lunes, 8 de febrero de 2016
CINCO FRUSTRACIONES BASTAN
CINCO FRUSTRACIONES BASTAN
Miguel Aponte
Un país con un salario mínimo de $9 mensuales y
pobreza creciente, ¿tendrá futuro sin superar radicalmente esta situación? La
respuesta es obvia. ¿No es obligatorio entonces colocar en el primer lugar de
la agenda democrática del siglo XXI la transformación social como objetivo
explícito de la nación? ¿No está Venezuela frente a la oportunidad histórica
de, al fin, no repetir sus propios fracasos?
¿No debemos recusar con claridad aquellas
significaciones imaginarias que han fracasado? ¿No se trata del imaginario
paternalista, autoritario, caudillista, populista y, por tanto, marcadamente
antidemocrático?
No planteamos el asunto en los manoseados términos
liberal o marxista. Tales ideologías, al secuestrar la idea de democracia y
someterla a sus respectivos dogmas, han degradado sus posibilidades.
El primer resultado de este empobrecimiento de
perspectivas es su maniqueísmo compartido: si usted no es marxista, es porque
es liberal y viceversa. Pero, pregúntese, ¿por qué? Si la democracia se inventó
mucho antes que las ideologías, ¿de dónde sacan estas que sin ellas aquella
sería imposible? Volvamos a la reivindicación social.
Se trata de eliminar pobreza y exclusión con libertad,
es decir, en el marco de una sociedad capaz de promover individuos autónomos.
No buscar igualdad eliminando libertad y tampoco libertad justificando
desigualdad. Sin libertad el proyecto humano pierde sentido y con desigualdad
se hace imposible.
En esta tensión el proyecto político por la democracia
ofrece una solución creadora de sentido y de instituciones, como territorio de
posibilidades reales. Así entendemos la reivindicación social.
Ahora bien, como reflexionaba el maestro Maza Zavala
ya en 1980 en una entrevista memorable, ¿cuántos ciclos son necesarios para lograr
la reivindicación social de la ciudadanía?.
La historia del país nos muestra que esta ciudadanía,
el pueblo, hizo siempre lo suyo para cambiar situaciones de pobreza, injusticia
y desigualdad; las mismas veces terminó traicionada por el poder luego instituido,
sus clases dirigentes —políticas y económicas—, sus respectivas burocracias e
intelectuales, enumeremos: la independencia, la guerra federal, el guzmancismo,
la revolución democrática del 58, con sus antecedentes en 1928 y 1936; y la
revolución chavista del 99.
El pueblo siempre estuvo “por encima de los
líderes”. En 2015, venciendo miedo y
trampas, en forma pacífica y decidida, por sexta vez, los ciudadanos salvan la
nación y otra vez el desafío es para la dirigencia.
Veremos si hoy tiene la madurez, coherencia y decencia
requeridas para hacer su parte y cambiar la historia.
Fue Hannah Arendt quien dijo que la libertad es mucho
más importante que el socialismo o el capitalismo. Ojalá tengan esto en cuenta
para que cinco frustraciones basten.
Domingo, 07 de febrero 2016
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