domingo, 15 de agosto de 2010

JUAN CARLOS SOSA AZPÚRUA - ¿VOTARÉ EL 26 DE SEPTIEMBRE?

Intentaré ser breve, pero los fundamentos no lo son, por lo que me extenderé un poco:

El 26 de septiembre se llevarán a cabo unas elecciones dentro de un país que no tiene separación de poderes públicos (problema que es notorio) porque los mismos están todos secuestrados por una persona que usurpa la presidencia de la República, la usurpa por haber perdido la legitimidad de origen en el referéndum de 2004 (más votos dijeron “revocar” que el número de los votos que le llevaron a la presidencia en el 98—y ese era el único presupuesto establecido en la ley para revocarlo); y la legitimidad de ejercicio por sus prácticas reiteradas violatorias de los principios más sagrados de la constitución nacional y de la Declaración de los DD del Hombre y del Ciudadano, que es ley nacional y humana.


En Venezuela están cometiéndose los peores crímenes que pueden perpetrarse en el planeta tierra: "Crímenes de Lesa Humanidad"; estos crímenes los vengo denunciando desde hace 08 años, y en concreto he intentado acciones judiciales ante:

1) El Tribunal Supremo de Justicia (Año 2002);

2) La Corte Interamericana de DDHH (2002);

3) La Audiencia Nacional de España (2003) y

4) La Corte Penal Internacional en la Haya (2004).

En las demandas expuse con pruebas determinantes que el régimen de Hugo Chávez viene ejecutando acciones sistemáticas para exterminar (física y/o moral y psicológicamente) a un grupo de la sociedad venezolana por razones de índole política y socioeconómica. (Si les interesa, hay un libro editado por Libros de El Nacional - biblioteca Minerva- llamado "Crímenes de Lesa Humanidad, un enfoque venezolano", del cual soy coautor y donde expongo los fundamentos jurídicos de las demandas intentadas); así mismo se expone claramente el cómo este régimen es parte de las FARC y no solamente ha sido financiado por la misma, sino que desde hace años le viene sirviendo de instrumento de blanqueo de fondos y otorgamiento de vastas zonas de Venezuela para el asentamiento de las tropas terroristas, que hoy en día llevan a cabo sicariato, secuestros, atentados y asesinatos a los venezolanos.

Paralelamente, se ha perfeccionado un sistema que viene acelerando la implementación del comunismo al estilo soviético, donde la libertad del individuo no vale nada, donde no habrá propiedad privada de ninguna naturaleza, no se podrá viajar tampoco (a menos que tengas cuentas en el exterior - esto ya es así) y donde aquel que no esté dispuesto a someterse a los dictados del “comandante”, tendrá que emigrar de Venezuela o morir de hambre.

Adicionalmente, son públicos y notorios los fraudes sistemáticos cometidos en todos los procesos comiciales habidos desde 2004, y donde la "derrota" del régimen de 2007 solamente sirvió para legitimar a un árbitro que no vale nada; autoridades muy distinguidas han demostrado fuera de todo margen de duda todos los tipos de fraude que comete el CNE (entre otros: Hay más de 5 millones de votos virtuales) y la imposibilidad de probarlos, ya que la tecnología permite que no se deje rastro del mismo una vez cometido (y esto sin contar que todo el aparato económico del Estado está volcado a financiar sin mesura a los candidatos y partidos del régimen. (Y todo esto con el agravante de la lista inmensa de presos políticos hoy pudriéndose en las cárceles sin que exista justificación válida de ninguna naturaleza para que estén presos)

Aunado a lo descrito, las asociaciones del régimen con países forajidos y terroristas: Cuba, Irán, Bielorusia, etc.…han comprometido seriamente la soberanía nacional, entregando intereses que son vitales para nuestra supervivencia como nación independiente y reconocida por la comunidad internacional.

