lunes, 25 de agosto de 2008

EDUARDO CARDOZO - UNA PROVOCACIÓN MÁS

LEY ORGANICA DE REORDENAMIENTO DEL MERCADO INTERNO DE LOS COMBUSTIBLES LÍQUIDOS


Continuando con la batalla de implantación del comunismo en Venezuela a trocha y mocha, la Asamblea Nacional, poder “legislativo” adscrito al Gobierno del teniente coronel Chávez Frías, en acto de servilismo puro, en representación de su papel tragicómico de títere, e ignorando que es una asamblea espúrea y que no representa al pueblo venezolano, ha tomado el texto que le ha sido impuesto para tratar de darle visos de legalidad a esa ley el próximo miércoles 27 de agosto de 2008 sin consulta previa alguna con el pueblo ni con las empresas afectadas. Pretendiendo agregar con ello “combustibles líquidos” a la situación explosiva en que vive el país.

Bajo el pretexto de “Reordenamiento del Mercado Interno”, pretende liquidar a los propietarios de expendios de gasolina y de las empresas de transporte de combustibles y productos líquidos derivados del petróleo, como son los que transporten gasolinas fuel oil y productos para las lavanderías, expendedores de kerosen, y otros; y poner bajo la tutela de PDVSA y su ejercito de talibanes armados, el manejo del suministro de todos los combustibles líquidos al país.



Como quiera que no se acompaña al texto en referencia con una exposición de motivos, la acción de la Asamblea Nacional se presta a especulaciones. Pareciera indicar que existe un “aparente caos” en el mercado interno que amerita la intervención enérgica del ejecutivo. O podría ser más bien una recomendación de la Sala Situacional del G2 cubano en Miraflores, que sus sabuesos están oliendo y palpando el rechazo unánime del pueblo a las acciones de llevar a Venezuela a convertirse en otra Cuba, y las eventuales salidas que pudiese tomar todo un pueblo que observa como cada día se le acorrala cerrándosele la libertad.

Le aconsejan se tomen medidas inmediatas dado lo importante y estratégico que es manejar el combustible que mueve al transporte público y privado de personas, materiales y equipos en el país. O pensando maliciosamente, como nos lo ha enseñado el pichón de dictador, causar reacción violenta en el pueblo que le permita decretar un estado de emergencia y perpetuarse en el poder como es su verdadero deseo.

Es oportuno recordar la película “Los perros de paja” de Sam Peckinpah de1970, sobre la violencia como condicionador del comportamiento humano. En ella Dustin Hoffman, un ciudadano pacífico, aparentemente incapaz de matar una mosca, por huirle a la violencia y no ser enviado a combatir en Vietnam, se va con su esposa a una villa escocesa, y se ve acorralado en una situación no provocada ni alentada por él, pero en la que siente peligrar su vida, y arremete con tal furia contra sus atacantes, que deja atónitos a los espectadores.

La película deja planteada plantea dos interrogantes: ¿Es justificable el uso de la violencia en determinado momento?; ¿El hombre sometido a una constante persecución tiene legitimidad para defenderse agresivamente?.

Así se encuentra el pueblo venezolano. A punto de estallar y descargar con inusitada furia todas las emociones “por ahora” reprimidas, por ser un pueblo educado en democracia y creyente del papel que están obligados a desempeñar los poderes públicos en la preservación de la misma, pero que cada vez más se convence como en el nombre de esa democracia un teniente coronel, inepto, engreído, sin escrúpulos, lo avasalla, lo veja, lo degrada, lo pisotea, sin que surja ninguna protesta por los guardianes de los derechos del pueblo y más bien arremete con todos los artilugios y artimañas legales a quienes acuden a esos poderes a solicitarles el cumplimiento de sus deberes.

Todavía esta fresca en la memoria del pueblo el triste y sangriento episodio del “Caracazo”. La chispa que lo desató fue una acción si se quiere banal, el alza de pasajes desde Guarenas a Caracas.

Una recomendación al teniente coronel. No desencadene una situación que usted ni nadie podrá detener sin represión. No le añada combustible al pueblo enardecido o aténgase a las consecuencias. Los crímenes de lesa humanidad no prescriben.


Eduardo Cardozo

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