viernes, 20 de noviembre de 2009
ABM - LA ‘REBELIÓN’ DE LOS PATRULLEROS
Una vez más se evidencia que el PSUV no es un partido en lo político, ideológico u organizativo. Es más bien una Compañía Anónima, una empresa oficialista que, como en la república anterior, se ocupa de la comercialización de cuotas de poder.
A partir del 27F-89, cuando queda develado el agotamiento del Modelo ‘Punto Fijo’ surgido en 1958, los partidos políticos, junto con el conjunto de instituciones, pasan a ser, como tanto se ha dicho, 'cascarones vacíos'. Todo se reduce al oficio de una burocracia que se convierte en capa que se une a la clase que lo detenta para convertirse en sus ‘fieles y seguros servidores’, y ejercer la comercialización más ambiciosa, cruda y brutal de la política.
En cada momento del proceso social la clase que detenta el poder se sustenta en la ficción de un modelo que le sirve para legalizar una acción que sólo obedece a los intereses de esa minoría. Aquí se ha utilizado la ficción de democracia y libertad para esconder proyectos dictatoriales o supuestamente democráticos que hoy se presentan como bolivarianos, socialistas y revolucionarios.
En tiempos de la llamada cuarta república el poder estuvo ligado al empresariado-burguesía, conectado con las fuerzas financieras, industriales y a las instituciones correspondientes. Pero lejos de fortalecer la ficción de democracia, sus abusos, ineficiencias y corruptelas terminaron por resquebrajar el modelo hasta agotarlo como posibilidad. El 27F-89 es la muestra más palmaria.
Y es precisamente ese espacio-coyuntura el que da cabida al proyecto surgido a comienzos de los 80, o tal vez antes, que pone en manos de una fracción militar golpista la misión de actuar en función de rescatar la estabilidad política que garantizara el cumplimiento con las cuotas fijadas por y para el ‘imperio’. De allí los muchos implicados a nivel de las FAN que permitieron el desarrollo del plan conspirativo.
Por eso hemos mantenido y mantenemos, a nivel de hipótesis, que el padre de la criatura golpista que liquida a Carlos Andrés Pérez para dar paso al interregno Velásquez-Caldera, y luego encabezar un ‘nuevo mando-poder’, es impulsado y sostenido por el ‘imperio’.
Por ello estamos ante una “revolución bolivariana made in USA” . Y eso explica los beneficios neoliberales que ha obtenido a lo largo de una década en adecuado cumplimiento de cuotas de crudo, pago de la deuda, eliminación de la doble tributación y estricto seguimiento de las fórmulas del FMI.
En este punto estamos cuando se proclama el socialismo y la re-independencia nacional lograda de manos del Nuevo Padre de la Patria. Otra independencia para continuar en una sociedad que no ha conocido la ruptura sino la continuidad del mismo movimiento invasor.
Por ello vemos ahora a lo interno de los partidos del vacío, y en particular en el PSUV, la misma infamia política presente a lo largo del ‘tiempo republicano’.
Hoy aquí, los boliburguerianos pugnan por convertirse en la clase fundamental, tomando como epicentro el poder capitalista-renta petrolera. Los grandes jerarcas del PSUV están unidos al centro del poder establecido y apenas luchan por obtener mejores beneficios.
Frente a este desmadre, los patrulleros, la militancia de base, se rebela y marca su abstención en los comicios del 15N, en enfrentamiento a las apetencias burguesas de los supuestos socialistas y revolucionarios que se acuerdan y despedazan en el camino, dispuesto para aplastar al colectivo y convertir a Venezuela cada vez en un mayor ex-país. abm333@gmail.com
El Universal, 20 de noviembre del 2009.
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