lunes, 1 de diciembre de 2014

HISTORIAS FALSAS Y CUENTOS VERDADEROS



HISTORIAS FALSAS Y CUENTOS VERDADEROS
Rómulo Lares Sánchez

Una porción importante de la tragedia venezolana transformada en venecubana estaría sustentada en la digestión e indigestión de la propaganda electorera del régimen y sus oposiciones, de aquellas que sistemáticamente, a excepción de una modesta reacción ante el escándalo de otra pantomima denominada “Parlamentarias 2005” (4DIC2005), cuando la mayoría de las franquicias políticas disfrazadas de oposiciones decidieron, presionadas con furia por el colectivo, retirar sus candidaturas para denunciar el fraude que el 85% del Registro Electoral selló al permanecer en sus casas, cuando registramos adicionalmente el récord histórico de votos nulos de entre los asalariados y beneficiarios directos del presupuesto del Estado obligados a participar.

El 4DIC2005 prevaleció la dignidad del gentilicio venezolano para sostener los dictados del sentido común y representó, con la proclamación de la denominada ridículamente “asamblea roja-rojita”, el mensaje más claro del desconocimiento colectivo de todos los usurpadores y al mismo tiempo la traición cuando fue reconocida por las referidas franquicias, sentenciando la desaparición definitiva del Derecho y del Estado de Venezuela, así como la creación de otro, del crimen organizado, que bautizamos VENECUBA.

Académicos, políticos y controladores del capital y los medios de comunicación conocían perfectamente los detalles que permitían de manera científica concluir con un diagnóstico muy preciso y cierto, pero pocos preservaron su dignidad para no hacerse cómplices del fraude-traición más escandaloso de nuestra historia contemporánea por su continuidad, permanencia y ejecutado a plena luz del día, es decir, de manera pública, notoria y comunicacional así como por la tragedia de sus consecuencias. Pocos lo denunciamos e informamos directamente a las instituciones de la nación, del continente y de Europa, sorteando la férrea censura y la bochornosa autocensura de los medios de comunicación. No pareciera posible que alguna institución nacional en los ámbitos de la comunicación social, académica, gremial, sindical, empresarial, religiosa, militar o política pudiera haber albergado duda alguna a este respecto.

El fundamento práctico de la tragedia venezolana se encuentra en el colaboracionismo, la complicidad y la traición de sus élites para entronizar la ocupación militar y su régimen del crimen organizado transnacional en pleno siglo XXI, cuyo rostro no es otro que más de 230 mil asesinatos a partir de 1999 y 23 mil durante 2013, holocausto de patriotas, héroes escondidos en las estadísticas manipuladas y absurdas como víctimas de la delincuencia común, mientras que el Estado terrorista se asegura que la sangre empape todos los rincones nacionales golpeando con fuerza algunas conciencias y nuestras almas. Sin embargo, percibimos una brisa perfumada de libertad, que pretenden esconder y bloquear ordenando miserablemente más terror a sus mercenarios uniformados de soldados, policías, con togas, sotanas, cámaras y micrófonos, quienes se esfuman por su traición, no sin antes mostrar la maldad, la crueldad y la perversión extrema del Sapiens, ante un mundo “civilizado” que se empeña en negar la realidad.

En esta brisa nos llegan las siempre oportunas palabras del gran hombre de Cuba y de América, no las de ahora, dónde mejor se expresan los tiranos, la traición y las mentiras, sino la subterránea del siglo XIX y la de la prolongación y colonia de la primera, VENECUBA. Un Martí que con asombro no podría hoy sino recordar a Bolívar para gritar: ¡seguimos arando en el mar!

“Porque si en las cosas de mi patria me fuera dado preferir un bien a todos los demás, un bien fundamental que de todos los del país fuera base y principio, y sin el que los demás bienes serían falaces (3) e inseguros, ese sería el bien que yo prefiriera: yo quiero que la ley primera de nuestra república sea el culto de los (VENE) cubanos a la dignidad plena del hombre.

En la mejilla ha de sentir todo hombre verdadero el golpe que reciba cualquier mejilla de hombre: envilece a los pueblos desde la cuna el hábito de recurrir a camarillas personales, fomentadas por un interés notorio o encubierto, para la defensa de las libertades: sáquese a lucir, y a incendiar las almas, y a vibrar como el rayo, a la verdad, y síganla, libres, los hombres honrados.

Levántese por sobre todas las cosas esta tierna consideración, este viril tributo de cada (VENE) cubano a otro. Ni misterios, ni calumnias, ni tesón en desacreditar, ni largas y astutas preparaciones para el día funesto de la ambición.

O la república tiene por base el carácter entero de cada uno de sus hijos, el hábito de trabajar con sus manos y pensar por sí propio, el ejercicio íntegro de sí y el respeto, como de honor de familia, al ejercicio íntegro de los demás; la pasión, en fin, por el decoro (4) del hombre, -o la república no vale una lágrima de nuestras mujeres ni una sola gota de sangre de nuestros bravos.

Para verdades trabajamos, y no para sueños. Para libertar a los (VENE) cubanos trabajamos, y no para acorrararlos. ¡Para ajustar en la paz y en la equidad los intereses y derechos de los habitantes leales de (VENE) Cuba trabajamos, y no para erigir, a la boca del continente, de la república, la mayordomía espantada de Veintimilla, o la hacienda sangrienta de Rosas, o el Paraguay lúgubre de Francia!

¡Mejor caer bajo los excesos del carácter imperfecto de nuestros compatriotas, que valerse del crédito adquirido con las armas de la guerra o las de la palabra que rebajarles el carácter! Este es mi único título a estos cariños, que han venido a tiempo a robustecer mis manos incansables en el servicio de la verdadera libertad. ¡Muérdanmelas los mismos a quienes anhelase yo levantar más, y ¡no miento! amaré la mordida, porque me viene de la furia de mi propia tierra, y porque por ella veré bravo y rebelde a un corazón (VENE) cubano! ¡Unámonos, ante todo en esta fe; juntemos las manos, en prenda de esa decisión, donde todos las vean, y donde no se olvida sin castigo; cerrémosle el paso a la república que no venga preparada por medios dignos del decoro del hombre, para el bien y la prosperidad de todos los (VENE) cubanos!

(3)Engaños. 
(4)Honor, respeto y pureza.

 Nota: las (VENE)s no son de Martí.
Tomado del Discurso pronunciado por José Martí el 26 de noviembre de 1891 en Tampa, Florida, USA. (http://www.jose-marti.org/jose_marti/obras/discursos/1891nov26/1891nov26-03.htm, pág. 3/12)

28NOV2014.


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