miércoles, 15 de junio de 2016
IDEOLOGÍAS VERSUS DEMOCRACIA
IDEOLOGÍAS VERSUS DEMOCRACIA
MIGUEL APONTE
Tanto el liberalismo como el marxismo nacen a partir
de la modernidad, periodo de la historia -ahora en decadencia- en que fue casi
imposible no creer ciegamente en las posibilidades de la ciencia, el
determinismo y el centralismo económico, imposible no creer en la idea -ahora
ingenua- del progreso garantizado y la expansión ilimitada del dominio de lo
racional sobre la economía, la política y todos los aspectos de la vida social.
Imposible no creer que la razón abarcaba todo y que esto sería bueno para
siempre.
Como quiera que ambas ideologías se sembraron en este
mismo terreno dedujeron que su misión tenía que ser encontrar la razón
subyacente -especie de Ley Social- que estaría funcionando en la sociedad
humana, del mismo modo que se creía haber hallado leyes naturales inapelables, como
la Ley de la Gravedad, por ejemplo; olvidando que, incluso en estas, todo está
sometido a premisas que no son obligatorias y que cuando no se dan la ley no se
verifica.
Las consecuencias de este encuadre positivista han
sido muy perjudiciales, porque desde entonces se pretendió algo imposible: que
la economía determina la democracia y algo aún peor, que esta y la política se
someten ellas también al imperio de la razón y nada más.
Sin embargo, la historia de los problemas humanos más
importantes niega de plano estas pretensiones: la economía no está determinada
ni determina nada, es ella misma campo de libertad y creación y aunque podamos
razonar allí muchas veces en términos de medios y fines, lo más importante, por
qué y para qué se hace lo que se hace, está siempre más allá del cálculo. Si
no, la innovación sería imposible.
Por eso, de la libertad depende todo y resultará
imposible someterla sin que deje de ser libertad; el estancamiento al que nos
someten las ideologías se superará cuando la sociedad redescubra que es
precisamente gracias a que el determinismo es imposible, que se hace posible
llevar adelante el único proyecto social verdaderamente humano: la democracia.
Miguel Aponte
12 de junio del 2016
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