jueves, 20 de noviembre de 2008

EDGAR JAIMES - EL GATOPARDISMO DE HUGO CHÁVEZ


El término Gatopardismo hace referencia a una contradicción aparente que fue expuesta por el escritor italiano Giuseppe Tomaci Di Lampedusa (1896-1957) en su novela El Gatopardo, según la cual: "Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie" (www.wikipedia.org). Desde entonces, en ciencias políticas se suele calificar de gatopardista a todo aquel político, sea reformista o revolucionario, que pretendiendo cambiar las partes estructurales de un sistema socio-político conserva su totalidad funcional y organizacional para que, en realidad, no cambie. De esta manera el nuevo sistema que se quiere implantar será tan viejo, degradado o peor que el anterior

La paradoja antes explicitada describe lo que ha sido el gobierno de Hugo Chávez (HC) en los últimos diez años (1998-2008), tiempo en el cual se han intensificado y hasta institucionalizado los vicios y lacras que caracterizaron a los gobiernos de AD-COPEI-CHIRIPERO (1958-1998). Entre esos vicios son pertinentes destacar los siguientes: 1º) Concentración, abuso de poder, corrupción, malversación y desviación de los recursos financieros por funcionarios del alto gobierno, 2º) Creación de una cúpula político-militar generadora de redes de tráfico de influencias y clientelismo político; 3º) Entronización de la ineficacia, ineficiencia, ineptitud, incompetencia, burocratismo, soborno y chantaje en las funciones y toma de decisiones por parte del funcionariado “Chavista” ;

4º) Inseguridad pública y agroalimentaria; 5º) Desempleo, pobreza y marginalidad social; 6º) Deterioro ambiental, agro-ecológico e insalubridad pública; 7º) Impunidad o amparo a favor del malandraje político cebado por el gobierno y 8º) Creciente persecución y acoso en lo político, policial y militar en contra de la ciudadanía que no acepta las arbitrariedades de Chávez y su gobierno. La causa de este Gatopardismo es atribuida por Rigoberto Lanz: “…a la manera como llega la izquierda al gobierno, por las urgencias de copar la administración pública, por la ausencia evidente de cuadros formados para la multiplicidad de funciones que están en juego, por la dificultad mayor de no contar con plan maestro de desarticulación del viejo estado y de construcción consistente de una nueva institucionalidad”. (En: Inteligencia de la complejidad, A Tres Manos, El Nacional 16-11-2008, página 12).

Y dentro de este contexto no están incluidas aquellas actitudes que atentan contra la ética y la estética que rigen para todo funcionario del Estado a la hora de ejercer sus funciones o de rendir cuentas a la sociedad, unido además a las buenas costumbres y mejores modales de dicción y conducta, que son propios de los servidores públicos que, frecuentemente, se asocian con la eficiencia y la idoneidad en el desempeño de su labor pública. Contrario a estas cualidades, en lo que va del año 2008, han sido reiterativas las expresiones ofensivas y difamatorias de uso común por el ciudadano Presidente de la República con la intención de causar daño a la buena imagen e integridad ciudadana de cualquier persona que no comulgue con sus puntos de vista. En fin, el Gatopardo de Tomaci es sólo una caricatura, comparado con este otro Gatopardo del Tercer Milenio.

Con base en la paradoja del Gatopardo de Tomaci, considero que el sistema socio-político que ha pretendido imponer HC en Venezuela en los últimos diez años es similar a los regímenes que predominaron en el siglo pasado. Es más, estoy convencido que el periodo “Chavista” es el más salvaje de todos por ser reproductor de una serie de rasgos que son propios de los regímenes de Fascistas o Neo-Fascistas.

Efectivamente, el gobierno “Chavista” ha concentrado y centralizado la totalidad del poder político, económico y militar en la figura del Presidente Chávez, a tal punto de considerarlo como el único líder, la única opción válida, para llevar a cabo la transformación social de Venezuela. No obstante, considero que un sistema socio-político con las características del perfil y liderazgo antes prefigurado no es compatible con los principios que rigen para UN NUEVO SOCIALISMO, llámese Del siglo XXI; Evolutivo; Cuántico o Ecológico.

Por una parte, porque la sociedad como un todo no conoce adecuadamente y, menos aún, maneja y controla los factores y procesos que determinan la producción, ubicación, acceso y explotación racional de la riqueza material contenida en el entorno eco-social con el cual se relaciona directamente y en un todo de acuerdo con sus requerimientos de vida y desarrollo humano sostenible. Mientras estos conocimientos, criterios y principios no los internalice la gente no habrá posibilidad de crear la verdadera felicidad social a la cual tiene derecho y aspira la sociedad venezolana desde hace mucho tiempo.

Por el contrario, el control absoluto de esta riqueza material está en manos del régimen Chavista y de su cúpula político-militar (igualito que en los gobiernos de AD-COPEI-CHIRIPERO) quienes la acaparan en su totalidad a sabiendas de que es propiedad de todos los venezolanos. Esa cúpula hegemónica, dispone, utiliza, consume, devora, distribuye y hasta regala lo que no es de ellos, aplicando como racionalidad su libre albedrío y, lo que es peor, en nombre del SOCIALISMO.

En síntesis, pareciera que en la versión venezolana del Gatopardo todo ha cambiado, incluyendo las ideologías, pero lo único que realmente no cambia es el ejercicio del poder por parte de HC, del cual abusa en forma descarada como nunca nadie lo había hecho en Venezuela. Desde esta perspectiva el Gatopardismo de HC, no sólo es evidente sino intensivo y retrógrado.

jaimes@ula.ve

Dr. Edgar Jaimes, Prof. Titular Jubilado del NURR-ULA


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