Los cubanos han penetrado la médula del país y se han venido conformando células, paralelas al Estado, que solamente responden a Cuba, y que hoy controlan un porcentaje importante de todos los organismos del Estado y del armamento bélico que se encuentra en nuestro territorio. Y por si fuera poco, los escándalos de corrupción que han explotado (PDVAL; Maletín, Bonos de PDVSA, etc.) son apenas la punta de un Iceberg que tiene kilómetros de profundidad en el océano de la corrupción y la incompetencia.

Ante semejante panorama, considero que la única salida que tenemos consiste en la aplicación activa de los artículos 333 y 350 de la CN, que son no solamente un derecho, sino que constituyen un deber ciudadano imperativo. ¿Cómo hacerlo?

Toda la sociedad venezolana debe unirse y exigir su implementación hasta que se produzca la defenestración de un régimen terrorista y corrupto que hoy nos destruye. Esto debe hacerse perfilando un gobierno de transición que lleve a cabo el saneamiento institucional y prepare al país para unas elecciones limpias dentro de un territorio seguro y apoyado por la comunidad internacional.

Las razones por las cuales lo anterior no se ha hecho se fundamentan en una dinámica perversa, donde un grupo político y mediático, con poca aceptación en las encuestas realizadas, ha monopolizado la opinión pública, creando una matriz de opinión que esconde la realidad, plantea un país inexistente y propone instrumentos de combate totalmente ineficaces e inoportunos, y que lo único que logran es prolongar el calvario (haciéndolo cada día más difícil de combatir y revertir) y legitimar a un régimen que ha perdido toda legitimidad.

En este estado de cosas, considero que es irresponsable plantearle al país unos comicios parlamentarios que no se llevarán a cabo limpiamente y que no harán nada por resolver los problemas que tenemos y que son imperativos de resolver en el corto plazo, por encima de cualquier otro interés; no hay nada que pueda ser más prioritario .

Es una inmensa irresponsabilidad crear la imagen de un país democrático, con poderes públicos legítimos, que la gente es inducida a reconocer y aceptar, y que transmiten señales internacionales que son totalmente perjudiciales para Venezuela y sus legítimos intereses soberanos y democráticos.

Sabiendo todo lo que se sabe ya, sin margen de duda, habiendo palpado de primera mano y con pruebas la existencia de todo un aparato paralelo al Estado que persigue la destrucción de la libertad en Venezuela, me considero en el deber (como deberían considerarse todos los venezolanos de buena voluntad) de transmitir estas cosas, y de hacer llamados de conciencia a mis hermanos venezolanos.

Solamente aceptando la realidad tal como es, podremos implementar las salidas necesarias para resolver el problema que tenemos entre manos y que afecta nuestras vidas y destinos en forma determinante.

Concurrir a este proceso de septiembre es hacerse cómplice de intereses subalternos que nos perjudican de manera criminal. Estoy conciente de que mucha gente buena y honesta son candidatos y buscan hacer el bien; pero ante la realidad que tenemos no me queda otra opción que pensar que se trata de personas que no han comprendido todavía la profundidad y complejidad del problema que tenemos; personas que parecen no entender hasta que punto la persona que ocupa la presidencia debe ser imperativamente sacado del poder en un tiempo perentorio; no comprenden la naturaleza del comunismo y de las alianzas que ha hecho el régimen con fuerzas viles y peligrosas para la civilización del planeta.

Ante lo que enfrentamos, unos comicios parlamentarios son absolutamente inoportunos, innecesarios, estériles y gravemente perjudiciales para atacar el problema por donde corresponde. Adicionalmente, como agravante de todo esto, ya sabemos que no existe ley, que las autoridades electas no son reconocidas en la práctica (se les quita funciones, se les roba el presupuesto, se les asfixia), y que en el supuesto negado de tener representación en la AN, ésta simplemente no tendrá ninguna capacidad de lograr cambio alguno…y digo en el supuesto negado, porque tal y como arbitrariamente se han distribuido los circuitos electorales, pretender obtener una mayoría en la Asamblea es un verdadero reto a la imaginación.

