lunes, 16 de noviembre de 2015
SISTEMA POLÍTICO VENEZOLANO
La Asamblea Nacional después de las elecciones
parlamentarias del 2010
SISTEMA POLÍTICO VENEZOLANO
Luis Marín
La oposición solamente obtendrá sesenta
y cuatro (64) escaños en la Asamblea Nacional y si este pronóstico lo hace
Jorge Rodríguez probablemente será lo que terminará ocurriendo, que por algo es
el único caso en el mundo de un presidente del Poder Electoral que asciende a
jefe de campaña vitalicio del gobierno.
La brevísima controversia generada por
sus declaraciones y que apenas ha involucrado a los directamente señalados
merece mayor atención, sobre todo por lo ilustrativa que es del modus
operandi del régimen y su contraparte de la oposición oficial, que
ignoró olímpicamente el asunto.
Dice JR: “Ya han aparecido en algunos
medios que son profundamente antichavistas, manipuladores, mentirosos de la
realidad venezolana (sic), pero incluso esos medios, incluso un fundador de
SUMATE, sino pregúntenle a él, llamado Guillermo Salas, que tiene una supuesta
empresa encuestadora, llamada ESDATA, dice que por los vientos que soplan la
oposición solamente obtendría 64 de los 167 escaños, eso no lo estoy diciendo
yo, eso salió publicado en el Nuevo Herald y hoy lo repican como siempre La
Patilla, otros periódicos, el diario El Tiempo de Anzoátegui”, (bis).
Al oír esto puede pensarse que o bien JR
está escandalosamente desinformado, es contradictorio y cínico, ya no le
importa la forma ni el tamaño de la mentira o todas las anteriores; pero eso
desviaría la atención a cuestiones adjetivas como que SUMATE no tiene nada que
ver con Guillermo Salas, que éste no tiene empresa encuestadora alguna, que
ESDATA es una ONG, no una empresa y menos encuestadora, ni que ninguno ha dicho
nada de lo que les atribuye agregando “esto no lo digo yo”, cuando es evidente
que él es el único que lo está diciendo, basándose en quienes define
previamente como mentirosos y manipuladores.
Lo sustantivo de la declaración es que
ésta puede ser la oferta máxima del gobierno para la oposición oficial,
solamente 64 escaños y lo más desalentador es que aun si les dieran menos, lo
tomarían igual y casi con agradecimiento, siempre que estuviera asegurada la
presencia de sus líderes principales, porque “no hay otra alternativa”.
Y esta es el núcleo del nuevo sistema
político venezolano, la creación de un mundo sin alternativas, donde no existen
opciones, nada que elegir, sino aceptar aquello que disponga el poder. Esto es
tan cierto en la economía con la eliminación del mercado a favor de un sistema
de asignación de raciones arbitrarias; como en política, con la eliminación del
sistema de elecciones a favor de un mecanismo de designación autoritaria de
cargos no representativos.
De hecho, se hace énfasis en que ésta ya
no es una democracia representativa sino “participativa y protagónica”, de
manera que se exalta la “participación” de diversos sectores como indígenas,
mujeres, jóvenes, que son nombrados, no electos. Es mucho menos claro qué pueda
significar lo de protagónico, pero debe tener algo que ver con el teatro en que
han convertido a la política.
Gobierno y oposición parecen estar
también de acuerdo en que la única opción a esta opera bufa es la violencia, de
manera que ambos se presentan como alternativas de paz; pero hay algo
tramposo e incluso delictivo en este planteamiento que no por casualidad se
asemeja a la alternativa que plantea el asaltante que grita: “¡La bolsa o la
vida!”
O se consiente a las pretensiones
socialistas o habrá violencia; pero esta opción ya es en sí terriblemente
violenta. El baile de máscaras solo puede mantenerse bajo amenazas.
Con razón Juan Pablo II resumió la
salida en tres palabras: “No tengáis miedo”.
EL FANTASMA DE LA
ABSTENCIÓN
En un sistema electoral inescrutable da
casi lo mismo que se vote o no, porque al fin y al cabo el CNE administrará la
abstención de la misma manera que los votos, pudiendo llevarla a límites que
considere satisfactorios, como ya lo ha hecho en el pasado en que la redujo a
conveniencia aproximadamente a un tercio del electorado.
En algunos centros electorales, los más
remotos y dudosos, la abstención se redujo increíblemente a cero lo que resulta
imposible porque, independientemente de toda preferencia o intención, hay un
cierto porcentaje de abstención “natural”, simplemente hay quien no vota por
muy diversas razones no necesariamente políticas como enfermar o morirse antes
de llegar a la mesa, por ejemplo. En algunos de estos centros el chavismo sacó
el 100% de los votos, lo que tampoco luce muy normal.
Por otra parte, aunque votara solo la
mitad o un tercio del electorado no ya el número, ni siquiera la distribución
de los cargos se alteraría si hubiera un sistema de elecciones auténticas,
porque es un principio estadístico que la parte siempre se comportará
representativamente igual que el todo.
De manera que uno de los misterios más
interesantes de desentrañar en el nuevo sistema político venezolano es el
porqué de la lucha a brazo partido de la oposición oficial contra el espectro
de la abstención a la que considera, con mucho más que al gobierno, como su
peor y más despreciable enemigo. Incluso ESDATA se defiende de lo que nadie la
está acusando al declarar que “jamás ha promovido la abstención”.
Es un hecho cierto e incontrovertible
que siempre, tras cada una de sus clamorosas derrotas frente al chavismo, la
oposición ha salido a celebrar su victoria sobre la abstención como lo más
importante, lo que hace sospechar sobre cuál es su verdadero rol en las, así
llamadas, “elecciones”: su enemigo no es el gobierno sino la abstención.
