sábado, 16 de abril de 2016

QUÉ SUCEDERÍA SI…?



QUÉ SUCEDERÍA SI…?
Miguel Aponte


El país habló con firmeza diciéndole NO a la oferta chavista o, mejor dicho, a sus desechos. El pueblo es sabio a su modo. ¿Qué oferta era esa? ¿Cuál es su valor actualizado, como propuesta filosófica, política, ética y económica? ¿O es que no hace falta llenar unos requisitos mínimos para salir a transformar un país entero? ¿Qué fue esa cosa que llamaron pomposamente “socialismo del siglo XXI”? ¿Es verdad que alguna vez fue algo distinto a la vergüenza actual: puro discurso corrupto? ¿Cómo es que esa mezcla informe y bastarda que es el chavismo “calzó” los puntos para ser abrazada como una “esperanza” de la izquierda latinoamericana y europea?

¿Qué dirá el PCV, Syriza, Podemos y tantos otros “políticos” e “intelectuales” que nos hablaron del futuro rosa de Venezuela bajo Chávez, su reelección indefinida y más? ¿El destino de aquel Paraíso era el Infierno y nadie hablará para que eso que se llama aprendizaje se dé? ¿Nadie se sorprende allí de la incoherencia y el vulgar irrespeto por la experiencia y la historia? ¿Se equivocó alguien? ¿Es que sólo saben cobrar?

Lo que entendemos, intentando rescatar viejas teorías y antiguas discusiones, es que toda aquella reflexión acerca del valor, la distinción entre riqueza y capital, buen vivir, producción, productividad y distribución, fueron sustituidas por el vil populismo, criterios de reparto insostenible, insolente y anacrónico, sin enlace con ninguna de las tradiciones teóricas que supuestamente sustentarían el modelo. Ideológicamente hablando, todo el SSXXI es un argumento de valor nulo: cero, una nada teórica.

Que un “modelo” así -sin filosofía, sin teoría política y, obviamente, sin la más mínima idea de economía- necesariamente tuviera que fracasar era obligatorio; y, sin embargo, que no se escape a las fuerzas democráticas la variable que lo hizo posible por casi 18 años: el ingreso petrolero. La economía no determina, pero apuntala, condiciona.

Si desechamos -por inservible, por insostenible- toda la supuesta “teoría” socialista del siglo XXI, lo que queda es lo que se hizo: más de lo mismo que antes se hizo mal, pero empeorado, llevado hasta sus últimas consecuencias: pragmatismo, populismo, caudillismo, militarismo, ausencia de proyecto nacional, mediocridad y vulgaridad.

Esta verdad como una montaña pesa tanto sobre la izquierda como sobre la derecha venezolana y pone de bulto lo que debería todo mundo reconocer: que ninguna tiene propuesta o que, en la práctica, ambas tienen la misma: administrar el petróleo para dominar al país, es todo. Entonces, pregunte usted al liderazgo democrático, ¿qué sucedería si, de repente, la renta petrolera hiciera posible, nuevamente, financiar el proyecto autoritario chavista por veinte años más? ¿Qué estamos haciendo para evitarlo y no repetir?


Miguel Aponte
10 de abril 2016

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