lunes, 2 de marzo de 2015
HUMOR Y PODER
HUMOR Y PODER
ANGEL RAFAEL LOMBARDI BOSCAN
El hombre sufre tan
terriblemente
en el mundo que se ha
visto
obligado a inventar la
risa
Nietzsche.
Nunca
olvidaré cuando Carlos Andrés Pérez, uno de los denostados de la IV República,
tuvo la osadía de ir al encuentro de su propia parodia sentándose en la primera
fila de un teatro capitalino para ver cara a cara, y reírse de sí mismo, a
Cayito Aponte, su más fiel y acertado imitador en los programas televisivos,
sobretodo, en la Radio Rochela.
Eran
otros tiempos. Eran los tiempos de una democracia joven e imperfecta, pero
democracia al fin y al cabo. Porque permitía la crítica y la existencia de una
oposición, muchas veces un tanto desordenada e irresponsable, pero cuyos
excesos ante el poder de turno eran permitidos por el marco legal vigente
amparados por la Constitución del año 1961.
Los
actores de la Radio Rochela, y hasta el mismo Joselo, podían burlarse de los
hombres en las alturas del Poder sin que les zurraran o les amenazaran de una u
otra forma. Por cierto, un converso Joselo, dejó de hacerlo cuando le tocó
padecer una indecorosa decadencia. Sobre la Radio Rochela y la interpelación
que hacían todos los lunes a los problemas del país desde un humor sabio e
inteligente, ya sabemos lo que le ocurrió luego del cierre de RCTV en el año
2007.
Hablar
de respeto a los artistas y humoristas, que por naturaleza son disidentes y
contestatarios, es una de las bazas de la democracia auténtica. Hoy, en
Venezuela, el poder persigue al humor porque le incomoda y le desnuda en sus
prácticas autoritarias.
A
la caricaturista Rayma Suprani la despidieron de El Universal por una
caricatura que hacía alusión a nuestro deteriorado sistema de salud pública. A
Roberto Weil se le acusó en su momento de haber instigado el asesinato del
diputado Serra a través de una viñeta que envió en septiembre aunque fue
publicada en octubre, cuatro días después, del suceso. Ni siquiera los
caricaturistas extranjeros se salvan: tal es el caso de Vladdo, quién publica
en la revista Semana de Colombia y cuyo dibujo sobre un escudo nacional
maltrecho molestó mucho a Maduro.
El
expediente más reciente, montado por un régimen que acumula 291 presos
políticos en 17 años, fue dirigido contra Laureano Márquez y Emilio Lovera. La
obra “Laureamor y Emidilio”, un show dedicado al amor que cumple diez años en
las tablas, y que se iba a realizar en algunos teatros del interior del país,
fue clausurada por: “operativo de revisión de deberes formales”. Lo “extraño”
del asunto es que el Seniat sólo aplicó la estrambótica medida en los teatros
que presentaban el cartel de la obra. A Lovera no le quedó más remedio que
decir por el twitter: “La única inteligencia del poder es reconocer la fuerza
del humor. Aquí estamos”.
La
risa no sólo es terapéutica, sino transgresora. Cuando el poder es serio en
exceso y arrincona a sus humoristas podemos medir la calidad de las libertades
que dice amparar. Y en nuestro medio, ya hay muy poco disimulo en tolerar a una
risa que decide retar las desviaciones de un poder que censura, persigue y
aplasta. La risa liberadora, el humor inteligente y la poetización de la vida
mantienen su vigencia en una Venezuela ávida de respeto absoluto a sus
libertades consagradas en la Constitución vigente.
ANGEL RAFAEL LOMBARDI
BOSCAN
DIRECTOR DEL CENTRO DE
ESTUDIOS
HISTORICOS DE LUZ
02 de marzo del 2015
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