jueves, 13 de noviembre de 2008

¿CÓMO ELIMINAR LA POBREZA Y EL HAMBRE EN EL MUNDO?



PARTE I
EDGAR JAIMES

Según Ban Ki-moon, Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), unos 1000 millones de personas (hombres, mujeres y niños) sobreviven con menos de un dólar por día, de las cuales 750 millones viven en las zonas rurales de los países en desarrollo (Project Syndicate, Empleos Verdes I y II, en diario El Nacional 27 y 28-10-2008, Nación.15).

Por su parte, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), organismo especializado de la ONU, creado para erradicar la pobreza y el hambre a nivel mundial, en su informe anual 2007 (www.ruralpovertyportal.org) determinó que más de 2000 millones de personas de las zonas rurales en todo el mundo viven con menos de 2 dólares al día y sus medios de vida dependen de la agricultura. En la actualidad, el cambio climático y el alto costo de los alimentos y la energía agravan los problemas que esas personas deben afrontar a diario en su intento por realizar su vida de manera digna.

El objetivo de este primer artículo es realizar un breve análisis de la pobreza y el hambre que sufren más de la tercera parte de la humanidad, tomando en cuenta que la actual crisis financiera mundial es un nuevo factor que se suma a los antes señalados dado el severo impacto negativo que causará sobre las metas del Milenio, formuladas por la ONU.

Ciertamente, el objetivo de desarrollo más importante, implícito en estas metas, es: “…disminuir en un 50 % el número de personas que viven en la pobreza extrema y padecen hambre para el año 2015…” En consecuencia, es impostergable hacer inversiones financieras, significativamente superiores a las ya aportadas por organismos como la FAO y el FIDA en los últimos 30 años; toda vez que: “…el no realizar estas inversiones ni redefinir las políticas agrícolas y agrarias en los países en desarrollo, en particular las orientadas al fomento de la agricultura de pequeñas explotaciones, hará muy difícil para estas naciones alcanzar la meta del Milenio antes señalada...”

De hecho, esta meta, cuyo horizonte fue establecido para el año 2015, jamás será alcanzada dada las características de la actual crisis financiera que estremece los cimientos de la economía global en vista de los factores estructurales que la determinan.

Entonces, la pregunta obligada dentro de este contexto sería: ¿qué debe hacer la ONU y otros organismos internacionales como la Unión Europea (UE) y la Organización de Estados Americanos (OEA); entre otros, para cumplir con esta meta del Milenio, más allá del año 2015?

La respuesta no es tan sencilla, más aun cuando en este momento (31 de octubre de 2008), está en plena manifestación una descomunal crisis financiera mundial que todavía no alcanza a prefigurar su demoledor impacto socio-económico sobre la totalidad de los habitantes del planeta tierra. Si es cierto que es muy temprano hablar de soluciones inmediatas y efectivas para manejar o controlar dicha crisis; no obstante es el momento oportuno para la definición de un modelo de gestión institucional, basada en la planificación estratégica, con miras no sólo a detener sino disminuir a “cero” la pobreza y el hambre en el mundo en un plazo de 30 años. Por ahora, sólo adelantaré una idea muy general, con base en el informa anual 2007 del FIDA.

En efecto, si sólo los gobiernos de EEUU y el Reino Unido fueron capaces de disponer de un monto superior a los 800.000 millones de dólares para salvar algunos bancos, con sobrada razón la ONU y todas las corporaciones que dan sustento al FIDA, como es el caso de la (OPEP); la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), así como otros países desarrollados (no afiliados a la OPEP, pero también petroleros como éstos) y de economías emergentes; estarían en capacidad de asumir, en forma conjunta e inmediata, la recaudación de aportes por una cantidad de 800.000 millones de $, para ser destinados en ciclos de 4 años de duración durante 30 años continuos. Con ello sería factible recaudar un monto igual a 6,0 billones de dólares, en ese lapso de tiempo, los cuales permitirían orientar los gastos e inversiones (reembolsables y no reembolsables) requeridos con urgencia para vencer la pobreza extrema y el hambre que padecen más de 2000 millones de seres humanos.

La idoneidad, experticia y eficacia para hacer el mejor manejo, administración y aseguramiento de estos recursos, destinados exclusivamente a la inversión, reinversión y gastos en función de este Mega-Proyecto Humanitario, tendría que estar a cargo de la ONU, a través de sus organismos especializados como el FIDA, la FAO y el PNUMA.

En próximos artículos presentaré algunos resultados puntuales logrados sólo por el FIDA en algunos países en desarrollo que pueden ser de utilidad para formular proyectos altamente productivos, eficaces y eficientes para lograr el objetivo global de reducir a “cero” la pobreza extrema y el hambre en el mundo.
En general, la experiencia de estos organismos en las tres últimas décadas, ha demostrado que la manera más efectiva para vencer la pobreza e incrementar la seguridad alimentaria consiste en dar a los pequeños agricultores y otros habitantes pobres del medio rural la oportunidad de fomentar las habilidades, los conocimientos y la confianza que necesitan para salir de la pobreza por sus propios medios, sin provocar un deterioro ambiental significativo.

Como conclusión general, es pertinente reiterar que si los gobiernos de Estados Unidos y Europa gastaron en una semana más de 800.000 dólares para salvar del colapso al mercado financiero mundial, con más razón la ONU estaría en la obligación moral de planificar un desembolso como el propuesto en este artículo, que sería suficiente para alimentar y sacar de la pobreza extrema a más de un tercio de la población mundial, desarrollando al mismo tiempo programas de producción de alimentos, seguridad alimentaria, conservación o recuperación de la capacidad productiva y diversidad de los ecosistemas o agro-ecosistemas, garantizando la preservación del entorno ecológico-ambiental como hábitat para las futuras generaciones humanas, seriamente amenazadas hoy por una “irracionalidad” que fomenta el armamentismo (convencional y nuclear), la guerra entre hermanos, el consumo de “lujo” de unos pocos y la exclusión de miles de millones de seres humanos, la degradación social, el deterioro de la naturaleza, el individualismo y el egoísmo, la corrupción, la ineptitud, la ineficacia, en fin la total destrucción del planeta tierra en los próximos 100 a 200 años. jaimes@ula.ve

Dr. Edgar Jaimes, Prof. Titular Jubilado del NURR-ULA

No hay comentarios: