martes, 5 de octubre de 2010

JUANA RODRÍGUEZ - MÁS DEL BOTÁNICO DESASTRE



Ojalá fuera distinto y tuviéramos personas verdaderamente competentes a cargo de nuestro Jardín Botánico y de los espacios verdes de nuestra Ciudad Universitaria. Personas en verdad competentes, diligentes y conscientes de lo que significan estas áreas como fuentes interminables de vida.

Ojalá y no siguiéramos siendo testigos, una y otra vez, del interminable tronche y destrucción de estos espacios con el apoyo de las autoridades universitarias.

Los tan cacareados trabajos de la laguna principal, una vergüenza en relación a lo que supuestamente pretendían, dejaron adicionalmente a la ya varias veces citada pérdida vegetal, otro hecho del que me acabo de enterar.

El vaciado previo de la laguna con el empleo de una gruesa manguera, significó también la salida de los peces y tortugas que ahí se encontraban a un drenaje local y de ahí a nuestro Guaire.

El resto lo podemos imaginar. No hubo previsión ni se tomaron las medidas indispensables para conservar estas formas de vida. ¿Para qué, para unas tortugas y peces?



Los criterios de “conservación” utilizados son tan asombrosos, que por mi parte no me atrevería a dejar bajo el cuidado de los señores de la Junta Directiva del Jardín Botánico, ni una semilla para su germinación. Lo más probable es que se presente un nuevo fracaso y de seguidas la respectiva justificación. Solo Dios sabe lo que tendremos que oír esta vez.

Recientemente, terminaron de desaparecer el árbol de Noni. Morinda citrifolia, originario del sudeste asiático, “sagrado”, “milagroso”, conteniendo más de 100 principios naturales entre vitaminas, minerales, aminoácidos y alcaloides, de gran beneficio para la salud humana.

Ya no está donde se encontraba, y después de un historial de denuncias por podas innecesarias a favor de intereses particulares, con intenciones de ir más allá a no ser por la intervención del propio personal que cuida y mantiene este jardín, quien, vale decir, debería estar reemplazando a los “expertos” responsables de estas atrocidades, simplemente, se lo tragó la tierra. ¿Por qué se le taló?


Con estos criterios de peritos con poco apego por la preservación, pronto tendremos un jardín cada vez más disminuido. Ah, eso sí, con uno o más cafetines. Porque hasta ahora vemos más empeño y dedicación por este proyecto que por la conservación del JB.

Los invito por lo menos a ser sinceros y borrar de su página web su promoción de trabajar en función de “la educación ambiental, la conservación y protección de la biodiversidad, protección y albergue de plantas nativas o exóticas y raras o en peligro de extinción”. De este modo se actuaría de acuerdo a lo que se pregona.

No hay duda que para muchos en nuestra sociedad, la vida, más allá de la propia, es poca cosa.

Prof Juana Rodríguez I.
Facultad de Medicina
Escuela de Enfermería



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