lunes, 2 de octubre de 2017
FASCISMO COMO PSICOSIS
FASCISMO COMO PSICOSIS
Luis Marín
“A la derecha le gusta
decir que esto es comunismo o socialismo, para que cuando la tragedia concluya
comunismos y socialismos queden desacreditados. Este cronista lo definió como
fascismo, porque lo fue en su fase inicial, cuando Chávez y sus militares contaban
para algo”, escribe Rafael Poleo en un artículo reciente.
RP se autodefine como
izquierdista por lo que le es lícito imputarle a los demás lo que ellos hacen
que, como el antifascismo, es un sello distintivo de la izquierda. En efecto,
esta es la imagen perfecta del mundo al revés, pues lo que pretenden es que
“cuando la tragedia concluya comunismos y socialismos (no) queden
desacreditados”.
Un inconveniente para RP
y quienes lo siguen con tanto entusiasmo es que el Partido Socialista Unido de
Venezuela fue fundado por Chávez, no por “la derecha”, siguiendo el modelo del
Partido Socialista Unificado de Alemania (PSUA) como más adecuado a una
situación de ocupación militar soviética, incluyendo partidos de oposición
funcionales.
Su núcleo germinal fue la
Liga Socialista de Jorge Rodríguez padre, otro adeco tardíamente devenido en
izquierdista con fe de converso que, como ocurre en estos casos, suelen ser más
fanáticos que los creyentes originarios.
La presidente de la
llamada Asamblea Constituyente Comunal es su hija Delcy que junto al hermano
homónimo ejercen una vocería estelar en el diálogo y cuanto evento público haga
el buró militar en la sombra que tiene el timón de esta nave, bajo firme tutela
del gran hermano Castro, de quien no puede decirse que sea “fascista” sin
forzar irracionalmente los hechos, aunque no falte quien lo haya hecho.
Un ejemplo es Alan Gross,
trabajador social judío americano quien pasó cinco años como rehén hasta ser
utilizado en la simulación de un canje, durante el proceso de normalización de
Obama, para liberar a tres verdaderos espías condenados en EEUU, define al
régimen diciendo: “Es un sistema fascista, corrupto… ni siquiera se trata de un
sistema”. De no hacerlo así quizás hubiera perdido la simpatía de la comunidad
judía que paradójicamente apoyaba la candidatura de Hilary Clinton.
El profesor Francisco
González Cruz, rector de una universidad del Estado Trujillo, ex candidato de
la MUD, denuncia la fraudulenta convocatoria a “una Asamblea Constituyente claramente
fascista”, lo que ya es significativo aún sin que lo citara Allan Brewer
Carías. Aunque nadie pueda atribuirle a Mussolini Asamblea semejante o ignorar
que “comuna”, usada en Venezuela como eufemismo, es la raíz etimológica de
“comunismo”.
Sus colegas profesores de
Derecho Constitucional de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la
Universidad Central de Venezuela suscribieron un comunicado en que se lee: “3.
La consulta propuesta en el Decreto es fraude constitucional. Su pretensión es
imponer unas bases de convocatoria propias de Regímenes Totalitarios de tipo
fascista”.
A la Universidad Simón
Bolívar el CNU le impone como Vicerrector Académico un oficial sedicente doctor
en Ciencias y Artes Militares egresado de la Universidad Militar Bolivariana
especialista en Defensa Integral en el área de Seguridad de Nación y algunos
miembros de la comunidad denuncian esta “agresión fascista” contra su
Institución.
El laureado poeta Rafael
Cadenas predica en el exterior que “el régimen de Nicolás Maduro sí se parece a
un régimen fascista (…) más que a Marx, sigue a Maquiavelo”. Las acciones de
las FFAA, policías y colectivos son “violencia fascista” y así ad
nauseam; lo que obliga a una reflexión que trate de comprender cómo es esto
posible en personas supuestamente ubicadas en la oposición a la que el régimen
no se cansa de calificar a su vez de “fascistas”.
“Todas las cosas han sido
ya dichas; pero como nadie escucha, es preciso comenzar de nuevo” dice el
epígrafe de RP, citando a André Guide; lo que autoriza a repetir, sin pecar,
lo dicho ya tantas veces.
La oposición es tan
izquierdista como el gobierno, son parte del régimen, comparten los mismos
clichés, lenguaje y enemigos imaginarios: la derecha, el capitalismo, el
liberalismo; dicen defender lo mismo: al pueblo, los más vulnerables,
excluidos, en lugar de los obreros y campesinos de antaño.
En este contexto cultural
el anticomunismo es completamente inaceptable, equivalente a pasarse al
enemigo utilizando el lenguaje de la odiada “derecha” o cuando menos causa una
insoportable incomodidad, sobre todo entre los comunistas genéticos.
Por ejemplo, el jefe de
fracción parlamentaria de la MUD, Stalin González, su secretario general
Chúo Torrealba, el tan mediático Miguel Pizarro, de quien se dice que sus
padres serían comunistas chilenos no en las noticias parlamentarias sino por Al
Jazeera, en un ambiente así no es posible ser anticomunista.
En cambio, los comunistas
del gobierno acusan a los de la oposición de fascista y éstos les retrucan con
lo mismo, creando un ambiente alucinatorio, propio de ciertas psicopatías que
alteran el juicio crítico y la relación con la realidad, produciendo ideas y
construcciones delirantes.
Ahora bien, ¿por qué esto
es importante? Decía el profesor Manuel Rodríguez Mena que el problema de la
oposición es que se la pasa “toreando el toro que no es”. ¿Realmente hay que
identificar al enemigo para poder derrotarlo? Lo cierto es que la confusión no
ayuda y el diversionismo ideológico es una táctica con que los comunistas han
tomado el poder en occidente, encubriendo siempre que lo son hasta que ya no
hay remedio, como en Cuba, Nicaragua, Venezuela, Bolivia, Colombia e intentan
hacerlo en España.
En el mundo real, la
creación de frentes antifascistas fue la política con que Stalin sustituyó al
Komintern, la Tercera Internacional Comunista, cuando decidió eliminarla en
función de la defensa de Rusia, la Gran Patria Socialista, difiriendo la revolución
proletaria en los países capitalistas, entonces aliados contra el EJE.
El EJE fue derrotado;
pero los frentes antifascistas han experimentado una rara mutación que los hace
sobrevivir a las razones por las que fueron creados.
Ahora son el brand
name de la izquierda global, cuando no su delirio.
Luis Marín
01-10-17
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1 comentario:
Totalmente acertado el artículo. Yo he escrito como 100 veces lo mismo. Es lamentable que la oposición persista en esas alucinaciones, como bien lo describe el autor. A tantos años de la caída del muro, y del evidente fracaso del comunismo. Otro síntoma es la identificación y defensa de Allende, como si no fuera exactamente el mismo proyecto chavista con idénticas consecuencias.
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