miércoles, 6 de octubre de 2010
EDGAR JAIMES - NECESIDAD DE UN PLAN SOCIO-POLÍTICO NACIONAL
Quiero compartir con ustedes una reflexión político-militar recientemente realizada por Joaquín Villalobos (JV), ex líder del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) y estratega del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), cuya visión y lucidez condujo al fin de la guerra en El Salvador.
En efecto, JV en su artículo titulado “Venezuela, la guerra que viene”, publicado el 28-09-2010, en el Diario El País, España (http://www.elpais.com/articulo/internacional/Venezuela/), destacó que la aparente lucha de clases estimulada por el gobierno “Chavezista” lo que ha propiciado es la impunidad y la tolerancia a los delincuentes, originando el crecimiento de la violencia; de allí que: “…pobreza con inseguridad… es el peor de los infiernos para los más pobres, y a ese infierno los está condenando Chávez.” Además, recalcó con mucha claridad que: “…el caos institucional transformó a Venezuela en la principal vía para el tráfico de drogas hacia EE UU y Europa, lo cual ha facilitado que miles de armas estén en manos de civiles, estimulando el surgimiento de múltiples grupos armados (paramilitares) de izquierda que operan en barrios urbanos y zonas rurales;… lo cual ha hecho perder soberanía y poder al Estado venezolano.
A partir de esta realidad es de esperar en el corto plazo el debilitamiento de las instituciones policiales y de las Fuerzas Armadas (FA), principalmente en lo que atañe al control de la seguridad interna. Además, Chávez ve al ejército y a otros componentes de las FA como potenciales enemigos. De allí la justificación de armar a las milicias, tal como lo propuso en su más reciente “Aló Presidente”, cuyo objetivo principal sería el de combatir al Ejército, en caso de un golpe de Estado, o el de enfrentar un levantamiento popular.
Según Villalobos, el desenlace de esta compleja situación político-militar en Venezuela sería mediante: “…el desarrollo de un conflicto interno que enfrente a un Estado debilitado, y con multiplicidad de poderes armados informales, que terminarán convertidos en crimen organizado…(abriendo) la posibilidad a un nuevo tipo de (confrontación) en el que se mezclarían (delincuentes) con militares, policías y rebeldes corrompidos.”
Concluye JV acotando que: “… El Gobierno de Chávez, por estar jugando a luchar contra el imperialismo y la oligarquía, le abrió las puertas al crimen organizado. Dejar asentarse a las FARC y otros grupos armados en territorio venezolano equivale a (dormir con el enemigo) porque éstos… terminarán convertidos en bandidos. Chávez es pasajero y en el corto o mediano plazo saldrá del Gobierno. El Estado venezolano tendrá entonces que reconstruir sus instituciones… y restablecer la seguridad interna…” a un costo social y político muy grande porque tendrá que enfrentar al malandraje político armado que hoy están creciendo y “…es previsible que muchos militares, policías y civiles venezolanos mueran en esa guerra que se viene.”
Difícil la realidad que se prefigura en el corto plazo para los venezolanos. No obstante, una solución es viable y consiste en la preparación y puesta en marcha de un Plan Socio-Político Nacional (PS-PN) efectivo y eficaz para contingencias de este tipo, sustentado en los principios constitucionales y en los criterios que definen la gobernabilidad democrática, cuyos factores básicos serían, entre otros, los siguientes:
1) Construir un Frente Amplio Democrático (FAD) como expresión del poder popular representado en la AN por los diputados de la MUD recién electos.
2) Realizar en lo inmediato una rápida consulta a la ciudadanía en torno a las Ideas-Fuerza que debe contener dicho plan, siendo imprescindible para ello el involucramiento de las organizaciones vecinales, religiosas, medios de comunicación, ONG, universidades, gremios de profesionales, de trabajadores, de empresarios y de estudiantes, alcaldes, gobernadores y los diputados electos.
3) Tender puentes comunicacionales con algunos sectores e individualidades del oficialismo y del bloque mayoritario del abstencionismo, mejor conocidos como NI-NI, para alcanzar acuerdos mínimos en función de la gobernabilidad del país. Para ese cometido es primordial utilizar un discurso claro, lúcido e incluyente que facilite esa comunicación.
4) Rechazar con firmeza cualquier acto legislativo que pretenda realizar la actual AN en contra de la voluntad ciudadana, v.gr. designar los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), aprobar leyes orgánicas, reformar la Constitución o habilitar al Presidente para que legisle a su libre albedrío.
No hay tiempo que perder, porque el destino democrático de Venezuela está severamente amenazado.
Edgar Jaimes (*)
(*) Profesor Titular Jubilado del NURR-ULA, Trujillo, Venezuela.
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