Otro elemento que me causa profunda indignación es el hecho de que ninguno de los partidos y/o candidatos de la “oposición” actuaron cuando debieron hacerlo para sanear un padrón electoral que se sabe está completamente viciado; no actuaron para evitar que el CNE cambiara los circuitos electorales específicamente para favorecer a los candidatos del régimen; no actuaron para exigir la no utilización de unas máquinas comprobadamente bidireccionales y vulnerables a fraudes electrónicos conocidos; no actuaron para exigirle al CNE la publicación de los verdaderos resultados electorales de los comicios parlamentarios de 2005 y del referéndum consultivo de 2007; no actuaron cuando no se dejó entrar a los miembros del CNE neutrales y a los observadores internacionales en la sala de conteo de votos de las elecciones de 2006; no actuaron cuando el CNE ha impedido la presencia de observadores electorales neutrales para los comicios pautados para este año; no actuaron cuando el Alcalde Metropolitano le fue arrebatado su cargo; no actuaron en decenas de situaciones que ameritaban un pronunciamiento y unas acciones que no podían dejarse pasar, que había que confrontar y solventar para no permitir el fraude o el delito que se estaba cometiendo.

Además, es una dirigencia que no ha sabido enfrentar todos los escándalos que se han hecho más que evidentes y no pueden seguirse obviando o tapando; asuntos vitales para nuestra sobrevivencia como sociedad libre y decente: las confiscaciones, los presos políticos, las relaciones con las FARC – Cuba – Irán ,etc.; el caso del Maletín; PUDREVAL, y un largo etcétera de realidades que la dirigencia política “opositora” ha tratado como asuntos subalternos, como cosas que pueden dejarse para después; han tratado todos estos asuntos como si fueran simples rocas que les están colocando en su recorrido electoral.

Y resulta que esa dirigencia, esas mismas personas, una vez en la Asamblea, en el caso hipotético de que fueran electos y tuvieran voz y voto, ¿de repente se transformarán en todo aquello que durante estos largos 11 años jamás han sido?; esas mismas personas que no han sabido confrontar todos los problemas que tenemos y que nos devoran, ¿resulta que como parlamentarios serán nuestros voceros y lograrán frenar los delitos del régimen? Estas preguntas se responden solas.

Lamentablemente, la gente ha caído en un trance, en el muy humano deseo de tener paz y que las cosas se resuelvan sin traumas, la gente ha decidido seguir corriendo la arruga, han transformado al 26 de septiembre en una fecha de salvación nacional, desean ver a los candidatos como paladines justicieros que como parlamentarios se transformarán en superhéroes que regresarán la decencia y las buenas costumbres a Venezuela y frenarán los avances del comunismo. Pero todas esos deseos y pretensiones no son otra cosa que ilusiones, espejismos fantasiosos que no soportan un análisis serio.

En mi caso particular, me resulta imposible seguir esta tendencia que ha marcado la matriz de opinión predominante; me resulta incoherente, incongruente e infinitamente irresponsable seguir postergando la única solución que tiene el problema; y que consiste en asumirlo de frente con todas las implicaciones, complejidades y consecuencias del caso.

Quizás porque no he descansado un solo día en la lucha frontal a este régimen, me siento con la autoridad moral de plantear estas cosas que sé que la gente no quiere oír, y que la “dirigencia opositora” desprecia y anula. Pero el hecho de ser minoría en este huracán de opiniones públicas con respecto al tema electoral, no significa que uno esté equivocado; sé, con fundamento, que no lo estoy.

Así que como podrán deducir, mi respuesta a la pregunta es que no acudiré a los comicios del 26 de septiembre. En el estado de salud que se encuentra Venezuela, me parece que seguir en esa dirección es equivalente a inyectarle más veneno a la sangre de una nación que está muy cerca de la muerte.

Atentamente,

Juan Carlos Sosa Azpúrua
Domingo, 15 de agosto del 2010.

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