lunes, 27 de junio de 2016

EL 24 DE JUNIO DEL 2016 TRIUNFÓ LA CIVILIDAD




EL 24 DE JUNIO DEL 2016
TRIUNFÓ LA CIVILIDAD
Editorial de Analítica del
24 de junio del 2016

En la época moderna, es decir después de la revolución francesa que acabó con la legitimidad monárquica, la legitimidad de un gobierno reposa en la voluntad popular que se expresa mediante elecciones universales y directas.

La mayoría de los que pueden ser considerados como regímenes democráticos se basan en criterios similares es decir, el carácter representativo de los elegidos que se suponen expresan adecuadamente la voluntad popular.

En el siglo XX surgen movimientos políticos contrarios a los principios fundamentales de la democracia representativa que fueron elaborados por la revolución americana y acuñados luego por la francesa. Esos movimientos, profundamente anti democráticos, tuvieron su expresión en dos ideologías aparentemente excluyentes pero que en el fondo conducentes a una misma forma de gobierno, dictatorial, desconocedor del principio de la división de poderes del Estado, centralizado en la figura de un líder que en  poco tiempo se convertía en un monarca civil y que daba al traste con el lema de la revolución francesa, libertad, igualdad y fraternidad.

Nuestra América latina sigue siendo terreno fértil para la siembra de este tipo de gobiernos aunque ya sin darle demasiada importancia a la presunta ideología que los justifique. Solo se busca imponer una especie de democracia totalitaria, valga la redundancia, en el que se consagra un jefe por los votos y luego este se mantiene infinitamente en el poder mediante múltiples elecciones amañadas o no absorbiendo en su persona el mando único de todos los poderes del Estado.

El problema surge cuando la voluntad popular pretende expresar su rechazo a ese monarca republicano y cree que puede utilizar el mismo mecanismo con el que lo eligió para revocarle un mandato, que ya no es la expresión del deseo mayoritario del pueblo. Allí es cuando se da cuenta de que la democracia es solo la máscara con la que se disimuló la verdadera naturaleza totalitaria del régimen.

Eso no es un caso de ficción política es la realidad de lo que hoy está ocurriendo en Venezuela cuando un gobierno con legitimidad de origen pierde su legitimidad de ejercicio al violar sistemáticamente las normas constitucionales que justifican su permanencia y se niega, mediando ardides de toda naturaleza, a medirse electoralmente en un referéndum revocatorio que es una disposición basilar de la novel Constitución que el propio régimen en el poder impuso en 1999.

Enviado por Emilio Figueredo

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