Eddie Ramírez
El Universal / 03 de noviembre del 2009
Lista de los colaboracionistas
Cada uno de los inquisidores de la oposición, la mayoría de buena fe, tiene su propia lista de los supuestos colaboracionistas con el régimen. No es nada nuevo, en la historia mundial reciente han existido varios colaboracionistas tristemente famosos. Uno de ellos fue el mariscal Petain, otro fue Quisling. El francés no tenía inicialmente tendencia pro-nazi, pero sí simpatizaba con algunas de sus prácticas como la persecución a los judíos y, gradualmente, se plegó a casi todos los requerimientos alemanes. El noruego sí era desde un principio militante del nazismo.
Al contrario de los mencionados traidores, los llamados colaboracionista criollos no simpatizan con quienes detentan el poder. Su supuesta complicidad tiene otros motivos. Aunque algunos son señalados de recibir dinero, al parecer sólo favorecen las estrategias del régimen para que les dejen ganar unas curules o para esperar a tener opción presidencial; unos pocos colaborarán por aquello de la nostalgia ñángara. Varios articulistas hacen acusaciones, pero ninguno se atreve a citar nombres. Sin embargo, la información se filtra gracias a quienes se escudan en seudónimos. Así, podemos conocer que hay un tal Terrobo que es el principal traidor, merecedor del fusilamiento como Quisling o de la cadena perpetua, como Petain.
Quien es paseante obligado “del puente a la alameda”, en Lima, fue calificado de colaboracionista por haber reconocido apresuradamente unos resultados adversos. Ciertamente cometió un error, pero hay que tomar en cuenta que en sus manos tenía resultados contundentes producto del llamado conteo rápido. El justiciero ha cometido varios errores; el primero fue acudir a votar cuando incluso su partido y el resto de la oposición había decidido abstenerse. Por terco, la oposición perdió una gobernación. Su tesis de que “hay que crear una nueva mayoría” no es tomada en cuenta. Es considerado colaboracionista por jugar al largo plazo, cuando muchos consideran como decía Keynes que “en el largo plazo todos estaremos muertos”.
Hay un tercer connotado colaboracionista, indiciado por sostener que el teniente coronel tiene apoyo popular, que las condiciones para su salida no están dadas y que la vía electoral es la adecuada. No importa que se haya enfrentado al imperio soviético, siempre será considerado por nuestros censores como rojo-rojito. Tampoco importa que sus editoriales denuncien los atropellos y errores del régimen tal cual ocurren. Hasta el fin de sus días será sospechoso. Algo similar ocurre con Santos Yorme, considerado traidor por haber opinado que las guarimbas del 2004 no conducían a nada. Increíble que se tilde de colaboracionista a un luchador como Pompeyo, quien siempre apunta a la unidad.
Durante los regímenes dictatoriales se han señalado injustamente a muchos compatriotas de espías del dictador de turno. Conocemos de innumerables casos de honorables compatriotas que, incluso estando presos o exiliados, fueron tildados de espías o colaboracionista. Unas veces es por envidia o por no compartir sus ideas, otras por esa mentalidad muy nuestra de la desconfianza y, no pocas veces, por informaciones malintencionadas del propio régimen para desacreditar a sus enemigos políticos. Recordemos que los nazis corrieron la bola de que Jean Moulin, el gran héroe de la resistencia francesa, era un colaborador. Lo grave no es que algunos lo digan, sino que muchos terminan creyéndolo. Seamos pues más cautos y no repitamos informaciones que no tienen ninguna base, las que sólo benefician al teniente coronel. Critiquemos con altura, sin inventar acusaciones. No imitemos a la fiscal Torquemada ¡NO MÁS PRISIONEROS POLÍTICOS, NI EXILIADOS!
eddiearamirez@hotmail.com
Roberto Alonso responde a Eddie Ramírez
El "amigo" Eddie Ramírez está meando fuera del perol. En primer lugar, en mi libro menciono con nombres, apellidos, pelos y señales, a esos que él llama "colaboracionistas" y yo, "conchupantes": ¡con pelos y señales!
En cuanto a la toalla que le ha tirado al TRAIDOR (con mayúsculas), Pompeyo Marquez - comunista rancio de vieja data - quiero enmendarlo: no fue que Pompeyo haya dicho que las guarimbas no llevan a nada... algo, por demás, errado. Pompeyo Marquez fue quien, en nombre de la Cooridinadora Democrática, DESMANTELÓ (MATÓ, ASESINÓ) la "Guarimba del año 2004", la cual estuvo a HORAS de derrocar al régimen de Castro en Venezuela: ¡a horas! En esa acción traidora, acaecida el 6 de marzo de 2004, a las 12:34 del mediodía, en la cual Pompeyo hizo un llamado "en cadenas" por la televisión venezolana para que todos los "guarimberos" (cientos de miles a nivel nacional) regresaran a sus hogares porque ya se había alcanzado un "acuerdo" con el régimen para discutir los términos del RR, tuvo los siguientes acompañantes: Julio Borges, Andrés Velasquez y - entre otros menos connotados - al hoy gobernador del Táchira, César Pérez Vivas. Los pormenores de esa traición son narrados en mi libro, "Cómo se Perdió Venezuela".
Se equivoca, también, en cuanto a Manuel Rosales. Desde ANTES que los venezolanos se enteraran que no habría "primarias" (en el 2006, para escoger al "candidato único" de la "oposición"), ya Robert Alonso - quien escribe estas líneas - estaba denunciando que Rosales había sido el escogido (a dedo por el régimen), como "candidato unitario" y que haría lo que, al final hizo: cantar "derrota" antes de que cantara el primer gallo de la madrugada... tal como hizo su "homólogo", Eduardo Montealegre, en Nicaragua, una semana antes. Hay evidencias de mis denuncias. Mis lectores, (más de un millón para la fecha), se cansaron de recibir mis notas, en las cuales ADVERTÍA lo que Rosales y Montealegre terminarían haciendo.
Ojalá que el Sr. Eddie Ramírez (mi "amigo"), pueda leer esta nota.
Vale Roberto Alonso / 04 de noviembre del 2009.
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