domingo, 3 de abril de 2016
LIDERAZGOS FALLIDOS
Renè Magritte
LIDERAZGOS
FALLIDOS
Miguel
Aponte
Si la democracia se queda solo en la “representación” y nada
más, la antipolítica y la frustración serán siempre cuestión de tiempo y la
pregunta importante, que curiosamente nadie hace, es ¿por qué? El ciudadano
termina delegando los asuntos comunes en esos representantes y conformándose
con lo que aquellos hagan.
El destino de este conformismo será la desaparición de la figura
del ciudadano como agente creador del espacio público. Ahora bien, el problema
es que en esto la regla sí que es universal: sin ciudadano no hay espacio público
y sin espacio público no hay ciudadano -pues se crean juntos a sí mismos- y,
sin estos, no habrá “gobierno de la polis”, “gobierno del pueblo”: democracia.
Le podemos dar todas las vueltas que queramos al asunto y
justificarlo diciendo que es preferible a la dictadura o que la participación
es difícil -argumentos a la vez obvios e insuficientes- pero la verdad es que
si el ciudadano no construye la ley, no dice cómo la quiere y no chequea su
cumplimiento, si no puede despedir a su clase política y sancionar a quien
infrinja la ley, eso no es democracia.
Todo esto, sin que deje de
haber forma, formularios o formalidad democrática: instalaciones,
establecimientos y procedimientos: elecciones e ilusión de poderes e
independencia de esos poderes, incluso. Fue esto lo que aprovechó aquel
golpista fracasado -Hugo Chávez- gracias a los consejos de falsos
“políticos” resentidos y a un “liderazgo” heterogéneo que se anotó igualmente
en la traición a la democracia -empresarios, medios, sindicatos, militares, opinadores
y paladines de la antipolítica- incluyendo a los más importantes empresarios y
“grandes políticos”, que movidos por una mezcla de viejos egos y despecho
pusieron sus mezquindad por encima de la perspectiva del país.
El resultado lo estamos viviendo desde hace casi diez y ocho
años: destrucción total del país y sus instituciones.
Esta es la historia corta que
hay que reflexionar y superar: la historia de unos liderazgos fallidos;
reflexión indispensable para no caer en la superficialidad de sacudirle el
problema al “pueblo que votó por Chávez” y otras respuestas fáciles y falsas.
Reflexión absolutamente importante, primero, porque afectará a nuestros hijos y
nietos, al futuro; y, segundo, porque es la única manera de aprender de la dura
experiencia y orientar un pensamiento realmente nuevo y que no repita los
mismos errores.
Todo comienza por anular todo tipo de reelección indefinida y
porque la clase política se atreva a construir y proponer una visión integral
del país, aunque sea difícil y precisamente porque es difícil pues, ¿a quién si
no a los políticos va a tocar esa tarea? Ese será el nuevo liderazgo que nada
tiene que ver con la edad, sino con una nueva actitud y otra apuesta de país.
Miguel Aponte
03 de abril 2016
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