miércoles, 10 de junio de 2009

ABRAHAM GÓMEZ - LA ECOLOGÍA ABERRANTE DEL MILITARISMO (II)


Si nos atuviéramos nada más que a la retórica simplista que a cada rato escuchamos de los propaladores de este proceso casi no habría motivo para temer por las consecuencias. Un día elevan proclamas altisonantes con pretensiones de “acabar con todo lo pasado y cuanto ello signifique”; para que en ocasiones posteriores se presenten señalando exactamente lo contrario. No hay en los incitadores del socialismo del siglo XXI suficiente asidero teórico, mucho menos un valorable despliegue metódico que fortalezca la construcción discursiva a la cual aspiran apelar para convencer.

El mayor señuelo, o gancho para captar incautos, constituye, en sí mismo, una reconfiguración deleznable con que han nutrido por años en Cuba la indoctrinación de esa sociedad antillana: “Patria o Muerte”, consigna expresada coactivamente en cualquier acto oficial o privado con la finalidad de reforzar la ideologización, y al propio tiempo develar quien deja de pronunciarla para ponerlo en la picota. Tal estrategia han introducido en los cuarteles venezolanos con la sumisa complacencia de la superioridad castrense para seguir usufructuando prebendas y canonjías.

Concientes, como suponemos que están los militares que balbucean “Patria, Socialismo o Muerte” que ello contraría el espíritu, propósito y razón de nuestra Constitución Nacional, que una vez que este tormento político orgiástico sea desplazado, tendrán que responder por las tropelías desatadas. Además sus actitudes dejan al descubierto una inmensa contradicción entre los supuestos fines de lo que han dado en llamar revolución bolivariana y los medios para alcanzar su instauración. Porque si de la búsqueda (ultimidad) de un “hombre nuevo” se trata, con un espiritualidad distinta, con propensión permanente a la solidaridad, al bien común, a la cooperación, a la “socialidad empática” dicho en clave de Maffesoli….

Lo menos indicado (en tanto vía) es la invocación a la destrucción, al aniquilamiento de las ideas adversas, a la reivindicación de los antagonismos irreconciliables y al regustamiento por los extremos. Decretan de modo directo: impóngase, cuartelariamente mi pensamiento único, adocenado, inflexible, acrítico o destrúyase lo contrario. El constreñimiento del desarrollo de la personalidad individual en aras de una igualación sumaria ha sido una tentación y padecimiento de los seres humanos bajo regímenes totalitarios militaristas, de abominable recordación.

Dr. Abraham Gómez R.

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