viernes, 3 de abril de 2009
ABM -¡DETENGAMOS LA MORTANDAD!
A LOS CIEN AÑOS DEL NACIMIENTO DE "EL UNIVERSAL"
El llamado a detener la mortandad ha marchado paralelo a un acontecer que ha tenido en el crimen una desgraciada constante. Y los cien años de este diario se convierten en una oportunidad para continuar una reflexión que sobre el tema iniciamos en el libro titulado: El combate de Amadís en El Universal y frente al país. Caracas. Cátedra ‘Pío Tamayo’, UCV, 2008.
Toma la palabra en este caso Luis Teófilo Núñez para producir un testimonio que deja un registro indispensable para la historia del periódico, que nuestro entrevistado consideró como su propia vida, y para la revisión del proceso de esta sociedad en el siglo pasado y en el actual, tomado por lo que muchos consideran como el designio de la destrucción inevitable.
En este siglo, que va desde la violencia que personifica Juan Vicente Gómez a la que hoy comanda el golpista-presidente, nos encontramos con importantes llamados a hacer las cosas de una manera diferente. Uno de ellos corresponde al fundador de El Universal, Andrés Mata, quien dictó las pautas que aspiraba sirvieran de guía de su empresa: poner la libertad de expresión al servicio de los ‘intereses comunes’, al servicio de la colectividad.
Una propuesta que se esgrime en el momento en el cual el país atraviesa por una situación de incertidumbre e inestabilidad. Recién se había producido el golpe de Estado que llevó a Gómez a la presidencia. De modo que hablar de libertades liberales es algo que no parece tener mayor asidero pero si muchos enemigos en estos tiempos inscritos en el presagio de la muerte.
Sin embargo, no ha faltado quien considere que el régimen permitía algunas libertades controladas que le garantizaran legitimación. Pero a lo largo del testimonio de LTN queda establecido que la línea anticomunista y de derecha, como el mismo la califica, no pactó con ningún gobierno. Simplemente se dedicó a ejercer la crítica en cada momento en el marco de la constitución y las leyes.
En ocasiones esta labor se torna dura y delicada. Y hubo situaciones de alta tensión con Gómez o Pérez Jiménez, con Betancourt o Caldera. Pero el medio siguió cumpliendo su papel de guía hacia la democracia liberal.
Su tribuna manifiesta permanentemente su preocupación por los temas centrales que afectan a esta sociedad. Y lo hace en medio de una pauta que, al menos en teoría, está regida por la moderación y el equilibrio, que muchos leen como puerta abierta al diálogo, la negociación y el entendimiento.
De allí que proceda preguntar por dos aspectos esenciales: si se tiene verdadera capacidad y decisión para actuar en función de los cambios que tiene planteada la sociedad y si en todo momento y circunstancia ha cumplido y cumple con la misión que se impuso –y que reclama el equilibrio- de darle posibilidad de expresión a todas las corrientes de pensamiento e intereses.
En los últimos tiempos la pelea ha sido difícil. Desde 1970 la tribuna de los editoriales la ocupa Amadís. Es la palabra de Luis Teófilo Núñez, con los señalamientos de los males que corroen y de las formas de enfrentarlos. Los textos se convierten en lecciones, en acuciosas advertencias.
Los Amadises, como llama el entonces director a estos textos, en recuerdo del caballero y peleador de Gaula, son el registro de un tiempo junto con el inventario de sus fallas y deficiencias.
Un material que hoy tiene plena vigencia, no sólo por lo que significó una crítica abierta y permanente a la actuación de los partidos políticos, a los gobiernos y a sus planes y proyectos incumplidos, sino como ejercicio de un periodismo que se quería poner por encima de toda militancia.
En ese sentido, los Amadises no sólo se presentaban como una crítica sino como medio para propuestas concretas, respuestas y advertencias, muchas de las cuales se cumplieron a cabalidad.
Veamos un ejemplo. Al poco tiempo de la masacre del 27F-89 Amadís señala: ...“Este estado de descomposición social, moral y económica, está provocando un enfrentamiento de clases que no existía. Que existió mucho tiempo atrás y nos condujo a la Guerra Federal y fue también la causa de los largos años de dictaduras sufridas en el país.”
