miércoles, 3 de septiembre de 2008

EDGAR JAIMES / EL CAPITALISMO RETRÓGRADO DE CHÁVEZ


En el artículo anterior presente una reflexión documentada en relación con las premisas básicas que sustentan la posibilidad de establecer un sistema socialista en Venezuela como alternativa de desarrollo socio-económico y ético-cultural diferente al capitalismo. Sin embargo, desde el año 2000 el gobierno de Hugo Chávez ha venido realizando una gestión administrativa, signada por el protagonismo mediático según la cual “Venezuela ahora es de todos los venezolanos” y transita por una senda que conduce a lo que él llama “Socialismo del Siglo XXI”, impulsado por una Revolución Bolivariana. El propósito de este nuevo artículo es el de analizar cuán cierta es esta tendencia.



Según los teóricos la esencia del capitalismo es la acumulación del capital, de la renta, de la riqueza, es decir la maximización y concentración del flujo y masa de dinero en muy pocos manos. Adicionalmente, la distribución de la renta generada por las actividades productivas que generen los mayores excedentes de capital (por ejemplo, el petróleo, la minería y otras industrias básicas), se rigen por los principios y operaciones del mercado, en donde el precio es fijado por la relación entre la oferta y la demanda de los productos.

Frecuentemente, este precio es regulado por carteles internacionales (por ejemplo, la OPEP) que establece y regulan las franjas dentro de las cuales estos precios varían según los acuerdos a los cuales lleguen los integrantes del cartel a consecuencia de la incidencia de algún factor o proceso imprevisto o extraordinario, por ejemplo un evento natural como un huracán o terremoto, o una confrontación bélica que involucre a algún miembro del cartel o una oferta desmedida por otros productores no cartelizados. Venezuela es miembro fundador de la OPEP y actualmente es uno de los más férreos defensores de la banda de precios que está por encima de los 100 $/barril.

Otra de las bases sustentadoras del capitalismo es la creación, dotación y mantenimiento de una fuerza armada de tipo pretoriana que esté acorde con el desarrollo y expansión hacia otros países vecinos del modelo “capitalista petrolero” como es conocido hoy, internacionalmente, el gobierno de Hugo Chávez. Desde esta perspectiva, no existe un ente corporativo más conservador o retrógrado que una organización castrense. Su jerarquía vertical, símbolos, protocolos y disciplina se acercan más a una concepción capitalista conservadora que a una ideología socialista.

En efecto, la racionalidad militar que respalda tal concepción capitalista gira en torno a los términos clave de jerarquía, comando y obediencia. Es por eso que en un país donde no se desarrolle y consolide una democracia socialista, como etapa previa al socialismo, el Estado como un todo evoluciona hacia formas militaristas populares regimentadas por cúpulas “político-militares” las cuales, de forma piramidal, se convierten en reproductoras de los mecanismos autocráticos que sustentan la dominación social, desdibujándose hasta fundirse en milicias populares las cuales extienden en todo el tejido de la sociedad dicha racionalidad, legitimando todo abuso de poder o violación de derechos ciudadanos. Hacia ese escenario nos quiere llevar a juro Chávez.

De acuerdo con lo antes planteado, parece obvio que el régimen chavista está empeñado en reproducir las prácticas de la dominación capitalista en su versión más salvaje como es el Capitalismo de Estado, ocupando el sólo la cúspide de la pirámide del poder. Es pertinente recordar que el CAPITALISMO, como sistema social, político y económico, es el que ha dominado en toda la faz de la tierra desde el momento en el que se inició la apropiación indebida de los medios de producción, con la única finalidad de obtener lucro o beneficio particular a expensas del trabajo o explotación de otros seres humanos. Dicho sistema ha estado representado por sus dos modelos más salvajes: el MERCANTILISTA y el ESTATISTA.

En la “Reforma” propuesta por Chávez, rechazada el 2D-08, se exacerbaban los principios que definen al CAPITALISMO, bajo su forma mixta MERCANTIL-ESTATISTA, cuyo objetivo principal era centralizar y controlar la totalidad del capital, bienes y servicios por parte del gobierno nacional, concentrando todo el poder político, económico y militar en la figura del Presidente de la República.

Esto representaba la esencia de la propuesta de “reforma” rechazada por la sociedad venezolana el 2D-08 y explica la celeridad que se le quiso dar a dicho evento para llevar al pueblo a legitimar electoralmente una nueva estafa política, estafa que el 31/07/08, siete meses después del 02D-07, la concretó Chávez en consonancia con el ejercicio autocrático del poder al imponer las 26 leyes habilitantes en contra de los principios constitucionales establecidos en la Carta Magna.

Vale recordar que el texto constitucional de 1999 define una serie de principios que son la columna vertebral para el desarrollo y consolidación de un sistema socialista, es decir: 1) Soberanía popular como base para el surgimiento de una democracia socialista; 2) Independencia y autodeterminación nacional; 3) Descentralización administrativa y desconcentración del poder político-económico, entre otros.

Al desconocer Chávez estos principios puso de manifiesto su talante totalitario, típico del Capitalismo de Estado, toda vez que ninguna constitución capitalista propugna principios, valores, derechos y garantías propios de un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia, tal como lo establece la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

Luchar contra el Capitalismo Retrógrado y Fascista-Militarista que pretende imponer Hugo Chávez en Venezuela, es defender, reafirmar y aplicar en forma soberana el poder constituyente originario que reside en el pueblo venezolano.
¡¡TODO DENTRO DE LA CONSTITUCIÓN, NADA FUERA DE ELLA!!
jaimes@ula.ve
Dr. Edgar Jaimes, Prof. Titular Jubilado del NURR-ULA

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