viernes, 20 de noviembre de 2009
EDGAR JAIMES - LA REVOLUCIÓN NECESARIA (II)
En la primera parte de esta serie de tres artículos puntualicé seis Ideas-Fuerza para la construcción del Socialismo, entendido como el sistema socio-político-económico-cultural cuya meta permanente es superar y avanzar más allá de la fase depredadora del desarrollo humano. Para que esto tenga lugar es necesario que las personas cambien radicalmente su modo de pensar, es decir no seguir reproduciendo las prácticas de la racionalidad económica dominante desde hace 200 años, muy exitosa en lo técnico-instrumental, pero devastadora en lo eco-social, socio-cultural y socio-político.
Estas Ideas-Fuerza son: 1º) Asumir la naturaleza como una totalidad compleja y resiliente; 2º) Aceptar la Era Industrial como la fase intermedia que dio sustento a la humanidad en los últimos 200 años; 3º) Internalizar el concepto de finitud de los recursos naturales; 4º) Mantener un balance en la relación Consumo-Producción-Reciclaje de materia, energía e información, en función de la vida humana; 5º) Compartir visiones para resolver integralmente el problema de los desechos producidos por la actividad humana y 6º) Establecer relaciones dialógicas para controlar las tensiones socio-político-económicas originadas por la ansiedad e inequidad.
El planteamiento de estas reflexiones no es un simple ejercicio teórico sino que son producto de investigaciones realizadas por muchos investigadores. Sin embargo, dos referencias son pertinentes para sustentar estas Ideas-Fuerza.
La primera es la del historiador Jared Diamond, citado por Senge (2009, Editorial Norma), quien describió la forma como: “…la civilización maya (quinientos años antes de la llegada de los españoles a sus tierras) había prácticamente desaparecido en menos de una generación, aparentemente víctima de un colapso ecológico producido por la insostenible agricultura de tale y quema que los mayas habían practicado durante muchas décadas…”
Recuérdese que la civilización maya, antes de este colapso, había alcanzado un alto nivel de sofisticación en las matemáticas, astronomía y estructura social como ninguna otra en la América Central. Sin embargo, a pesar de ese conocimiento y desarrollo social esta civilización, y muchas otras, desaparecieron por haber destruido su propia base de recursos.
La segunda corresponde a Lester Brown, también citado por Senge, quien narra la actitud ejemplar que asumieron los islandeses hace más de 600 años., totalmente diferente a la asumida por los maya. En efecto, los pastores islandeses observaban que el continuo pisoteo de las ovejas provocaba en sus praderas una excesiva pérdida del suelo superficial, de mayor fertilidad natural, con el agravante que era muy delgado debido a la inclinación de estos terrenos.
Conscientes de esta problemática, los granjeros desarrollaron una visión compartida para resolver esta amenaza y pudieron determinar el número máximo de ovejas por unidad de superficie que debían pastar, sin que las praderas se deterioraran. De esta forma, se asignaron cuotas de ovejas entre ellos mismos, logrando mantener la sustentabilidad del sistema productivo, el cual aún se mantiene. A esto es lo que la ciencia agronómica de hoy denomina Índice de Capacidad de Carga sostenible de un agroecosistema.
De la misma forma como los islandeses fueron conscientes de la amenaza de deterioro de su principal base de recursos (el suelo fértil) por un excesivo pastoreo, la sociedad actual, inmersa en una cada vez más inestable producción industrial, también es consciente de las consecuencias de seguir quemando combustibles fósiles y su posterior acumulación en la atmósfera como dióxido de carbono (CO2), una de las causas principales del efecto invernadero y del cambio climático global.
No obstante, a diferencia de los islandeses, “la sociedad del conocimiento actual”, movida por la Racionalidad Económica dominante, no ha sido capaz de restringir las emisiones de los “gases de invernadero”. Según Senge, las verdaderas amenazas de colapso que tiene la civilización actual “…tiene más que ver con negarlo que con aceptarlo…ya que se vive como en una BURBUJA”. Pero esta burbuja está próxima a estallar. ¿Acaso tendremos un destino similar a la civilización maya? ¿Por qué no hacer lo de los islandeses?
Dr. Edgar Jaimes (*)
(*) Profesor Titular Jubilado del NURR-ULA, Trujillo.
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