Y agrega: “Si los venezolanos llegásemos a perder la fe en la justicia, en los derechos que nos otorgan las leyes y la Constitución de la República, el caos social sería de una magnitud inmensurable y las consecuencias inimaginables. Lamentablemente estamos muy cerca de ello.” Estas son palabras del 13/06/89 y tienen plena vigencia en el cuadro político que vivimos.
Y el 09/11/89 escribe LTN: “Todos sabemos y padecemos la grave crisis económica que vive el país, la enorme pérdida del poder adquisitivo del bolívar ante la tremenda inflación, lo que ha ocasionado un desequilibrio insoportable entre los ingresos y los egresos de los venezolanos.” (p.543). Hoy no hay que cambiar ni una letra.
Y el 31/12/89 escribe: “Finaliza hoy el año más difícil que haya vivido el país en las últimas décadas. Llevamos dos advertencias: los sucesos del 27F y la abstención del 70% en las elecciones del 03 de diciembre. Evitemos una tercera que sería la vencida. Cambiemos de rumbo. No sigamos destruyendo la fe del pueblo en su dirigencia política, fomentando el divisionismo, el descrédito de las personalidades políticas e independientes, de los partidos y los enfrentamientos entre las clases sociales.” (547)
Y sobre la situación económica dice: “una guerra contra el empresariado, contra los ricos, acabaría con todo el sistema y provocaría desempleo y fuga de capitales. Allí es donde se ha pelado el comunismo. Y en todas partes ha fracasado. Los que no somos comunistas creemos que la solución es al revés: no es que hay que acabar con los ricos, sino que hay que acabar con la pobreza.” (p.54)
Pero LTN está convencido de que estamos en presencia de una dictadura que está dispuesta a mantener sus tesis populistas. Por ello sostiene: “No podemos engañarnos. Este no es un movimiento aislado. Chávez encabeza un proyecto internacional inscrito en el Foro de Sao Paulo desde 1995”.
Y avanza en su precisión: “No es un movimiento aislado con un dictadorcito lo que tenemos. ¡No! En eso no podemos equivocarnos y creer que con un puñado de votos hacemos el mandado. Fue diferente el caso de Perón que era un dictador pero limitado a su Argentina y sin apoyo internacional. Así mismo, Pinochet que fue dictador constreñido a Chile. Nosotros en cambio estamos inmersos en un movimiento comunista internacional.” (p.111).
Y ante este cuadro LTN llega a la conclusión de que Chávez para mantenerse tendrá que acudir a la represión y la única salida que quedará será la guerra civil (p.122). Pero una mortandad, agregamos, que estamos obligados a impedir.
Y es en este punto en el que debemos detenernos, para hacer un llamado a la no violencia, sin perder de vista la difícil situación planteada con un régimen que no se detiene en una acción desenfrenada para imponer un tal socialismo con comunas apoyado supuestamente por Rusia, China, Japón, Irán, el Alba y parte de MERCOSUR con base a una intervención de la renta petrolera.
Porque mantener que la contraposición mundial hoy es entre socialismo real y capitalismo es algo que toca el absurdo. Desde la caída del muro, y con él, la ilusión de un mundo bipolar, en el cual avanzaría una nueva sociedad, lo que la historia nos señala es un avance gigantesco en la concentración de riquezas y el padecimiento de las mayorías.
Lo existente hoy, aunque se escude detrás de todas las propuestas ideológicas de aparente ‘nuevo cuño’, no es más que la pugna salvaje por el reparto de un planeta, en el cual, lo único accesorio, sustituible y extinguible es el hombre. Y en ese marco hay que ver el tal resurgimiento del socialismo y todas las otras formas de autoritarismo-totalitarismo que esgrimen como consigna el enfrentamiento al imperio yanqui.
En esa pugna los contrarios se asemejan en sus métodos, trampas, promesas fraudulentas y en su balance de padecimientos, miserias y muertes.
Por ello, quienes pensamos en términos de una verdadera democracia estamos obligado a convocar a la creación de una gigantesca organización del colectivo, con la fuerza social necesaria para enfrentar la revolución a lo VENECUBA que se adelanta.
Una ‘revolución pacífica’ pero supremamente armada. Inevitable borrar la mortandad de una guerra civil. Y a buen seguro que Amadís desde su Gaula se alegrará! abm333@gmail.com / http://historiactual.blogspot.com
El Universal, 03 de abril del 2009.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario