lunes, 18 de septiembre de 2017
LA NATURALEZA DEL RÉGIMEN
LA NATURALEZA DEL RÉGIMEN
José Domingo Blanco
Mingo
Hubo una vez un Hermann Escarrá que fue
opositor. Sí, un Escarrá que denigraba del régimen y denunciaba sus actuaciones
sin importarle que, en ese bando, se encontraba su hermano. De eso, hace una
década más o menos. En el año 2007, si mi memoria no falla, Escarrá era,
incluso, un vocero de la oposición. Más de una vez lo entrevisté y, con esa
formalidad tan suya, decía –y me permito citarlo: “este es un régimen caracterizado
por el maridaje inmoral entre la casta política que se ha entronizado en el
poder y el usufructo de los dineros públicos. Por eso, uno los ve por ahí
comprando casas en Miami, comprando casas en las principales urbanizaciones. Los
mejores y más importantes vehículos, son ellos quienes los tienen; es decir, se
trata de una nueva casta política, una nueva casta económica, que se ha montado
sobre la corrupción y se ha enseñoriado sobre toda la nación. Eso es lo que hay
que enfrentar. Y por eso es que nosotros decimos que nuestra lucha no es solo
enfrentar el proyecto de destrucción de la República sino reconstruir la restauración
ética y moral de Venezuela”.
Increíble ¿no? Es el mismo Hermann Escarrá que
hoy tiene prohibida la entrada a EEUU porque al gobierno americano le huelen
muy mal las lujosas propiedades y negocios que tiene en Florida.
Esa ambigüedad, esos saltos de talanquera, los
cambios de opinión, no sé a qué atribuírselos; pero, lo que sí puedo
asegurarles es que, en aquel entonces, cuando conversábamos con él, enfatizaba
lo que teníamos que hacer para salir de este régimen. Cuando lo consultábamos
aseguraba que “el gran problema que tenemos en la oposición, el enorme problema
que tiene el liderazgo opositor, es que desconoce la naturaleza del régimen”.
Y además señalaba que nos faltaba organización
ciudadana. Que teníamos que desconocer al régimen y apoyarnos en la Constitución.
Que no era sólo convocar a una marcha, sino permanecer en la calle, sin
retorno, hasta que el régimen cayera. ¡Qué nosotros, la sociedad civil, la
ciudadanía, teníamos que acorralar al régimen! Sin embargo, el régimen del que
despotricaba y calificaba con los más horrendos epítetos, lo sedujo. Tanto lo atrajo,
que fue una pieza clave para que Nicolás y sus secuaces consumaran su fraude
Constituyente, que Escarrá avala como asambleísta.
Seguimos sin conocer la naturaleza del
régimen. Un régimen al que hemos logrado arrinconar en varias ocasiones y que,
de la mano de algunas de las oposiciones -que reculan en la estrategia- se
oxigena y recupera las fuerzas. Ya en 2007 Escarrá nos decía lo que teníamos
que hacer para salir de este desgobierno, y no lo hicimos. Ahora, el
narcoestado corrigió sus debilidades y se fortalece. Gobierno y oposiciones se
han burlado del diálogo, en todas las oportunidades habidas y por haber.
La MUD
dijo “no más diálogo hasta que se cumplan todas las condiciones”, y mintió. La
MUD dijo “no iremos a elecciones porque el fin es salir de Maduro este año y
rápido” y mintió. La MUD dijo “hay que promulgar el abandono del cargo y
restaurar todos los poderes públicos” y mintió. La MUD dijo “la calle es la
salida y los muertos son héroes” y mintió. La MUD dijo “no negociaremos con el
régimen” y mintió. El régimen dice “esta revolución cada día se fortalece más.
Hasta el 2030 y más” y no miente. Porque, en estos momentos, cualquier diálogo
fortalece a la narcomafia que gobierna.
Nicolás Maduro le ratifica al mundo que en
Venezuela hay diálogo entre el gobierno y la oposición. Se jacta de ello. Y sus
secuaces y los cómplices no tardan en refrendarlo. Ese diálogo, con elecciones,
hará que el mundo reconozca a Nicolás y a su Constituyente Corporativa. Permite
que Maduro logre reconocimiento y legitimidad. Y no es que me niegue al
diálogo; pero, caramba, ya está bueno de engaños. Para dialogar hay que saber,
con reglas del juego claras y que se cumplan, quienes son los contendores.
Los gobiernos democráticos del mundo se
conmueven cuando hasta el más sangriento dictador anuncia diálogo. Y eso ha
sido así históricamente. Los países no se resisten a las salidas democráticas
aun cuando estén teñidas de corrupción y teatro. Le conceden el beneficio de la
duda a la intención de enmendar pacíficamente los errores. Este nuevo
acercamiento entre el régimen y personeros de la MUD, detendrá las sanciones a
la narcomafia. Frenará las actuaciones contra sus crímenes de lesa humanidad.
¿Para eso es el diálogo? ¿Para que el narcorégimen no reciba los castigos que
le esperan?
Diego Arria aseguraba que “es un hecho sin
precedente en el mundo que narcos y criminales estén en pleno control de una
nación”. Ante esto, solo nos queda la civilidad y la ciudadanía como estrategia.
La protesta sin retorno era la propuesta de aquel Escarrá opositor cuando
todavía no había ayudado a blindar la dictadura jurídicamente, y cuando el
partido militar aún no estaba tan consolidado ni tan armado como está ahora.
Una de las últimas
entrevistas que hice en Puntos de Vista, antes de que cerraran la emisora, fue
al profesor Agustín Blanco Muñoz quien dijo que, cuando la revolución advirtió
que no tenía cómo ganar elecciones, promovió la violencia. Y el TSJ se encargó
de montar las trampas. Esa es la naturaleza de este régimen. Es perverso como
aquel que un día descubre que es más fácil –y más rentable- unírsele que
combatirlo.
@mingo_1
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