger)
y a partir de allí lo que hay es un caos de aprovechadores y oportunistas, que
no tienen visión de partido, ni doctrina, ni jerarquía, sino sólo intereses
mezquinos.
La Cátedra aclara que su posición
siempre ha sido que sí hay un partido militar, no sólo por el Movimiento
Bolivariano Revolucionario del bicentenario (MBR200), de 1982, que luego en se
transforma en el MVR en 1997, para finalmente subsumirse en el PSUV en 2007;
sino remontándonos históricamente al origen de la República con la Cosiata de
José Antonio Páez, las Agrupaciones Cívicas Bolivarianas del general López
Contreras, el PDV de Medina Angarita, la Unión Militar Patriótica que lo
derroca, hasta llegar al Frente Electoral Independiente (FEI) de Marcos Pérez
Jiménez.
La verdad, cuando se crea una
organización, no en el sentido formal de estar registrada en el CNE, con
autoridades, militantes, programa, himno, bandera y color reconocidos, sino que
tenga por objeto la toma, conservación o ampliación del poder, puede hablarse
de un partido político, con la peculiaridad de que se trataría de un partido
armado, para peor, con las armas de la República, lo que le confiere su
peculiar carácter conspirativo.
Una dificultad nada pequeña es que
tradicionalmente los partidos comunistas realizan sus actividades en forma
clandestina y al parecer no abandonan estos hábitos cuando acceden al poder en
el que, por definición, sus actuaciones deben tener carácter público.
De manera que la planificación, diseño e
implementación de políticas pueden definirse en sentido estricto como una conspiración.
La pregunta inicial sigue vigente:
¿Dónde se oculta el Poder? ¿Quién manda aquí?
CAPITALISMO MILITAR
Visto que el TSJ actúa según órdenes y
contraórdenes que “vienen de arriba”, como lo hace el CNE, la defensoría del
pueblo, la contraloría y los demás poderes públicos; interviene espontáneamente
Pablo Medina para acotar que en realidad el Poder se encuentra en Cuba, que
todo este tinglado es manejado desde La Habana.
Ciertamente “el modelo cubano” incluye
esa injerencia medular de las FAR en todo el andamiaje del Estado, incluso en
el Partido Comunista que según la constitución es la vanguardia de la sociedad,
en el que, por ejemplo, de quince miembros que tiene el politburó, diez son
militares.
Pero es que además manejan casi toda la
economía de la isla y su comercio exterior a través del Grupo de Administración
Empresarial, S.A., que sustituyó a la Unión de Empresas Militares, un súper
holding presidido por el general Luis Alberto Rodríguez López-Callejas, cuya
mejor credencial es ser yerno de Raúl Castro, esposo de su hija Deborah Castro
Espín y padre de su jefe de seguridad personal Raúl Rodríguez Castro, el
nieto-guardaespaldas, alias “el cangrejo”.
Existen otros emporios empresariales
como CIMEX que tiene una división mayorista y otra minorista, la Corporación
Gaviota comprende las áreas de turismo, decenas de hoteles, restaurantes,
múltiples servicios, CADECAS controla las remesas, cobrando un diezmo por las
operaciones cambiarias y así sucesivamente, se puede pasar revista a todas las
actividades económicas sin que ninguna escape al control militar.
En Venezuela llama la atención la
reciente creación de la Compañía Anónima Militar de Industrias Mineras,
Petrolíferas y de Gas (CAMIMPEG), cuyo único antecedente era la Compañía
Anónima Venezolana de Industrias Militares (CAVIM), ocupada casi exclusivamente
de la fabricación y comercio de armas y explosivos.
Pero es que a partir del Plan Bolívar
2000 y el tristemente célebre Central Azucarero Ezequiel Zamora (CAEZ) de los
comienzos de la dictadura, se han creado empresas de transporte, sistemas de
comunicaciones, agropecuarias, constructora con su filial en canteras y
materiales, fondos de inversiones, televisoras, vehículos, viajes y turismo,
hasta una universidad, además del antiguo IPSFA, son decenas de compañías y
otras instituciones de carácter económico.
Un rasgo común de estos emporios comerciales
es que sólo su forma es mercantil, porque se trata de sociedades y compañías
anónimas cuyo único accionista es el Estado; pero además se caracterizan por su
opacidad, porque como sus gemelas cubanas no publican estados financieros ni
están sometidas al control de ningún auditor o contralor externo e
independiente.