El papel de la oposición es promover la
participación del electorado, demostrar su capacidad de movilización política y
sobre todo su dominio sobre la opinión pública, de manera de darle realidad al
mito de que el país se divide en dos, gobierno y oposición oficial y, por ende,
que nadie más existe.
La oposición lidera sin liderazgo,
obliga a votar por quienes nadie votaría consciente y voluntariamente con el
argumento espurio de que si no se favorece al gobierno.
El mundo feliz del totalitarismo
socialista y bolivariano percibe a la abstención como la Nada que amenaza con
devorar su fantasía de unidad perfecta.
Quizás ese sea el único punto en que
tengan razón, la abstención es incompatible con su ficción de armonía.
FALACIAS COTIDIANAS
La lucha contra la abstención se ha
convertido en una lucha política y como tal no está exenta de mentiras, la más
frecuente es que ésta sólo favorece al gobierno con lo cual se da por sentado
que sólo afecta al voto potencialmente opositor, una afirmación carente por
completo de fundamento, al menos desde el punto de vista estadístico.
Más flagrante es la mentira de que “el
gobierno promueve la abstención”, sin que pueda mostrarse ni una sola
propaganda oficial con ese contenido, es más, todo lo contrario, sería
diametralmente opuesta a la abrumadora propaganda oficial del CNE promoviendo
al sistema electoral venezolano como el mejor del mundo.
Es algo patético tropezar con la oferta
de Tibisay Lucena de ayudar a mejorar al sistema electoral norteamericano, para
hacerlo tan transparente y confiable como el de aquí; pero en una segunda
lectura revela esa manía comunista cubana de estar todo el tiempo
contrapunteando con los EEUU, como si todo lo que pasa aquí encontrara una
justificación en algo que pasa allá.
Otra mentira toma la forma de reto: si
no es electoral, ¿qué propones tú? ¿Cuál es tu opción? En el entendido de que
cualquier respuesta tiene que ser inconstitucional, ilegal o conducir a la
temida y proscrita violencia; cuando bastaría decir la verdad y que cada quien asumiera
su responsabilidad correspondiente, en lugar de engañar a la gente con
espejitos, como que van a ganar la Asamblea y luego el CNE va a revocar a
Maduro.
Si en Venezuela los jueces fueran
jueces, los militares militares, los políticos políticos, los ciudadanos
ciudadanos y así respectivamente, nada de esto estaría pasando; pero el hecho
es que nadie está en su sitio y es inevitable un giro radical, que si no
nace desde adentro nos será impuesto desde afuera, como suele ocurrir en la
historia.
Y aquí surge la última pero no menos
importante mentira, que bien podríamos bautizar como “la falacia de Luis
Vicente”, pero que últimamente han asumido intelectuales y hacedores de opinión
opositores: ¿Con qué lideres, con qué militares? O vulgarmente: ¿Dónde están
tus cañones, tus tanques?
Esta es una variante poco original de la
falacia socialista de la realidad que se construye a sí misma: si medio
despunta un líder, lo encarcelan o mandan al exilio; si se sospecha de un
militar que como que no está muy de acuerdo, lo largan para su casa, sin mando
ni cargo; si la gente sale a protestar, la masacran y así sucesivamente, luego
preguntan con la arrogancia de Luis Vicente: ¿Con qué culo se sienta la
cucaracha?
La falacia es ingeniosa y sugestiva, de
hecho, hay quien dice que en Cuba no hay líder capaz de suceder a Fidel Castro,
quizás como tampoco lo había en Irak para suceder a Saddam, en Libia para
Gadafi, ni para Al-Asad en Siria y así por el estilo, incluyendo sus partidos y
fuerzas armadas.
Los socialistas se fabrican una realidad
a la medida y luego la usan como argumento. Por ejemplo, el panegirista de
Castro Ignacio Ramonet, primero se empeña en ignorar los innumerables
alzamientos que han sido sofocados a sangre y fuego en la isla, los millares de
fusilamientos, los millones de cubanos aventados al exilio; acto seguido, toma
esto como premisa para decir que en Cuba nadie se opone al régimen y ésta es la
fuente de su legitimidad. ¡No hacen falta elecciones!
La MUD se trae una supuesta delegación
del Parlamento Europeo y lo primero que hace al llegar el español Ramón
Jáuregui, del Partido Socialista Obrero Español, es decir que cree que en este
país “no hay fraude electoral pero el oficialismo tiene muchas más ventajas que
la oposición”.
¿Y para decir esa pendejada cruzó el
Océano Atlántico? Trajeron a un loro que repite la cartilla de la oposición
igualito que los otros repiten la cartilla del gobierno; pero en este punto se
entiende la enorme responsabilidad que tiene la Internacional Socialista en la
tragedia de este país, en particular su sección española.
Visto en perspectiva: si España se está
desmembrando, ya destruyeron Grecia y antes a Yugoslavia y Serbia, hoy vemos
como se pierde la República francesa en manos del socialista Francois Hollande
y pare de contar: ¿Qué puede esperarse de los socialistas?
La IS se propone destruir al mundo
libre de un modo deliberado y consciente, porque pretende construir una “Nueva
Sociedad”. El resultado será siempre el mismo: no habrá tal nueva sociedad como
nunca ha existido el hombre nuevo y lo que dejarán como resultado será la pura
destrucción.
Es imposible predecir cuánto tiempo y
esfuerzo tomará hacer surgir la consciencia de que el socialismo no es la
solución sino el problema.
Luis Marín
15 de noviembre del 2015
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