miércoles, 7 de abril de 2010

EDGAR JAIMES - EL SIGNO DE LOS MENSAJES EN LA COMUNICACIÓN SOCIAL



Vuelven a la palestra pública dos viejos problemas. Por una parte, están las telenovelas en las que se exaltan actitudes reñidas con valores humanos como la ética, la equidad, la justicia, la solidaridad y la corresponsabilidad. Por otro lado, están las denuncias de abusos sexuales contra menores de edad por parte de algunos miembros de la iglesia católica.

El objetivo de este artículo es destacar los roles contrapuestos que tienen los medios de comunicación respecto a los mensajes que transmiten sus programas e informaciones, aclarando que no pretendo establecer vinculaciones de causa y efecto entre los vicios que se difunden a través de las telenovelas y los abusos de pederastia denunciados por la prensa internacional.

Ciertamente, telenovelas como "La virgen de los sicarios"; "Sin tetas no hay paraíso"; "El cartel de los sapos"; "Las muñecas de la mafia", entre otras; no tienen como propósito mostrar la realidad social, económica, educativa y cultural del entorno latinoamericano. Por el contrario, estos “enlatados televisivos” sirven para enriquecer a unos pocos, deteriorar la dignidad y reputación de muchos y degradar la cohesión social. Esta es la cara negativa de un medio de comunicación.

En cuanto a la información de los abusos de pederastia, los medios de comunicación cumplen un papel muy importante al informar a la ciudadanía sobre un problema complejo que amerita un tratamiento ponderado entre las partes involucradas: la iglesia, la sociedad y el Estado. En ese sentido, ya hubo un pronunciamiento público por parte de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), fijando posición al respecto.

Sin embargo, llama la atención que en el aparte Nº 2 de dicho pronunciamiento, (http://www.cev.org.ve/noticias_det.php?id=3690) se manifieste una simple preocupación de parte de la CEV, afirmando que se ciernen serias amenazas sobre la fe y la religión católica: “…por el creciente secularismo, los embates de la superstición, de la nueva era y del santerismo; por los escándalos de algunos ministros de la Iglesia, divulgados por la prensa internacional y por el creciente espíritu antirreligioso difundido por la corriente atea marxista.” A partir de esta declaración se derivan tres observaciones críticas, a saber:

1º) La pederastia y el maltrato infantil son delitos penados por las leyes venezolanas; en consecuencia no pueden ser investigados como si fuesen problemas exclusivos de la iglesia, es decir al margen de la ciudadanía, la feligresía católica o por encima de la justicia prevalente en los países donde se cometen tales delitos.

2º) Con todo el respeto que me merecen la feligresía y los sacerdotes católicos, la mayoría de los cuales no se involucran en estos abusos al honor y dignidad humana, es inaceptable que las máximas autoridades eclesiásticas traten de justificar como amenazas a la fe católica “el secularismo…la superstición…el santerismo…el ateísmo…”, si desde hace muchos años está establecido en nuestra Carta Magna el derecho a la libertad de culto y religión.

3º) En todo caso las amenazas al catolicismo hay que buscarlas en causas muy específicas del sistema religioso y no en generalizaciones externas a la fe católica, en la que militan cientos de millones de personas en todo el mundo.


Edgar Jaimes (*)
(*) Profesor Titular Jubilado del NURR-ULA, Trujillo, Venezuela. jaimes@ula.ve


PD: Informo al pueblo trujillano que a partir del próximo artículo comenzaré a presentar las propuestas de mi Plan de Gestión Parlamentaria, iniciando con los aspectos SOCIO-ECONÓMICOS.

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