martes, 10 de noviembre de 2015
UCV: #NoALaIntervención
UCV: #NoALaIntervención
Miguel Aponte
Desde Caracas.- La Universidad de
Caracas se creó en 1721. Cuente y verá que es anterior a la República. El
carácter autonómico que le dio el propio Simón Bolívar cuando, en 1827, diseñó
sus nuevos estatutos como “Universidad Central de Venezuela”, no pudo ser mejor
pensado. La universidad es institución de instituciones, y es más,
precisamente, porque expresa el propio espíritu de la nación venezolana a
partir de un valor central: la autonomía. Examinemos su conexión con la
democracia, ambas instituciones amenazadas por el régimen chavista, no por
casualidad.
Entendemos la
democracia como el régimen de la reflexión colectiva y libre. ¿Qué otra cosa
puede ser? Hay que reconocer que requiere hombres y mujeres con ciertas
“cualidades”. Así pues necesita sujetos reflexivos, deliberativos y libres.
Luce obvio. Sin
embargo, tales facultades son realmente el resultado muy complejo y difícil de
una “educación democrática”.
No cometamos el error
de creer que son espontáneas o naturales o que la economía las garantiza. No es
así, sino que devienen de un esfuerzo individual y colectivo intenso y
continuo.
Pues bien, toda esta
composición de sentido se hace imposible sin una educación autónoma. ¿Por qué?
Porque los seres humanos también pueden ser rebaño de ovejas –es el sueño de
todo dictador, ¿no?– y la diferencia está en la educación, ese proceso que en
momentos de peligro, como hoy en Venezuela, hay que reivindicar.
Ahora bien, ¿cómo se
produce una educación democrática? Respuesta corta: con instituciones
democráticas, atmósferas donde se amplíe al máximo la participación de la gente
en los asuntos de todos.
Esas instituciones no
son solamente sus universidades autónomas, claro, pero en ellas reside de
origen el magma de significaciones imaginarias que impregnan a toda la nación y
sus actos instituyentes; ella misma, forjando valores intergeneracionales,
promueve la democracia y consolida la vida política de la comunidad política
libre.
Miremos su actuación
en el s. XX venezolano. No sólo en 1928 y 1958, sino antes y después, la
Universidad y su comunidad autónoma han asumido su papel histórico. No es
diferente hoy.
El régimen sabe que
para dominar la sociedad hay que controlar la educación; por eso es enemigo de
la autonomía universitaria y con ese fin incluso inventó establecimientos
paralelos que “cree” someter a su discurso.
Se equivoca. Su
ignorancia y soberbia se alían día a día para que fracase también allí, porque
la autonomía es un elemento ineliminable del conocimiento: comienza por
reclamarse para uso científico pero es inevitable que se amplíe hasta la
política y el proyecto de autonomía social.
Ahí está la
Universidad Central de Venezuela, desde 1721, y sus hermanas autónomas, para
recordárselos; a estos y, cuando haga falta, a quienes vendrán después.
Domingo, 08 de noviembre del 2015.
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