Otro rasgo distintivo es que no son
competitivas, no entran a concursar en un mercado abierto, para ver cuál pueda
ser su rentabilidad, eficacia y eficiencia, sino que actúan como monopolios,
impidiendo autoritativamente el acceso a inversionistas privados en sus nichos
de comercialización y mercados cautivos, prescindiendo por completo de las
leyes de oferta y demanda.
Esto dibuja un nuevo “modelo de negocio”
que no ha sido suficientemente estudiado y agrega otro ingrediente adicional al
carácter inédito de esta novísima dictadura que combina
el clásico Estado Patrimonial y mercantilista con una alianza estratégica con
el gran capital financiero transnacional, que es su socio y soporte,
irónicamente bautizado “socialismo del siglo XXI”; aunque debería ser
“capitalismo militar del siglo XXI”.
La globalización, como los dioses del
Olimpo, engendra hijos monstruosos.
MAFIAS,
FUNDAMENTALISMO Y OTRAS SORPRESAS
El vistazo más superficial a la
nomenclatura cubana revela que la familia Castro ocupa sin discusión el tope de
los cargos de poder; pero no son sólo ellos, con sobrada razón se han llamado
“los herederos” a los delfines de los veteranos de la Sierra Maestra, que son
una especie de aristocracia revolucionaria, mucho más exclusiva que los amos de
Buckingham.
La realeza cubana se ha educado en las
mejores universidades del mundo y no precisa ni exclusivamente en la
Universidad Lomonósov de Moscú, se encuentran perfectamente adiestrados para
asumir las riendas del negocio familiar tan pronto sus viejos vayan dejando el
paso abierto por razones estrictamente generacionales.
En Venezuela el nepotismo se ha llevado
a extremos absolutamente delirantes, como todo lo que ha hecho esta revolución
en materia de oportunismo, corrupción, ventajismo y abuso de poder. Fue un
pasatiempo estimulante perseguir, por ejemplo, al apellido Flores en los
intersticios administrativos de la antigua Asamblea Nacional durante el reinado
de Cilia; como es igualmente extendido el apellido Cabello.
Cuando designan a alguien jefe de una
institución, desde un ministerio a cualquier empresa del Estado, una refinería
de petróleo o una empresa expropiada, lo primero que hace es llevar a su
cónyuge como gerente de algo, luego los hijos, sobrinos, después los
colaterales y así hasta el jardinero, el chofer y la doméstica, que a partir de
ahí van a cobrar de los fondos públicos.
Cuando el ente se arruina, como suele
suceder, lo ascienden a otro y así hasta llegar a donde estamos ahora, al borde
del colapso total, en una sorprendente privatización de las instituciones
públicas en nombre del socialismo.
Si nuestra situación no fuera
suficientemente trágica, hay que agregarle la importación de conflictos que nos
son completamente ajenos, como el conflicto del medio oriente, por ejemplo.
Por arte de “la solidaridad entre los
pueblos”, la ideología justificadora del papel de carne de cañón de los
soldados cubanos en la geopolítica de la guerra fría, ahora nos hemos
convertido en aliviadero no solo de la guerrilla colombiana sino de cualquier
otra parte del globo donde se combata al enemigo común, el imperialismo
norteamericano.
Así, Venezuela se ha convertido en una
ficha en el tablero global de una confrontación extra fronteras de la que no se
puede derivar ningún beneficio pero sí graves perjuicios.
Y este es el último tema que sale a
relucir en nuestro debate, traído al panel por los participantes: el hecho
incontrovertible de la presencia creciente de organizaciones extremistas
islámicas que enrarecen todavía más nuestro ya turbio panorama político.
Venezuela ya no es solamente el puente
para el narcotráfico que sale de Colombia hacia Europa y los EEUU, sino que es
receptora de islamistas que se “occidentalizan” en el país, adquiriendo nuevas
identidades y fisonomía, para seguir sus rutas de infiltración en Norteamérica,
Canadá y México inclusive.
Finalmente, la consigna de salir de
Maduro ya quedó superada por los hechos, no sólo porque no gobierna al país, si
es que lo gobernó alguna vez, superado por las logias militares SA, sino porque
aún en ese caso, ¿cómo salir de las FARC y el ELN, de Hezbolá e Irán?
El cuadro es complicado y peligroso,
imposible de resolver en un bosquejo tan limitado y breve como el que
disponemos.
Pero esta es la línea de reflexión que
hemos propuesto y reiteramos.
Luis Marín
05 abril 2017
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Las FANB,
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Venezuela 2017
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